Son ya nueve años los que Iker Franco lleva dedicándose a su verdadera vocación, el maravilloso mundo de la fotografía. Se siente un privilegiado por poder disfrutar de su trabajo que es todo un lujo para él y por eso sigue trabajando con la misma ilusión e intensidad que cuando comenzó su andadura.
Le encantan las fotos naturales, sin poses artificiales ni nada parecido. Pasar desapercibido totalmente para poder captar esos momentos íntimos y fugaces: Una mirada, un gesto... Eso hace que cada boda sea diferente, con multitud de detalles que la hacen única.
Le gusta usar la luz natural como principal protagonista de las fotos. Usar esa luz, moldearla, crear con ella imágenes únicas e imperecederas. Todo ello, haciendo fotos elegantes y naturales.