La Tejera de Fausto ubicada en la cabecera del valle del río Cega, al pie de la Sierra de Guadarrama ha sido recientemente rehabilitada para ofrecer a los novios un espacio moderno, confortable y apacible en el que celebrar su boda.
Entre sus actuales instalaciones la finca cuenta con nueve habitaciones, algunas con su propia chimenea, jardines exteriores y un restaurante construido con piedra, ladrillo visto, madera y baldosas de barro.
El salón posee una capacidad de hasta 120 comensales; su decoración rustica pero elegante, aporta gran calidez a la estancia.
Si preferís una celebración al aire libre, cuentan con una carpa ubicada en el jardín con unas maravillosas vistas del entorno y con capacidad para 250 comensales. En ellos también podréis celebrar el enlace civil.
Su gastronomía ofrece platos tradicionales castellanos que se fusionan con una cocina creativa de alta calidad.
El paisaje, la luz, la sensación de paz y la tranquilidad quedaran grabadas en la memoria de vuestros invitados para siempre.
Además, si vuestra boda cuenta con más de 100 invitados, el La Tejera de Fausto os ofrecen total exclusividad en ese día, para que disfrutéis de vuestra boda con total intimidad.
Quería celebrar una boda familiar, con familia y amigos cercanos, en un ambiente campestre y relajado. Cuando empecé a buscar, todo me parecía muy enfocado a bodas grandes, que no encajaba en lo que queríamos.
Conocí la Tejera de Fausto por internet y de casualidad, pero me convenció casi al instante; especialmente lo bien que hablaba todo el mundo que había celebrado allí su boda, y lo pendiente que parecía estar el propietario, Vicente, de facilitar a los novios todo lo relacionado con la organización de la boda, y los preparativos.
Nos casamos allí en agosto de 2014 y puedo decir que todo lo bueno que se dice de la Tejera de Fausto es cierto. Fue estupendo, ¡una boda fantástica! Vicente nos ayudó en todo lo que necesitamos y a adaptar la boda a nuestro gusto y necesidades.
El entorno de la Tejera de Fausto es espectacular, precioso, campestre, tranquilo, en medio de la naturaleza. El personal amabilísimo, empezando por Vicente que estuvo pendiente durante toda la boda de que todo fuese bien. La comida, sencilla pero riquísima, todo el mundo salió encantado y hubo mucha gente que nos dijo que la comida había estado fenomenal.
En fin, todo salió muy bien. ¡Lo recomiendo sin dudarlo para cualquier celebración! Nosotros volveremos seguro