Molino La Nava es un antiguo molino aceitero del siglo XVIII que fue cuidadosamente restaurado para ofrecer la exquisitez de un alojamiento rural de máxima calidad. Ideal para celebrar una boda con encanto en Montoro, Córdoba. También está preparado para celebrar congresos, reuniones de empresas y todo tipo de eventos.
En cuanto a sus instalaciones, en el exterior podrán disfrutar de un gran patio, un baño en la piscina o sencillamente pasear por los alrededores. En la planta baja hay un amplio salón con chimenea, una sala de lectura y otra para la televisión.
Destaca por su cocina de mercado, mediterránea y creativa, mezclando a la perfección tradición, innovación y sofisticación.
Desde el primer momento que vi el Molino la Nava me pareció el sitio idóneo para celebrar mi boda, es precioso, tras probar su comida me convenció aún más, por lo que decidimos celebrarla allí.
Tras varios correos, llamadas, visitas al lugar, siempre recibiendo un trato agradable, para organizar la boda, llego el gran día, día del que esperas tener un buen recuerdo, y lo tengo, pero gracias a mi gente, a la gente que me acompañó.
La copa de espera genial, hubo bastante comida y buena, pero cuando esta terminó aquí empezó el caos.
En lo referente a la organización de las mesas había gente sentada en mesas que no les correspondía y sillas vacías de gente que se había confirmado que no asistirían a la boda.
En lo referente a la estética del lugar, como ya he dicho antes precioso, muy bien decorado, las mesas alargadas y redondas no rompieron la estética, pero si la rompieron los camareros /as en tejanos y zapatillas de deporte.
En lo referente al menú no correspondía con lo contratado. No todas las mesas probaron las almejas. Hubo platos de carrillada ibérica con patatas y otros de carrillada ibérica con pimientos. La tarta…
El trato de los camareros (8 supuestamente) bueno, aunque mal organizados, llevaban las cucharillas de la tarta en los bolsillos y no servían la mesa de los novios la primera, como se suele hacer, tardaba mucho en salir la comida… Todo esto causa de la inexistente organización.
El dueño se dedicó a pasearse con una copa (siempre llena) a darles malas contestaciones a los invitados, si algún cliente le dice que cierre la puerta porque hace frio, ciérrala y no le conteste en inglés “disfruta el momento”. Si le dicen que en varias mesas no ha puesto almejas, póngalas (porque estaban incluidas en el menú) y no se dedique a contestarle a quien lo ha avisado de esta falta de plato con: “o te encargas tú, o me encargo yo” como le contestó a mi padre delante mía o con “disfruta el momento” como me contestaste a mí, ¿ cómo iba a disfrutar del momento viendo lo que estaba viendo? supongo que esta desfachatez a la hora de hablarle a la gente se debería a algo… No le da buena imagen a su negocio paseándose por las mesas con una copa de vino viendo como los camareros/as no sacan la boda adelante, y no es para remangarse la camisa y ayudarlos, aunque claro, para algo en lo que ayudó (corte de la tarta), más vale que se hubiera quedado quieto.
Si en vez de dedicarse a pasearse se hubiera dedicado a controlar estos detalles, entre otros, ahora no tendría que estar preocupándose en escribirle a cierto invitado / a de la boda diciéndole que o quitan el comentario de TripAdvisor( página a la que mandé este mismo comentario y aún estoy esperando que me lo publiquen) o se las verán con sus abogados.
Por cierto, de 96 adultos, poquitos lo felicitarían por la boda.
Le saluda atentamente, la novia.