El encuentro de Víctor Alcocer con la fotografía fue casual, entrar de aprendiz en un laboratorio fotográfico no fue algo planeado. Posiblemente tantas imágenes y tantos productos químicos le provocaron una reacción, le mostraron un mundo desconocido, fascinante e ilimitado. Y lo mejor es que lo veía desde dentro. Se compró su primera cámara y desde ese día no ha parado de disparar y aprender. Empezó en la fotografía por una «reacción química» y se mantiene en ella porque es su modo de expresarse.
Como toda persona, vive y trabaja para conseguir sus objetivos. Su profesión le satisface a cada paso porque trata de sacar lo mejor de él en cada proyecto y el resultado es la esencia de su punto de vista, intentando que cada imágen transmita, eternamente, las emociones o sensaciones que se vivieron en ese preciso instante.