VAS A CASARTE. Seguramente andes con los nervios disparados, y el estrés haya aumentado exponencialmente a medida que se acerca la fecha de la boda. No importa si es en seis meses, dos años o uno: los nervios preboda nunca se van, y leer listas de consejos que no van a ninguna parte no te está ayudando precisamente… ¿Quieres saber cuáles son los 8 consejos que SÍ funcionan para todas las novias?
1. No pierdas la cabeza con los proyectos DIY
En las bodas modernas, todo gira en torno al DIY. La decoración se ha convertido en uno de los principales quebraderos de cabeza de las novias, que se tiran meses recolectando imágenes de inspiración en Pinterest, sólo para darse cuenta dos meses antes de la boda que las tijeras y el pegamento nunca han sido en realidad lo suyo.
Antes de lanzarte a comprar una resma entera de papel maché, piensa: ¿soy capaz de hacer esto por mí misma? ¿De verdad quiero pasar las próximas semanas envolviendo uno por uno los regalos para mis 300 invitados? Analiza tus habilidades, el presupuesto y el tiempo con el que cuentas: es clave para evitarse unas buenas dosis de estrés, y la sensación de frustración de tener que cambiar todo en el último minuto.
Así que si quieres un boda DIY que vaya como la seda, olvida el yourself en do it yourself y contrata los servicios de un decorador experto o un wedding planner: serán capaces de conseguir la boda perfecta, sin que tengas que cortar ni un pedacito de celo.
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2. Tú mandas
Algo que muchas novias pierden de vista a menudo que se distorsiona la perspectiva en torno a la boda es que ellas mandan (bueno, y ellos un poquito también). La pareja que va a casarse es la que decide, y está en pleno derecho de aceptar ayuda de alguien que crean útil, o rechazarla si no va a aportar nada.
Si alguien -un proveedor por ejemplo-, está interfiriendo en tus decisiones (el color de las flores, el precio del cubierto, el escote del vestido), corta por lo sano. Eso sí, sin perder las formas.
3. Sé práctica en todas tus decisiones
Sí, es el día más importante de tu vida. Pero si no quieres llegar a la boda bajo una pila de estrés, será mejor que te pongas manos a la obra con eso de la practicidad. Reduce las apps de boda que necesitas a su mínima expresión, y recurre al viejo Excel (Google Docs también vale) para organizar todo por cuadrículas, de manera ordenada y que puedas reconocer fácilmente: gastos, ingresos, tracking de las invitaciones…
Poner límites va en contra de todo lo que nos han enseñado las revistas de bodas y, sin embargo, es la manera más eficaz de evitar decepciones. No suena muy romántico, pero, en estos casos, el orden es lo primero. Al fin y al cabo no le llaman organización de bodas por casualidad.
4. No despilfarres
Vale, es una obviedad. Nadie quiere gastar más del dinero necesario en su boda. Sin embargo, algo que a menudo se olvida a la hora de organizar un evento de estas dimensiones es ponerse en la piel de los invitados. ¿Qué es lo que realmente necesitan? Piensa en las bodas a las que has acudido en el pasado, y analiza lo que te pareció necesario y lo que estaba de más.
5. Las cosas son más caras de lo que piensas
Casi siempre, los novios acaban sumando un montón de imprevistos con los que no contaban. Es decir, que no está de más disponer de un margen de previsión para gastos extra, convirtiendo los imprevistos en algo medianamente controlable.
Lo que sí que suele pillar por sorpresa a las parejas a punto de casarse es lo mal que estimaron desde el principio lo que costaban las cosas. Los montos pueden tomarnos por sorpresa, y la mayoría de las veces éste es el principal problema presupuestario, más allá de los gastos extraordinarios.
Un ejemplo: aunque el buffet parezca la opción más barata, algunos catering estiman un precio final más elevado porque cocinan un tanto por ciento más de comida, en función de la cantidad de invitados que repetirán. Por eso, a la hora de calcular, calcula siempre por lo alto. Siempre estarás a tiempo de gastar más.
6. Es muy difícil organizar una boda única
Todas las bodas se parecen. Personalizar la tuya está bien hasta cierto punto: al final del día, lo que cuenta es con quién lo has compartido, y que esas personas lo hayan pasado bien y se hayan alegrado por vosotros. Con suerte, se llevarán unas cuantas fotos de recuerdo a casa, y quizá alguna incluso la suban a Instagram.
Sin embargo, eso no lo conseguirá tanto una decoración exquisita, calculada hasta el más mínimo detalle, como la emoción, el mimo y el cariño con el que hayáis preparado ese día. La energía que transmiten los novios en su boda es única. Los centros de flores, no tanto. No te obsesiones con los pequeños detalles.
7. Las cosas pasan. También las malas
Las sorpresas desagradables son parte del día a día: no todo puede salir siempre como la seda, y menos a la hora de organizar de manera amateur un evento para cientos de personas. Cuando surja algún problema, pon las cosas en perspectiva y pondera realmente su impacto en la boda. Nada es tan malo como parece.
8. Disfruta de cada segundo
Canta, baila y olvídate de todo lo que no seáis vosotros. Una vez dado el ‘sí quiero’ el objetivo principal de la boda se puede dar por cumplido… Ya sólo te queda disfrutar de la fiesta que has preparado para tu familia y amigos. ¡Que te diviertas!
Fotografías cortesía de Danielle Capito
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