María Luisa y Andrés se casaron el 1 de junio de 2013, una fecha que no olvidarán nunca. Esta maravillosa boda se celebró en el Parador de Cádiz.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la preciosa Iglesia Virgen del Carmen de Cádiz e hicieron de pajes los sobrinos de María Luisa.
María Luisa estaba radiante con un precioso vestido en crepé de seda, de manga larga, peplum en la cintura y detalles dorados en el cuello, las mangas, la espalda y el cinturón, creación del diseñador Roberto Diz. Los zapatos eran de Lodi, blancos y con un detalle dorado en la punta. ¡Estaba guapísima!
María Luisa complementó muy bien su vestido con joyas de gran belleza y elegancia. Según nos contó la novia, el anillo fue un diseño que Andrés tenía en mente y que hicieron realidad en la Joyería Meneses de Sevilla. Tiene forma de aspa de oro blanco, con brillantes y un diamante. La novia estaba encantada con su anillo. “Los pendientes fueron un regalo de mi abuela, también de oro blanco y diamantes. En el cinturón llevaba un broche en forma de sol y cogiendo el velo otro, también de mi abuela.” Las alianzas fueron un regalo de su cuñada Ana, de la Joyería Santa María en Sevilla.
Andrés, el novio, lució un elegante chaqué hecho a medida en Derby, Sevilla, y un chaleco, también a medida, de Gastón y Daniela (Sevilla). Complementó el look con unos tirantes de Loewe, una corbata italiana de Ascot y unos zapatos Lottusse.
Tras la ceremonia, llegó el gran momento de la celebración. Los novios y sus invitados se dirigieron al maravilloso Parador de Cádiz, un moderno hotel de cuatro estrellas que goza de unas vistas espectaculares al mar, donde pudieron disfrutar de la recepción y el cóctel al aire libre, en la terraza del hotel.
Más tarde pasaron al comedor al donde pudieron degustar un delicioso menú compuesto por una crema de bogavante, un solomillo de cerdo ibérico y de postre: mousse de chocolate para ellas y semifrío de yogur y chocolate blanco para ellos.
Para animar la fiesta y que a nadie le faltara de nada, además de contar con una barra de coctelería, añadieron un puesto de palomitas, uno de crêpes y el más original de todos: ¡el de los perritos calientes! Tampoco faltaron las mesas de dulces y chucherías y unos divertidos gorros de goma espuma para darle un toque más distendido al ambiente.
Un día inolvidable, lleno de ilusión, de sonrisas de complicidad y alegría. El Parador de Cádiz fue testigo del amor que se profesa esta pareja. ¡Enhorabuena a los novios!
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E-mail: bodasenparadores@paradores.es
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