Te casas, pero eres el novio y parece que el gran espectáculo no va contigo. Porque las tradiciones dictan que la mujer es la protagonista, mientras que el novio actúa como mero acompañante, sin que nadie repare en sus galas. ¡Pero eso no es del todo cierto!
Con el paso del tiempo, los hombres han demostrado bastante implicación a la hora de elegir y lucir su ropa. Atrás quedó el estereotipo descuidado y sin personalidad. El chico del siglo XXI entiende de ropa y sabe qué le conviene. Y, sobre todo, puede ser también el protagonista de su boda. Solo tiene que seguir estos cinco pasos.
Paso 1. La personalidad del novio
¿Cómo eres? Esta es la primera pregunta que tienes que hacerte antes de afrontar el reto de elegir el traje de novio. Te conoces y debes identificarte completamente, sin entrar en clichés, convencionalismos o imposiciones. Esto implica elegir un atuendo acorde con tu personalidad y con la de tu pareja, pues ambas indumentarias deben concordar. Por ello, decide primero si quieres llevar un traje propiamente dicho o si prefieres las variantes que se manejan hoy en día, como los pantalones con tirantes, la ausencia de chaqueta, pajarita o corbata (o de una de ellas), las blazer independientes del pantalón, etc.
Sé fiel a tu estilo y encontrarás el traje perfecto para ti. En algunas boutiques, como Ellos Tailoring, te ofrecen un servicio personalizado de asesoramiento de imagen y estilo, con profesionales que te ayudarán a elegir el look que más te favorezca y te haga sentir cómodo, seguro y elegante. En su tienda podrás encontrar trajes de colección de las mejores marcas y también un exclusivo servicio de sastrería personalizada, el más demandado por los novios y padrinos que buscan un traje especial, confeccionado a medida para la ocasión. Sus expertos sastres te permitirán crear prendas únicas, adaptadas a tu figura y preferencias específicas.
Para llegar a una conclusión sobre el atuendo del novio, es importante tener en cuenta el estilo de la boda. En ocasiones, este marca el estilismo de toda la reunión, pues la novia también se adapta al escenario escogido. Todo ello suele estar vinculado a la personalidad, así que si optáis por una boda más tradicional, celebrada por la iglesia y organizada en un hotel céntrico, la novia optará por un vestido muy sofisticado con cuello barco o escote en V, y el novio elegirá un atuendo elegante acorde, normalmente inscrito en los tipos de traje de etiqueta que te presentaremos más adelante. Pero si la boda es de corte rural o vintage, la novia preferirá un tejido ligero, vaporoso, con encaje y toques hippies, por lo que el novio hará lo propio con un atuendo más desenfadado, quizá sin chaqueta o con una blazer mucho más original. Con estos dos ejemplos queda clara la importancia de la personalidad en la elección de la indumentaria.
Paso 2. El tipo de traje
Dentro de los trajes de etiqueta, hay tres opciones que siguen generando dudas entre todos los implicados: el chaqué, el esmoquin y el frac.
El chaqué es la prenda más utilizada por los protagonistas en una boda y viene de los caballeros ingleses, que lo portaban para montar a caballo. Este está sujeto a reglas bastante estrictas. En primer lugar, es una prenda preferible para bodas de mañana o de primera hora de la tarde. Le siguen las siguientes nomas: la chaqueta con forma de levita, un único botón y faldones en punta semicirculares en la parte trasera; la camisa blanca con botones y doble puño (para los gemelos); la corbata, generalmente con nudo windsor; el chaleco, recto o cruzado, abotonado al completo; el pantalón negro, gris o con raya vertical; los zapatos de cuero; y el sombrero de copa y los guantes blancos opcionales, aunque estos complementos son muy clásicos.
El esmoquin es el traje de fiesta por excelencia, presente en las mejores galas y eventos, como en la ceremonia de los Oscar. Así, se usa a final de la tarde o por la noche, coincidiendo con este tipo de reuniones, y haciendo honor a su uso original, ya que su chaqueta es la que los caballeros utilizaban para ir a fumar (en inglés, smoking está relacionado con el acto de fumar) en las grandes casas de la aristocracia después de la cena.
En cuando a su composición, la chaqueta negra o azul es de corte recto y sin faldones, la camisa blanca y con cuello de pajarita, el chaleco negro, la pajarita negra (mejor que corbata), pantalón negro, fajín con toques brillantes, zapatos negros y la opción de guantes blancos o grises.
El frac es la prenda de máxima etiqueta, utilizado para eventos privados de renombre y especificado en las invitaciones a dichos actos (debería aparecer en la de la boda si es el caso). La chaqueta es una levita que destaca por sus solapas de seda, el corte horizontal, los faldones puntiagudos, por ser mucho más corta por delante y por presentarse abierta. Viene acompañada de varios elementos obligatorios: chaleco de piqué marfil, pajarita blanca, pantalones negros y sin vuelta y zapatos negros con cordones.
Evidentemente, los nuevos tiempos han instalado diferentes concepciones de vestuario que, como ya te hemos explicado anteriormente, se alejan del protocolo. Así, si la opción que buscas es un traje al uso o casual, ten en cuenta el color (negro, gris, azul y todas sus complejas variantes, incluidas las extravagancias cromáticas), la presencia o no de brillos, el tejido y el corte, así como la camisa y los complementos que mejor encajen con la prenda. En tu boda, puedes experimentar todo lo que quieras dentro de la vestimenta formal.
Paso 3. Alquilar o comprar
Un alquiler implica la libre elección de las prendas o complementos, por lo que el precio puede variar y, en definitiva, ser mucho menor que si compras un traje. En este sentido, es conveniente contactar con equipos profesionales que se dediquen en exclusiva a tus necesidades, tanto para la elaboración del conjunto final como para la resolución de cualquier imprevisto de última hora.
Con el alquiler, los novios se aseguran una determinada calidad. Si optan por comprar, muchos de ellos, por falta de presupuesto, terminan adquiriendo un traje de baja calidad. Sin embargo, con el alquiler se puede aspirara a lucir un conjunto impresionante de la más alta calidad sin gastar una fortuna.
La variedad también es mayor cuando se trata de alquilar un traje. Además, ya que el alquiler será de un día, la experimentación (colores, chalecos, prendas especiales…) implica solo un pago, y no una inversión que no podrá ser rentabilizada en el futuro.
Finalmente, a la hora de alquilar un traje, los profesionales implicados son especialistas en ajustar los conjuntos a todos los invitados, contando con diferentes opciones y los conocimientos necesarios para adecuar otras tantas.
En el caso de lanzarse a la compra del atuendo, ten en cuenta que, como todas las partidas de la boda, esta está íntimamente ligada al presupuesto disponible. En caso de que esto no sea un problema (o uno no demasiado grave), la mejor opción es adquirir el traje y apostar por la más alta calidad de un diseño exclusivo o perteneciente a las mejores colecciones. Además, el factor sentimental es importante, pues será un recuerdo de tu gran día, así como el factor práctico, ya que algunos trajes pueden usarse de por vida.
Entrando en materia, las posibilidades pasan por el traje de colección, a medida o de confección.
Las colecciones pertenecen a grandes diseñadores que, adaptándose a la temporada y a su propio estilo como modistas, sacan a la luz un conjunto de piezas inscritas en una temática o filosofía. Son los trajes que aparecen en los desfiles.
Un traje a medida consiste en la personalización de un traje, eligiendo cada pieza, ajustándola al cuerpo, escogiendo un color y todo ello con un buen sastre a tu disposición. Es un traje único, solo para ti, con tu sello y el del profesional, que te habrá aconsejado qué es lo mejor para ti, pues hay un sinfín de chaquetas, solapas, pantalones y demás elementos que necesitan una meditación conjunta. Si buscas un traje para grandes ocasiones y dispones de bastante presupuesto (alrededor de los 1000 euros: recuerda que es un atuendo diseñado al milímetro), adelante.
Finalmente, el traje de confección, habitualmente portados por los invitados de las bodas, es otra opción que manejas para tu gran día si no te interesa demasiado esta partida de la boda, si no te preocupa la moda o si no cuentas con demasiado presupuesto. Hablamos de trajes que se hacen en masa sin tanta personalidad como los de colección o a medida, pero viables para cualquier tipo de acontecimientos, y disponibles también en grandes firmas.
Paso 4. Complementos
Los complementos para el novio son más variados de lo que podría parecer. Para empezar, la camisa, disponible en múltiples colores, y según el traje escogido. Para seguir, y dependiendo del tipo de traje, la pajarita, la corbata o la ausencia de cualquiera. En el caso de corbata, los alfileres pueden diseccionar la misma y aportar un toque clásico y elegante.
El chaleco también puede formar parte del traje, dando lugar a un tres piezas, y este está sujeto a un amplio abanico de colores, muchos siguiendo el protocolo, otros tantos buscando la vanguardia y la personalización plena.
Los tirantes también han vuelto con fuerza, pero esta vez adaptados a una indumentaria más vintage, y también en varios colores. Asimismo, el novio suele llevar pañuelo o flor en el ojal, pero no ambas cosas si pretende conservar la etiqueta, un asunto menos estricto hoy en día.
Los gemelos son dos complementos que, adheridos a los puños de la camisa, suelen acompañar los atuendos de los hombres más importantes de la boda, es decir, novioy padrino, aunque también relucen en las muñecas de los portadores de chaqué. Sin embargo, el uso de estos no es obligatorio, ni siquiera en los novios, pues a menudo imprimen una excesiva seriedad. Todo depende del estilo del novio.
Por último, los zapatos, generalmente con cordones. Pero, como siempre, dependiendo de la decisión y personalidad del novio. Estos suelen ser negros, azules o marrones, aunque hay excepciones, y su elección depende del tono del traje.
Paso 5. Consejo: pruébatelo y hazlo tuyo
El día de la boda, tu traje debe tener un único dueño: tú. Y cuando hablamos de tener un dueño, hablamos de que también tenga una personalidad: la tuya. Ese traje debe ser exclusivo para ti y mantener tu esencia desde el final de su concepción hasta que lo devuelvas o lo guardes en el armario. Para ello, debes estar seguro de sus prestaciones, de la talla, del color, del estilo y de todo lo que te ayude a sentir el traje como tuyo.
El consejo que te damos es probártelo varias veces, tanto en la tienda o sastrería como en casa, con todos los complementos. ¿De verdad estás contento con el resultado? Aquí es donde entra el factor clave: la comodidad. Camina, muévete, baila, siéntete a gusto y no apresado en un traje, tal y como le sucede a muchos hombres cuando se ponen uno, o a muchos novios, que no se sienten libres en su propia boda, más bien maniquíes. El traje debe adaptarse a tus gustos, pero también a las formas de tu cuerpo en cualquier circunstancia, pues en una boda puede pasar de todo.
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