Una boda, en la mayoría de las ocasiones, no es solo cosa de dos. Son muchas las personas que intervienen (o quieren intervenir) con ideas y criterios muy diferentes. Debemos partir de que resulta imposible satisfacer a todo el mundo, por ello, saca tus mejores dotes negociadoras y métete en el bolsillo a tus invitados.
La boda resulta una oportunidad perfecta para dialogar y llegar a acuerdos conjuntos con tu pareja y que esto sirva de iniciación de vuestra vida en común, pero no siempre es necesario que el resto de invitados deba comprender y aprobar esos acuerdos. Nos referimos especialmente a la familia, tanto la propia como la política.
Aunque cada vez son más las parejas que se encargan de la parte económica de la boda personalmente y no reciben ayuda de esa índole por parte de la familia, en España, país muy tradicional en lo que a bodas se refiere, sigue existiendo, en muchos casos, la idea de que los gastos de la boda corren a cargo de los padres. Y esto genera un compromiso psicológico muy grande por parte de la pareja casadera y que les lleva a ceder ante todas las exigencias de sus familiares anteponiendo su opinión a la suya propia. Este es el aspecto que deseamos tratar hoy: ¿es posible ser más independiente en tu boda o debes adaptarte a las influencias exteriores?
El proceso hacia la boda es un momento muy importante en la vida de la pareja, donde se comienzan a tomar realmente decisiones que afectan a ambos, y donde habría que disfrutar de la gran alegría que es decidirse a compartir la vida con la persona que amas.
La base de celebración de la boda, ante todo es positiva, por ello os animamos a que sigáis en esta línea. Os exponemos tres conceptos claves para salir bien parados:
1. Flexibilidad
Es la clave para llegar de una pieza a la boda. Muchas personas querrán sentirse partícipes del evento y eso es algo bueno. ¡Aprovéchalo! Habrá temas que realmente carezcan de importancia y no te compensa gastar energía y generar enfrentamientos por ello.
Por ejemplo, tu suegra prefiere que a la salida de la iglesia os echen arroz en vez de pétalos de flores… ¿Por qué no? ¿Es realmente un aspecto crucial para realizar la boda que has diseñado? Pero si no estás del todo convencida, la opción puede ser preparar cartuchos con ambas cosas. De esta manera, todos contentos. Ser flexible puede ayudarte a disipar el estrés.
2. Firmeza
Al igual que en el punto anterior te recomendamos que cambies algunos aspectos sin importancia, hay otras decisiones cruciales de la boda en las que no puedes dejarte influenciar. Es vuestra boda, no la de vuestros familiares y amigos, y por ello, sois vosotros los que debéis decidir con qué vais a disfrutar más.
Si deseáis una boda temática medieval y se da el caso de que queréis que suene a vuestra llegada al convite la intro de Juego de Tronos, por mucho que vuestros padres se nieguen a aceptarlo, debéis ser firmes en vuestra decisión. Una simple canción no es un problema, pero el hecho de que vosotros sacrifiquéis algo que os hace ilusión, sí lo es. Es vuestra celebración y tenéis que aprovecharla al máximo. Sois vosotros los que debéis disfrutar ese momento y sólo lo haréis si realizáis una celebración personalizada.
3. Delegación
Esto es aplicable tanto a la familia y amigos, como a tu propia pareja. Es positivo también que no os ocupéis personalmente de todo sino que deleguéis ciertos aspectos. Es mejor que decidáis en qué pueden ayudaros y que cada uno se haga cargo de una gestión completa, siempre bajo vuestra aprobación. Así, no os agobiáis el uno al otro con tantos francos abiertos. Entre todos conseguiréis que todo salga perfecto si lo hacéis con ilusión y constancia.
No olvides estos tres consejos y recuerda que nadie debe influir en tus pensamientos.
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