Sí, ¡así es! Albert y Cristina se conocieron en la boda de unos amigos de ambos y se cumplió el refrán: “de una boda sale otra”. Y así fue. “Preparé un viaje sorpresa a Albert para celebrar su 30 cumpleaños a Suiza, lo que no me esperaba es que durante el viaje él también me tenía preparada una gran sorpresa. Me sorprendió pidiendome que me casara con él a -5ºC y con la nieve y las estrellas de fondo”, cuenta la novia. ¡Un escenario inmejorable!
La boda se celebró el 13 de junio de 2015 en La Roureda, un sitio rural, sencillo pero con mucho encanto. Para el gran momento, Cristina escogió un vestido de novia de la firma Rosa Clará, aunque le realizó algunas modificaciones para que quedase justo como ella quería. ¡Finalmente consiguió el modelo de sus sueños!
Como complementos, Cristina llevó el anillo de pedida, un precioso anillo de oro blanco con diamantes de la Joyería Benito Hidalgo, la alianza, de oro amarillo muy clásica, unos pendientes de perlas que le regalaron sus abuelos en su 18 cumpleaños, un collar de hilo de oro y una pulsera de cobre de Joi d’Art.
Los zapatos de novia son un modelo sencillo de Eduard Castillo ya que Cristina tenia claro que quería para su boda unos zapatos que pudiera utilizar en otra ocasión. ¡Eran preciosos!
El ramo de novia fue obra de la Floristería Vuket de Sabadell, un conjunto de flores pequeñas, rosas, lilas y hierbas aromáticas. ¡Quedó precioso! En la celebración, lo dividió en dos partes y se lo regaló a sus mejores amigas.
Para el peinado confió en Estilo, un equipo de profesionales que, tras varias pruebas, el día de la boda consiguieron justo lo que Cristina quería. ¡Estaba radiante! Además, eligió un maquillaje muy natural, obra de Adhuo, con el que estuvo guapísima hasta el final de la celebración.
La pareja celebró una ceremonia civil muy emotiva en el prado superior de La Roureda. “Queríamos una ceremonia al aire libre y, aunque estuvimos sufriendo por la lluvia hasta el último momento, no pudimos hacer una mejor elección”, confiesa Cristina.
Llegaron juntos a la ceremonia, algo no muy habitual. Los preparativos los hicieron por separado, pero decidieron encontrarse antes de llegar a la ceremonia para tener un momento de intimidad. “Cuando nos vimos vestidos de novios, Albert no podía dejar de llorar y yo no paraba de sonreír, ¡fue un momento genial!”, comenta Cristina.
Cuentan los novios que fue muy emocionante llegar a la ceremonia y ver a todos los invitados allí esperándoles, ¡será un recuerdo que perdurará por siempre!
A la hora de escoger al fotógrafo de su gran día, tampoco tuvieron dudas. Explica la novia que tuvieron feeling con Anna Mas desde el primer momento, vieron sus fotografías y comprobaron que su manera de trabajar era lo que ellos buscaban en el profesional que capturase cada instante en su boda.
Tras celebrar una ceremonia que los novios siempre recordarán con cariño, dieron paso a un banquete a cargo de Botafumeiro Catering, quienes además se encargaron de crear una decoración rústica de ensueño en el salón. Utilizaron, para ello, flores, hierbas aromáticas, frutas, verduras y hortalizas. ¡Quedaron rincones espectaculares!
Como detalles para los invitados, los novios prepararon mermeladas caseras en un botecito de cristal con una etiqueta personalizada. ¡Todo DIY! A Cristina le encantan las manualidades y no dudó ni un segundo en hacer ella misma el obsequio que regalarían a sus invitados, ¡disfrutó muchísimo! Además, tiene un blog donde muestra sus bonitas creaciones: Son Manetes.
La de Albert y Cristina fue una boda muy divertida pero, sobre todo, muy personal, de la que guardarán para siempre los mejores recuerdos. Desde Zankyou les damos la enhorabuena y les deseamos toda la felicidad del mundo.
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