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Diez mitos acerca de las bodas (I parte)

con las bodas siempre se forman nuevas expectativas que pueden distorsionar la realidad debido a una mala percepción o a impresiones culturales erróneas que han hecho mella durante décadas. Estos son algunos mitos que hay que ir desbancando sobre las bodas.

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Las bodas son símbolo de amor, devoción, esperanza, sacrificio y vida en común, no sólo para los novios sino también para sus invitados. Y con las bodas, precisamente, siempre se forman nuevas expectativas que pueden distorsionar la realidad debido a una mala percepción o a impresiones culturales erróneas que han hecho mella durante décadas. Algunos mitos que hay que ir desbancando son los siguientes:

1. Contratar a amigos para alguna cuestión de la boda es mejor que contratar a profesionales

Algunos novios se ven presionados por el hecho de que sus familiares y amigos han de estar implicados en la boda. Lo que es más: los familiares se ven también presionados a implicarse de alguna manera ya que, de lo contrario, piensan que los novios pueden creer que no les importa. En definitiva: se pide a un familiar que se encargue de una cosa (por ejemplo, el reportaje fotográfico) o bien es un amigo quien se siente obligado a hacer de DJ durante la barra libre.

En realidad, este tipo de actividades las tiene que realizar un profesional. En primer lugar, porque el nivel de implicación no puede ser el mismo. Si un amigo quiere disfrutar de la boda, no podrá estar pendiente de las buenas fotos y, si por el contrario, se comporta como un profesional, no ha disfrutado con los novios de la boda. También hay que tener en cuenta que un profesional se dedica a hacer su trabajo, no tiene otra cosa que hacer. Por lo tanto, siempre tiene plan B, sabe cómo solucionar posibles conflictos y conoce perfectamente el entorno y actúa en consecuencia. Los familiares y amigos tienen que disfrutar, junto con los novios, del día y los novios han de dejar que los asuntos de la boda los lleven a cabo los que se dedican a eso. Es la mejor garantía de éxito.

2.Una wedding planner es elitista y cuesta una fortuna

Nada más lejos de la realidad. Pensar que sólo las bodas de un poder adquisitivo alto son las que necesitan de un profesional que diseñe y planifique su boda, es un error tremendo. Un wedding planner es un profesional que organiza y planifica bodas, de principio a fin, y que tiene total disponibilidad para hacerse cargo de una boda en todos sus aspectos con independencia del poder adquisitivo de los novios. En cuanto a los honorarios, en España, no se puede hablar de una fortuna ya que el ahorro de tiempo y de costes es siempre superior a aquellos y la tranquilidad de que una empresa y su equipo humano está al tanto de cada detalle, por pequeño que éste sea, no tiene precio.

3. La novia ha de ir de blanco

Últimamente hay novias que se inquietan mucho por esta cuestión. Especialmente cuando, en las pasarelas, los diseñadores apuestan por el color a gran escala. Algunas novias piensan en lo bonito que sería llevar un vestido rojo o estampado, y además lo están viendo en revistas especializadas, en programas de televisión, en la moda en general, pero, a la hora de la verdad, se encuentran con que la percepción de la mayoría de la gente es que una novia que no va de blanco “no va vestida de novia”. El color que la novia elija es una cuestión personal y que no debería estar influida por opiniones de otras personas que, en su día, ellas sí obraron como quisieron.

4. Si me han invitado a su boda, tengo que invitarles yo

Algunas parejas se ven obligadas a invitar a amigos o familiares a los que hace tiempo que no ven. En algunos casos, nos dicen que tienen que invitar a algunos amigos que hace como cinco años que tan sólo hablan de vez en cuando por teléfono o se intercambian algún mensaje, y después añaden: “pero es que ellos nos invitaron a su boda”. Hay que analizar las circunstancias de cada caso.

Es posible que, diez años atrás, fuéramos inseparables pero, si hoy en día, la relación se ha enfriado, no tiene sentido contar con ellos para nuestra boda. Es cierto que algunas personas se sienten ofendidas si no las invitan a una boda, pero es un problema de esas personas. A la hora de confeccionar la lista de invitados, la pareja es libre de disponer a quién invita y a quién no, así como de tomar las decisiones que crea convenientes para el buen desarrollo de la misma en función de sus necesidades, preferencias y circunstancias personales.

5. El DIY te hace ahorrar

Hay novios que son más o menos mañosos, y que disponen de tiempo, pero, seamos serios: ¿cuánto puedes ahorrarte si haces las invitaciones tú o si haces unos regalitos con fieltro o con fimo que requiere un tiempo de preparación, meterlo en el horno, dejarlo secar, pintarlo? Sé de novios que disponían de algo de tiempo y además tenían pericia con el do it yourself, pero, al final, han invertido más tiempo del que pensaban, han gastado más, y el resultado no les ha gustado tanto como pensaban.

Está bien tener hobbies y estar ocupado, pero para cuestiones de la boda, estos entretenimientos se terminan convirtiendo en algo obligatorio y hay que actuar con plazos. Al final, no merece la pena gastar tiempo cuando hay empresas que nos lo pueden dar hecho, y con un coste relativamente bajo dentro del total de la boda.

 


Autor invitado: Concha Molina de En Buenas Manos
Experta en organización de bodas

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