Aida y Víctor es mucho más que el nombre de una pareja. Es la historia de dos fotógrafos, especializados en sesiones de boda, ella de Barcelona y él de Sevilla, que se conocieron en un workshop en La Rioja y comenzaron una bonita historia de amor que acabó en una empresa de fotografía (Aida+Víctor fotógrafos) y en una boda de ensueño retratada por Mi lima limón.
La pedida de mano, atípica, tras una siesta de sofá, es la culminación de una historia en la que la naturalidad de los novios se impuso desde el principio y que buscó alejarse de cualquier tradición para encontrar su propio camino. Y eso fue también lo que sucedió en su boda, al aire libre, alejada de cualquier encorsetado protocolo y celebrada en un entorno de ensueño: la finca de los padres de Víctor, con sus impresionantes castaños como testigos.
Para el día más especial de su vida, Aida, acostumbrada a retratar novias, sabía perfectamente lo que quería. “Cuando decidimos el lugar de la boda, tuve claro que no podíamos caer en los tópicos. Tampoco quería algo vintage, una apuesta frecuente, porque no era el estilo que quería para mi vestido”, explica la novia. ¿La solución? Ni corta ni perezosa, Aida se puso manos a la obra y diseñó su propio vestido: un precioso modelo realizado en gasa de seda natural, encaje chantillí y apliques de guipur con una falda de gran caída y un impresionante escote en la espalda. El resultado no pudo ser más espectacular.
Fiel a su estilo, las joyas de Aida fueron tan solo unos pendientes de oro blanco con brillantes, regalo de Víctor, y un anillo grande de plata con dos lazos unidos también regalo del novio. El toque de originalidad lo puso la pareja en el diseño de sus alianzas de boda: “Los dos tienen medio dibujo que, al unirse, hace un diafragma de la cámara fotográfica. La fotografía nos unió y con este gesto siempre estará con nosotros”, explican.
Para su ramo, Aida apostó por un diseño que “no fuera uniforme y que se viera muy natural” con flores en tonos crudos, verdes y con un toque de fucsia, con suculentas y eucalipto. Mientras, para los zapatos optó por unas sandalias de esparto con cristales de Swarovski que le proporcionaron la comodidad que ella buscaba.
El peinado y el maquillaje corrieron a cargo de Azucena Morales makeup y Olan Estilistas que aportaron a la novia un look natural que respondía exactamente a lo que ella quería. El recogido con caída lateral se completaba con un sencillo tocado en forma de semillas de Pronovias que daba un toque rústico y muy chic al conjunto.
Por su parte, Víctor no quería nada tradicional ni demasiado formal por lo que se salió un poco de los canales habituales para encontrar su traje, que acabó siendo de Zara. ¡Estaba guapísimo!
Siguiendo su afán de alejarse de una boda tradicional y personalizando al máximo, los novios se encargaron de toda la decoración de la ceremonia y el convite, que tuvo lugar en la Finca Buen vino, en la misma localidad que la finca de los padres de Víctor y situada en pleno corazón de la sierra. Los preparativos, en los que los novios participaron activamente, también fueron captados por las cámaras de Deborah Torres de Mi lima limón.
Tras un primer encuentro con un first look, en el que los emocinados novios se vieron por primera vez vestidos para su gran día, dio comienzo la ceremonia que quedó también reflejada en el reportaje fotográfico.
Tras el sí quiero, los novios, acompañados de Deborah Torres, de Mi lima limón, se hicieron sus primeras fotos como marido y mujer. “Somos fotógrafos, así que quién fotografiaría nuestra boda era una gran decisión que tomar, pero desde el principio supimos que los trabajos que estaba haciendo Mi lima limón nos gustaban y por ello no buscamos a nadie más. Queríamos que Deborah Torres estuviera con nosotros desde el principio. Casualmente los tres nos conocimos en el mismo workshop”, explican los novios.
Profesionales, tampoco se olvidaron del vídeo de su boda, que realizó Santi Veiga. En él tienen cabida también todos los detalles de boda tan especial, incluido el “padre nuestro” fotográfico que Chusico Espeleta, fotógrafo amigo de los novios, les tenía preparado como sorpresa.
Y por supuesto, la decoración de la boda se cuidó al detalle. “Pusimos una carpa de luces preciosa que diseñamos nosotros mismos e instaló Iluart y como decoración floral utilizamos flores con hojas de castaño en la ceremonia y centros con flores en las mesas. La gama de color era la misma que la del ramo, tonos crudos, verdes y un toque de fucsia”, explican los novios que añaden que “la cámara fotográfica que nos unió, la música, los atardeceres, el azahar, las estrellas, las hojas de castaño… Todas las cosas que nos mueven día a día y estuvieron con nosotros en nuestra boda”.
Y con tanta ilusión depositada, el resultado no pudo ser mejor: “Fue un día grande, que sin duda quedará en nuestro recuerdo, reímos, lloramos, bailamos, y alguno terminamos la fiesta en la piscina a altas horas de la madrugada”, recuerdan. Por supuesto, no sin antes contemplar el primer baile de la pareja como marido y mujer.
¡Enhorabuena a los novios y gracias por compartir con nosotros vuestro gran día!
Si te ha gustado esta boda, no te pierdas el gran día de Aida y Xavier, ni la boda en la playa de una blogger de moda y un fotógrafo de boda.
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