Menos de dos meses. Ese fue el tiempo que tardó Rafa en pedir por primera vez a Carlota que se casase con él. La chica que le había conquistado en los pasillos del club al que iban a hacer deporte todavía no lo sabía, pero solo unos meses después acabaría diciéndole que sí y protagonizando una preciosa boda que hoy os contamos con la ayuda de las fotos de Carolina Sainz fotografía.
Si la primera pedida, en la cima de la Torre Eiffel, había sido romántica, la segunda tampoco dejo ningún cabo suelto y tuvo lugar en uno de los lugares favoritos de Carlota en la Costa Brava. Esta vez ella no pudo negarse y pronto comenzaron los preparativos de su enlace, lleno de detalles como se aprecia en el vídeo elaborado por Bésame tonto.
Para el que será uno de los días más felices de su vida, Carlota eligió un modelo de la diseñadora María Luisa Rabell. “Una amiga se casó con un vestido de la misma diseñadora, y cuando la vi pensé que era la novia más guapa que nunca había visto. Por eso no dudé en ir allí”. Carlota tenía además muy claro lo que buscaba: “un vestido de hada del bosque” y el resultado no pudo ser mejor. Estaba guapísima.
Como complementos, apostó por unos zapatos de Menbur que llevaban un lazo como adorno, un ramo de peonías y una corona de flores. En cuanto a las joyas, su anillo de pedida- un solitario de cuatro grapas de Benito Hidalgo Joiers– y unos pendientes regalo de su abuela.
Essencial by Nuria Solé y Anna Ferrer peluquería fueron las encargadas del maquillaje y el peinado de la Carlota que apostó por la naturalidad en todo momento.
Por su parte, Rafa, se deshizo del chaqué y apostó por un esmoquin con pajarita para el sí quiero. ¡No podía estar más guapo!
La ceremonia, religiosa, tuvo lugar en la ermita Can Roure, situada en un paraje incomparable, en medio de la montaña. En ella se produjeron algunas de las anécdotas del día, cuando Carlota, nerviosa, no podía dejar de reir en algunos de los momentos clave, como el del intercambio de los anillos.
Tras ella, los novios, no sin antes someterse a la tradicional lluvia de pétalos, se marcharon acompañados de Carolina Sainz y la segunda fotógrafa Carla Aymat photography, a hacerse sus primeras fotos como marido y mujer. En ese momento, se desveló también una de las sorpresas del día: el 2 CV de color amarillo que Carlota, sabiendo que ese era el coche que su madre tenía cuando él era pequeño, había alquilado para su primer paseo en coche como mujer de Rafa. No fue la única sorpresa ya que, ante la imposibilidad de que Brownie, el perro de la pareja asistiese a la boda, Rafa grabó un vídeo junto a los videógrafos de la boda, Bésame tonto, en el que siempre cediendo parte del protagonismo a Brownie, explicaba a Carlota lo que sentía por ella.
Mientras tanto, los invitados se dirigieron a la idílica Can Ribas de Montbui, el lugar escogido por los novios para la celebración. La decoración, a cargo de Carlota’s Dream (la empresa de Carlota) y Carla Aymat, estaba inspirada en esa primera pedida de mano en París, que decidió el destino de Carlota y Rafa. ¡Simplemente preciosa!
Tras el convite llegó el momento del baile de los novios a ritmo de Your Song de Moulin Rouge, aunque, como reconoce la novia “el mejor baile fue durante el aperitivo con el PianoBar. Lo dimos todo. Los invitados pensaban que eso ya era la fiesta, ¡fue brutal!”.
Y es que cuando una pareja está tan claramente enamorada como lo están Carlota y Rafa es fácil que ese amor se transmita en todas y cada una de las fotos y los detalles de su boda. ¡Enhorabuena a los dos y muchas gracias por compartir con nosotros vuestro gran día!
Si te ha gustado esta boda, no te pierdas la de Sandra y Christian, la historia de una pareja que se conoció durante un Erasmus, ni la de Paula y Rutger, celebrada en plena naturaleza.
Selecciona a los proveedores que quieres contactar
¿No te quieres perder las últimas novedades para tu boda?
Suscríbete a nuestra newsletter
Escribir un comentario