Una mudanza a una nueva ciudad fue el motivo por el que esta pareja empezó una bonita historia de amor. Se conocían desde hace tiempo, cada verano se reencontraban en el mismo sitio. Sin embargo, no fue hasta que Kiko se mudó a Segovia hace 12 años, lugar en el que reside Sandra, cuando empezaron a tener una relación más cercana y cómplice. Pasaban horas y horas hablando, poniéndose al día y dándose buenos consejos. No fue fácil para ninguno de los dos dar el paso ya que tenían miedo de que esa bonita amistad se rompiera. No obstante, decidieron apostar por aquello que sentían el uno hacia al otro y… ¡acertaron! En diciembre de 2016 esta pareja se dio el “sí, quiero” más importante de sus vidas.
El camino hacia el altar empezó en Bryant Park (Nueva York). Recién llegados a Manhattan, en un íntimo paseo, y con la ciudad de fondo decorada con los típicos adornos de navidad, Kiko decidió lanzarse, y tras leer a Sandra una carta preciosa, se arrodilló y ¡le pidió matrimonio!
Los novios
Tenían claro que el lugar donde celebrarían el gran día sería Palacio de Esquileo, un antiguo palacio rehabilitado como finca y hotel para bodas con capacidad para hasta 400 invitados, donde ofrecen una cuidada gastronomía, un entorno privilegiado y unas instalaciones únicas. Para el gran día, Sandra eligió un vestido diseñado por una de sus mejores amigas, Ana Abella. Un modelo de tres piezas con falda brocada ajustada en la cintura, detalles granates en los hombros, botones grandes en las mangas y la espalda abierta. El toque de distinción al vestido se lo daba un original chaleco con cola y capucha. Las telas utilizadas eran de José María Ruiz y la confección de Raquel, de Passarela, un taller y tienda de Segovia.
Como calzado, Sandra lució en los pies unas sandalias de terciopelo color granate de la firma Brownie. Completó el look con unos pendientes de oro y espinelas negras de Aristocrazy, el anillo de pedida de la Joyería Suárez y un colgante de oro.
El ramo, de La Floristería de Esther, estaba compuesto por dos plantas crasa, 2 tipos de bayas, acebo, eucalipto, flores de algodón y paniculata. La peluquería y el maquillaje fue obra de una amiga de su madre. Un maquillaje discreto potenciando luminosidad en los ojos, y un peinado que consistía en una coleta baja con una trenza lateral, decorada con unas horquillas de libélulas de Alial Millinery.
Por su parte, el novio llevó un tres piezas azul de la firma Tom Black acompañado de camisa blanca y una corbata de Lester en tono rosa con pequeños dibujos en azul. Los zapatos eran clásicos de chaqué en color negro con cordones de Pedro del Hierro. En cuanto a los complementos lució unos gemelos de Hackett London, regalo de sus testigos en la preboda, y un reloj de Hamilton, regalo de Sandra por el quinto aniversario y la pedida. Ambos compartían unas sencillas y finas las alianzas de la marca Duoo.
La ceremonia
Kiko y Sandra eligieron el mes de diciembre para celebrar su boda en la iglesia Nuestra Señora del Rosario, en Sotos de Sepúlveda. Una iglesia pequeña, con techos y coro de madera y un suelo precioso, el escenario perfecto ¡para una boda de invierno!
La decoración de la iglesia también fue obra de La Floristería de Esther. Consistía en arboles altos a la puerta de la iglesia y pequeños cubos con eucalipto y paniculata. En el altar, dos bodegones laterales con flores de algodón, flores verdes, toques de granada y una guirnalda.
El banquete tuvo lugar en Palacio de Esquileo, el cual dispone de cocina propia, sincera, mediterránea e internacional. Se sirvió un menú exquisito compuesto de un cóctel en el exterior, crema de marisco con carabineros, lomo de bacalao sobre salsa de tomate y manzana reineta y cordelo de lechal en horno de leña con ensalada, y para terminar milhojas de nata y crema con mermelada de frutos rojos.
La decoración de las mesas también corrió de mano de Palacio de Esquileo. Acorde con los motivos florales, las minutas fueron personalizadas por la propia pareja con unas piñas y un pequeño lazo verde. Los detalles para los invitados consistían en mantas y velas, unos regalos muy originales que fascinaron a todos.
Para el vídeo y las fotografías de boda eligieron a Muy Muy Felices ya que Sandra conocía a Almudena, una de las personas que forma parte del equipo de profesionales. “Coincidí con Almudena en varias asignaturas y cuando vi su trabajo no tuve duda”, detalla la novia. Con un espacio tan espectacular, el reportaje fue todo un sueño…
El baile de los novios
¡Llegó el momento más esperado de la boda! Una vez terminado el banquete y para dar comienzo a la posterior fiesta, los novios sorprendieron a los invitados con un baile al ritmo de la canción Stop de clocks, de L.A. La música en directo del grupo Earnest Band puso en pie a todos los presentes que, poco a poco, ¡se animaron a salir a la pista de baile!
Los novios recuerdan este día como uno de los más especiales: “Fue el día más feliz de nuestras vidas” confiesan. Gracias a Palacio de Esquileo y a la wedding planer Patricia de Diego que cuidaron al máximo cada detalle desde le primer momento, los novios y familiares pudieron disfrutar de una día muy especial. ¡Felicidades Sandra y Kiko!
Lugar de la celebración: Palacio de Esquileo | Vestido de novia: Ana Abella & Passarella | Traje del novio: Tom Black | Complementos de novia: Allial Millineary, Aristocrazy, Joyería Suarez y Brownie | Zapatos: Brownie | Flores: La Floristería de Esther | Fotógrafo: Muy muy felices | Wedding planner y decoración: Patricia de Diego (Palacio de Esquileo) | Catering: Palacio de Esquileo
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