Normalmente no suelo hablar de mi vida íntima públicamente, soy bastante reservada al respecto, pero en esta ocasión lo único que siento son ganas de compartir con el mundo entero la felicidad que tengo desde el día que me pidió que me casara con él.
Nos conocimos hace un poco más de 2 años en la boda de unos amigos en el Castillo de Viñuelas. Yo asistí a la celebración invitada por parte de la novia y él estaba invitado por parte del novio. ¿Y quién dijo que las mesas de solteros no funcionan? ¡En nuestro caso ha sido la mejor mesa de boda de nuestra vida! Nos tocó sentarnos juntos y desde entonces no nos hemos vuelto a separar.
Ese día, 9 de noviembre de 2013, tuve la gran suerte de conocer a una persona con unos valores y principios sólidos, y con la misma forma de querer a la familia y a los amigos que yo. Las cosas que yo considero más importantes en la vida, y a las que le doy prioridad, son las mismas que las suyas. Me encanta y encima valora las mismas cosas que yo, ¿qué más puedo pedir? Lo puedo decir alto y claro: creo en el amor y creo en el matrimonio. Primero quieres a alguien, le quieres mucho mucho, y después decides casarte asumiendo con ello que vas a dar un paso importantísimo: te comprometes con el corazón y con los cinco sentidos a que quieres pasar el resto de tu vida al lado de esta persona para siempre.
Durante estos años apenas hemos hablado nunca de boda, sí de miles de planes de futuro, pero nunca de nuestra boda. Él dice que si se habla demasiado se gasta, que se pierde la magia y el efecto sorpresa que debe tener una declaración de intenciones en toda regla como es ésta. Ahora que ya me lo ha pedido, le doy toda la razón.
Se lanzó el día de Navidad, antes de coger un vuelo a Buenos Aires, el lugar donde íbamos a pasar las vacaciones navideñas porque íbamos a la boda de unos grandes amigos. No me lo esperaba para nada. Me dijo que había venido Papá Noel y me lo creí al ver una bolsa de Pretty Ballerinas que tenía preparada para mi… Dentro de la bolsa no había ninguna bailarina claro, ¡si no un anillo de compromiso! Me emocioné, me emocioné mucho, le dije que sí, le abracé y lloré de la emoción. Nunca pensé que me pasaría, pero lloré y lloré. (Para las más curiosas; el anillo de compromiso es de Tiffany&Co).
Dicen las lenguas más expertas que el matrimonio es complicado, lo sé, pero tengo el gran ejemplo de mis padres, un matrimonio que dura más de 40 años, más 6 años de novios; toda una vida juntos, en donde, como en todas las parejas, habrán tenido sus más y sus menos, pero que por encima de todo se respetan, se acompañan y se quieren. Y eso mismo es lo que yo vi en él; vi a la persona con la quiero compartir el resto de mi vida, a la que voy a respetar y la que sé que me va a respetar, a la que quiero querer para siempre y la que sé que me va a querer para siempre, a la que quiero cuidar y que sé que me va a cuidar, y por la que, a pesar de que puedan venir cosas difíciles, estaré ahí. Me hace muy feliz así que tengo todas mis fuerzas y mi ilusión puestas en él.
En este momento toca ponerse con la preparación de la boda. Aún quedan meses por delante para el gran día, así que hasta entonces me dedicaré a disfrutar de cada detalle de la organización. Ya tenemos fecha, sitio e iglesia. La semana que viene empiezo a ver diseñadores para mi vestido de novia. Estar en Zankyou me ha enseñado muchos nuevos y fantásticos proveedores del sector nupcial y me ayuda a tener mis ideas bastante claras. ¡Pero siempre se aceptan consejos y recomendaciones! Por cierto, ¡me muero de ganas de que llegue mi despedida de soltera!
Ahora ya sabes cómo fue el día que me pidió que me casara con él. ¿Cómo fue el tuyo? Me encantaría conocer como fueron vuestras historias, ¡seguro que inspiráis a muchos novios que están a punto de lanzarse!
Puedes seguirme en mis cuentas de LucaDecoStyle: Instagram, Facebook y Twitter.
¡Un abrazo!
Selecciona a los proveedores que quieres contactar
¿No te quieres perder las últimas novedades para tu boda?
Suscríbete a nuestra newsletter
Comentarios (6)
Escribir un comentario