El día soñado: la boda de Sara y Javi
Se conocieron en una discoteca y diez años después dieron el sí quiero. Pecando de optimismo, Sara y Javi prepararon una boda al aire libre llena de detalles y hasta el último momento les amenazó la lluvia. ¿Quieres saber qué paso al final? No te pierdas este post.
La historia de amor de Sara y Javi se inició diez años antes de su boda en una discoteca. Muchas son las veces que, cuando estamos solteros, podemos pensar que una discoteca puede ser un buen lugar para conocer a nuestra pareja. Y, aunque pocas veces esas historias de amor se forjan hasta el punto de acabar en boda, la de Sara y Javi culminó en una preciosa ceremonia retratada por Rebeca, de Pemberley photography.
Tras tres años viviendo juntos, Sara y Javi comprobaron que su relación era lo suficientemente solida para dar el paso al altar y empezaron a organizar una ceremonia llena de detalles que compartieron con sus familiares y amigos.
Para un día tan importante y en el que todas las miradas iban a estar puestas sobre ella, Sara escogió un vestido con un toque boho de Cristina Pascual. “El vestido era una verdadera joya que me enamoró en cuanto vi el boceto. Entre las dos habíamos aproximado bastante mi idea, pero el resultado superó las expectativas”. El toque final fue una cinta estilo años 20 que le daba un estilo más retro al conjunto.
Las joyas que lució Sara se realizaron de manera artesana en un taller asturiano. “Todo se elaboró en un taller del pueblo Javi, ya que teníamos muy claro el anillo de compromiso que queríamos y sólo necesitábamos un artesano que llevase a cabo la idea. Se trata de un cinquillo engarzado en estrella. Las alianzas las hicimos con el mismo taller, utilizando oro viejo de nuestras madres”, cuenta Sara.
Los zapatos, espectaculares de Ángel Alarcón, eran de ganchillo plateado, muy vintage y cómodos. El ramo, a cargo de Flores Gundín fue uno de los elementos más difíciles de cuadrar, ya que, como la misma Sara asegura, “me puse un poco tiquismiquis y quería el ramo perfecto: bonito, lleno de color y elegante”. El resultado cumplió claramente con las expectativas.
Para su peinado, Sara confió en Eloina, una famosa peluquera de Avilés. La naturalidad se impuso y la novia apostó por lucir su melena suelta, pese al vendaval y el mal tiempo pronosticado para ese día. Del maquillaje se encargó la propia novia con la ayuda de una profesional de Christian Dior.
Uno de los momentos más emocionantes del día tuvo lugar justo antes de que los novios se dispusiesen a bajar al patio de la Quinta del Ynfanzón donde se celebraron tanto la ceremonia como el posterior convite. Allí, tan solo separados por una puerta, pero cumpliendo la tradición de no verse antes de la ceremonia, Rebeca, de Pemberley Photo tomó unas bonitas imágenes de ellos dados de la mano que siempre tendrán para el recuerdo.
Cuando los novios y sus familiares bajaron al patio, pudieron ver la preciosa decoración que la Quinta del Ynfanzón había preparado para su gran día y, también, el espléndido sol que lucía el el cielo.
Durante la ceremonia, en la cual se produjeron momentos muy emotivos, como la ceremonia de las velas, hubo también momentos para las confidencias y para el recuerdo: “Si tuviera que contar una anécdota, destacaría que hasta la hora antes me quería quedar en casa viendo una peli, porque la tormenta no era normal, nosotros que habíamos preparado la ceremonia y el banquete al aire libre… ¡Me pasé de positiva! No sé si volvería a arriesgarme, pero de repente, ¡salió el sol! No cabía en mi de gozo! Recuerdo que cuando estaba en el “altar” le Dije al entonces todavía novio: <<Me voy a quemar, no me he echado protección solar>> Mi cara cambió al ver que el cielo despejaba”, cuenta Sara.
Tras la ceremonia, los novios, junto a Rebeca de Pemberley photo, aprovecharon el espléndido marco de los jardines de la Quinta para hacerse sus primeras fotos como marido y mujer.
Cuando pasaron al convite, todos pudieron comprobar la belleza de la decoración. Los centros de las mesas, elaborados por Flores Gundín, estaba basada en el ramo de la novia y encajaba a a la perfección con el toque silvestre, sencillo, pero a la vez bonito y elegante que quería la novia. Como meseros, apostaron por unos mini troncos de árbol que la novia adquirió en Etsy y que completaban el ambiente rustic chic.
Tras el convite llegó el momento de repartir los detalles para los invitados, unos joyeros de viaje y tarros de mermelada casera elaborados por la madre de Javi para ellas, y para los chicos, mecheros y puros con la fecha de la boda. Y, por supuesto el instante mágico del baile de los novios, una de las escenas más bonitas de toda boda que ellos vivieron a ritmo de “I don´t wanna miss a thing”, de Aerosmith.
Y es que la boda de Sara y Javi estuvo llena de anécdotas para el recuerdo, de momentos en los que los novios pensaron que el tiempo no les acompañaría, pero sobre todo, de otros instantes mágicos que hicieron que su día fuese perfecto. ¡Enhorabuena a la pareja y muchas gracias por compartir vuestro gran día con nosotros!.
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