Cuando Noe y Dani se marcharon a Salamanca a estudiar un Máster de Guión en la Facultad de Comunicación de esta ciudad de estudiantes, no sabían que la mejor historia de sus vidas estaba aún por escribirse. Tras conocerse y enamorarse, su relación acabó en una preciosa boda llena de detalles retratada por Carlos Aragón fotografía.
Tras ver que estaban hechos el uno para el otro, Dani se decidió a dar el paso y a pedir matrimonio a Noemí. Lo hizo en el Hotel M de Sevilla, la ciudad donde residían entonces y tras el sí de ella a la propuesta comenzaron los preparativos de una boda para la que los novios contaban con un adjetivo fundamental: diferente.
Convencida de que la originalidad debía ser una máxima en su boda, Noe prescindió de los vestidos de novia más tradicionales y apostó por un modelo diferente que se adaptaba perfectamente a su personalidad. Se trataba de un vestido de Dear Prudence by Casilda Arizón que estaba compuesto por un body beige de seda y una falda de seda salvaje con corte por debajo de la rodilla, muy al estilo años 50. “Tenía muy claro que no quería un vestido de novia tradicional. Aún así, por empeño de mis amigas fui a todas las tiendas de novia típicas… Estaban convencidas de que si me veía con uno me encantaría, pero me sentía disfrazada con todo lo que me probaba. Una amiga me habló de Casilda y contacté con ella. Mientras le contaba lo que quería ella iba haciendo un dibujo, cuando terminé y lo vi tuve claro que ese era mi vestido”, cuenta Noemí.
Como complementos, unos salones en color cobre italiano que la novia pidió que le hiciesen a medida en Magrit, un ramo de astrantía rosada y flor de cera creado por Alquimia Verde, un tocado de Solideo y un aplique para el vestido de José María Ruiz. Las alianzas de la Joyería del Rosal y unos originales pendientes con un toque de azul completaban el conjunto, mientras que para la peluquería y el maquillaje la novia confió en María José Andrés Justo, del estudio de Moncho Moreno y en Raquel de Bobbi Brown.
Por su parte, Daniel también huyo del clásico look de novio y acabó dando el sí quiero con unos pantalones de traje, camisa blanca, tirantes y una llamativa pajarita. ¡Distinto y muy guapo!
Una vez listos, los novios llegaron junto a los padrinos a la finca Aal Cachucho de San Agustín de Guadalix donde tuvieron lugar tanto la ceremonia como el convite. Allí, los invitados pudieron descubrir algunos de los detalles de la decoración que los novios habían preparado, con la ayuda de Alquimia Verde para los arreglos florales, compuestos en su mayoría de paniculata y rafia.
Durante la ceremonia, además de los muchos gestos y miradas captadas por las cámaras de Carlos Aragón y Patricia Fuertes, de Carlos Aragón fotografía, se vivió uno de los momentos más especiales del día, cuando los compañeros del colegio mayor de Noemí se arrancaron a cantarle la canción “Todos los besos” de Los Rebujitos. “Todo había sido ideado y preparado por Dani que hasta les había hecho chuletas plastificadas con la letra de la canción por si se olvidaban algún verso o llovía”, cuenta ella.
Tras el sí quiero, Noe y Dani se retiraron junto a Carlos y Patricia, de Carlos Aragón fotografía para hacerse sus primeras fotos de casados. Momentos mágicos que quedaron retratados para siempre, pese a los recelos iniciales de la pareja. “Estábamos convencidos de que no tendríamos fotógrafos en nuestra boda porque no nos gustaban las fotos que se hacen normalmente, pero menos mal que los encontramos a ellos y cambiamos de opinión”, recuerda Noe. “Queríamos un reportaje diferente, sin poses y que captase los sentimientos de ese día y, sin duda, lo consiguieron. Sus instantáneas son perfectas, divertidas, diferentes y llenas de emociones”.
Y mientras los novios se hacían sus primeras fotos, llegó el momento de seguir disfrutando de los detalles preparados por los novios y posteriormente del convite servido por El Puchero de Plata. Dado que muchos invitados pertenecían al mundo de la comunicación, el cine estuvo muy presente en los adornos y la decoración. ¡Y es que sin duda la suya fue una boda de película!
Tras la comida y no sin que los novios bailasen al ritmo de la canción “El equilibrio es imposible” de Los Piratas, no sin antes ser obligados por los invitados a vencer su timidez, llegó la fiesta de la que todos disfrutaron como colofón a un gran día.
Y es que cuando los novios ponen todo su cariño para preparar una boda distinta, con mucha personalidad y a gusto de la pareja, se convierte en algo inolvidable para todos los que tienen el gusto de participar en ella. ¡Nuestra enhorabuena a los dos y muchas gracias por compartir vuestra boda con nosotros!
Si te ha gustado este artículo, no te pierdas la mágica boda en una noche de verano de Laura y Juan, ni la boda con confetti y palomitas de Mireia y Guillem.
Selecciona a los proveedores que quieres contactar
¿No te quieres perder las últimas novedades para tu boda?
Suscríbete a nuestra newsletter
Escribir un comentario