Poco a poco, Filipinas se está abriendo paso como destino turístico asiático a tener en cuenta. ¿Por qué? Tiene todas las excelencias de los países tropicales catalogados como paradisíacos, es decir, la extraordinaria cultura, la exuberante naturaleza y las asombrosas playas. No obstante, Filipinas cuenta con un aliciente, y es la escasa afluencia turística en comparación con la mayoría de países del sudeste asiático. De momento, todas sus virtudes están seguras. ¿Te apetece una luna de miel en esta magnífica tierra?
Así es Filipinas
Filipinas es un archipiélago que reúne la friolera de 7107 islas. Las condiciones climáticas (disfruta de un maravilloso clima tropical) y la ubicación privilegiada, justo en el cinturón de fuego del Pacífico, han desarrollado una impresionante biodiversidad entre sus fronteras.
Debido a su pasado como colonia española, su cultura ha sufrido un batiburrillo de influencias de la época indígena prehispánica, de las corrientes chinas y de la cultura hispánica. De hecho, el español es todavía uno de sus dos idiomas opcionales junto con el árabe, dejando la oficialidad lingüística al filipino y al inglés.
Playas que son referentes mundiales
El mundo es tan grande, diverso y bello que cuenta con multitud de playas impresionantes. Sin embargo, muchos viajeros desconocen las mieles costeras que alberga Filipinas, uno de los mejores destinos del planeta para relajarse sobre la arena y zambullirse en busca de tesoros. El archipiélago de Bacuit, al que se llega a través del famoso pueblo El Nido, acoge islas y playas pintadas con el cariño de un artista, como la La White Beach en isla Boracay. En dicho paraíso, Puka Shell Beach, otro centro de lujo para bañistas exigentes, acompaña al Boracay Resort and Spa, un lugar de retiro con la playa Barocay como playa privada.
El Discovery Shores Boracay Islands es otra joya de la isla, equipada con todas las comodidades, 87 habitaciones de auténtico lujo y un fantástico servicio de spa.
Palawan, provincia insular inscrita en el propio archipiélago, cuenta con el mencionado El Nido, rodeado de playas y bosques y que ha adquirido la categoría de “mejor destino de playa en Filipinas” por la CNN. Su complejo hotelero El Nido brinda sus encantos en varios zonas a través de cuatro maravillosos espacios que ofrecen servicios de lujo y ecológicos (Apulit Island, Miniloc Island, Lagen Island y Pangulasian Island).
Palawan también guarda bajo su embrujo la fabulosa playa Corón, cuyo color de agua y lagunas son un verdadero privilegio para los sentidos. En su capital, Puerto Princesa, el Sheridan Beach Resort descansa entre el murmullo de las montañas y el canto de las azules aguas de Bahía Honda, y presume de ser el primer hotel verde filipino, pues se preocupa especialmente por el medio ambiente.
La isla de Mactán es otro perfecto escenario, cuidado al milímetro y lleno de facilidades para sus visitantes. Entre esta ristra de especialidades, el Crimson Resort & Spa alberga a los viajeros más exquisitos. Asimismo, también destacan playas como Siargado, célebre por sus aguas cristalinas y por levantar grandes olas para disfrutar del surf.
Fondos marinos inéditos
La escasa explotación de Filipinas le permite conservar, al menos de momento, sus extraordinarias virtudes, desde las culturales hasta las naturales. En este sentido, acompañando las idílicas playas filipinas, sus fondos marinos son maravillosas ventanas a un universo completamente nuevo. Las profundidades marinas de Filipinas son limpias, refrescantes e ideales como hábitat para criaturas nunca vistas. Conviviendo en unas aguas libres de la excesiva influencia humana, los arrecifes de coral multicolor, las especies fosforescentes y animales como tiburones zorro, peces globo, tortugas gigantes y los apacibles tiburones ballena campan a sus anchas por el mundo submarino. Malapascua, Mindoro, Tubbataha y Anilao son algunas zonas de impresionante belleza subacuática.
De hecho, en el fondo marino habitan auténticos tesoros para los amantes del submarinismo. El carguero japonés Olympia Maru y varios proyectiles norteamericanos de la Segunda Guerra Mundial todavía yacen en el sótano del océano Pacífico.
Maravillas naturales
Además de playas de arena blanca y vastos lienzos de agua cristalina, Filipinas está doctorada en otros muchos espectáculos naturales de obligada visita. El más importante es el Parque Nacional del río subterráneo de Puerto Princesa, hogar del río subterráneo homónimo considerado como una de las siete maravillas del mundo natural. Anclado en Palawan, esta bella formación natural, con maravillosas grutas y refrescantes espacios de agua turquesa (se puede bucear y contemplar la fauna subacuática), también alberga una gran variedad de fauna (murciélago zorro, el cerdo barbudo, Bearcat, el puercoespín Palawan…) y flora como parte de su fastuoso decorado natural.
Las Colinas de Chocolate en Bohol están formadas por 1268 montañas simétricas, tan impactantes como las fabulosas terrazas arroceras de Banaue, que la mano del hombre ha ayudado a moldear con fines agrícolas. Además, una imponente zona volcánica para hacer senderismo con puntos tan interesantes como el Monte Pinatubo y 37 volcanes entre el que destaca el volcán Taal, el cual se puede visitar.
Aunque no se trata de una construcción natural, el tarsero es uno de los animales más famosos de Filipinas y pasa sus días y sus noches con cara de susto en la isla de Cebú. En él se inspiraron para concebir los Gremlins y los Furbys.
Capital y cultura
Debido a su pasado español, en Filipinas asistimos a un panorama lleno de contrastes, sobre todo en Manila, su capital. Es una ciudad de 1571 que ostenta tras sus murallas un pasado colonial muy rico (museos, iglesias, plazas…), pero también una salvaje mezcla de rascacielos con barrios extremadamente humildes. Con 15 millones de habitantes, el caos reinante se rebaja con la gracia y cercanía de sus maravillosas gentes. Intramuros es uno de los lugares más visitados de la ciudad y el Edsa Shangri-La, con sus jardines tropicales, lujo y centros de descanso, el mejor lugar para hospedarse.
Después de presenciar esta amalgama de situaciones, todo visitante de Filipinas no puede irse sin visitar algunos pueblos indígenas, sitos entre las selvas, para descubrir la filosofía autóctona del país. Allí, los aetas, de piel oscura, baja estatura y pelo rizado, son tan amigables que te dejarán compartir con ellos sus costumbres ancestrales. Habitan en las montañas de Luzón y su esencia mística y creencias son experiencias muy evocadoras.
Frutas, dulces y arroz
Filipinas es una tierra maravillosa porque todos los sentidos se ponen a prueba. El mango es su fruta fetiche, un sabor que está presente en numerosos países tropicales, pero que en Filipinas encuentra su sabor más dulce, pues ostenta el récord Guiness como la fruta más dulce y jugosa del mundo (se dice que el fundador de Mango se basó en el mango filipino para el nombre de la marca de ropa española).
Además, disponen de una larga tradición de postres. Por ejemplo, la llamada ‘meryenda’ (bollos o chocolates) se come permanentemente, aunque destaca el halo-halo, con abundantes y variopintos ingredientes, como judías, boniatos, plátanos o arroz. De hecho, este último es clave en la alimentación filipina y se come durante cualquier comida.
Por otro lado, el durian y el balut son alimentos altamente nutritivos (el primero también es afrodisíaco), pero su olor, sabor y presentación (el segundo es un huevo fertilizado con un embrión dentro) suelen alejar a la gente de sus inmediaciones.
La gente
Si algo nos gusta de viajar es relacionarnos con su gente y que esta este por la labor de hacernos la estancia más agradable. En Filipinas, el trato cercano, atento y simpático de las personas es vital en la integración con la cultura local. Resulta casi imposible borrar sus amables sonrisas de sus caras, dibujadas en su rostro como señal de respecto y afecto. Además, muchos de sus habitantes, sobre todo los de mayor edad, todavía mantienen el español entre sus lenguas de uso, por lo que la comunicación es mucho más sencilla.
¿Te ha convencido Filipinas? Tiene todo lo que necesitas para una luna de miel digna de recuerdos mágicos. Desde sus fabulosas playas hasta su rica cultura, todos sus ingredientes son deliciosos.
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