Los primeros años de la posguerra devolvieron a muchas mujeres a la vida en el hogar, mientras muchas otras emprendían carreras profesionales, para ir poco a poco consiguiendo la equiparación en el mundo laboral. Y la moda, como siempre, se adapta al estilo de vida, dejando atrás los años de angustia y sufrimiento.
Corrían los años 50 y la mujer vuelve a preocuparse por su estética, su forma de vestir y la belleza, dejando atrás la austeridad de los años de guerra. Hay dos estilos claramente diferenciados en esta época: una más atrevida dónde la protagonista es la falda lápiz, y otro con un look más naif, donde las maravillosas faldas con vuelo y can-can, marcando la cintura al máximo, dan a las mujeres un toque romántico que no pasa desapercibido.
Empieza el glamour, y surgen los grandes iconos del cine y de la alta costura dentro del mundo de la moda. Sirven de inspiración para la mujer los vestidos que lucen en sus películas Audrey Hepburg, Brigitte Bardot o Grace Kelly: espectaculares diseños de Givenchy, Dior, Balmain, Balenciaga o la no tan conocida por el gran público Edith Head, quien ganó varios premios Oscar al diseño de vestuario por películas como ‘Sabrina’, ‘Vacaciones en Roma’ o ‘La ventana indiscreta’.
En los últimos años, esta moda por el gusto ‘cincuentero’ ha vuelto a nuestros armarios, aunque la realidad es que nunca abandonó la moda nupcial: las siluetas de esta época favorecen a la mayoría de las mujeres, resaltando la cintura y disimulando las caderas.
Eso sí: el cambio principal que yo he observado en los vestidos de novia inspirados en los años 50 está relacionado, sobre todo, con el largo del vestido. Aunque históricamente se ha respetado el largo hasta los pies, la actualidad vuelve a llevarse más que nunca el vestido por encima del tobillo.
Encontramos en numerosas firmas esta silueta, entre las que destacan Lyn Ashworth o Phase Eight, o en los maravillosos vestidos de inspiración años 50 de Rita Glyndawood. Cuidadosamente confeccionados, estos últimos tienen la particularidad de que están hechos exclusivamente por encargo, y se convierten en piezas únicas, que nadie más llevará, y con la que te sentirás preciosa y sorprenderás a todos los que te vean.
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