Uno de los principales problemas de las novias plus-size a la hora de buscar vestido es el hecho de que, en la mayoría de tiendas, las tallas de muestra no siempre se ajustan a las medidas de cada persona y por tanto es difícil imaginar cómo nos sentará el vestido hasta una vez confeccionado.
Con este panorma, existen varias rutas alternativas que podemos tomar cuando necesitamos una talla más grande para nuestro traje de novia. Una de ellas es mantener la intención de comprar ese vestido que creemos (o sabemos) perfecto, y encargarlo a medida para que se ajuste como un guante. En estos casos resulta crucial conocer bien la forma de la silueta para no fallar con el modelo elegido: dos novias con idéntico peso pueden tener figuras diametralmente distintas dependiendo de su estructura ósea, la cantidad de músculo que tengan y el modo en que se distribuya el tejido adiposo, y que tiende a concentrarse en una zona particular (el trasero, las piernas, el abdomen, el pecho y brazos…)
Otro factor que puede hacernos decidir en favor de uno u otro vestido es el tejido: hay tejidos que aumentan visualmente determinadas zonas del cuerpo, y esto cuenta tanto para las novias de talla grande como para las XS. Un tejido de mayor consistencia, como un mikado, por norma resultará más pesado que una gasa de seda o un traje de organza. La fórmula, sin embargo, es caprichosa: los tejidos más rectos en caída -como por ejemplo la tafeta-, definen mejor la silueta, y no se mueven ni juegan malas pasadas pegándose a las zonas del cuerpo que menos queremos resaltar.
Para las novias que prefieran prescindir del vestido de catálogo convencional, el taller es otra opción excelente donde diseñar un vestido que se adapte totalmente a nuestras necesidades, y acepte todas las modificaciones imaginables. Esto permite más manga ancha a la hora de decidir, por ejemplo, dónde colocar bordados, encajes o incrustaciones; los ornamentos del traje de novia suelen ejercer una doble función: por un lado aportar luz al rostro, si van situados en los hombros o el escote, y por otro, desviar la atención, llevando la mirada hacia los puntos fuertes de la figura de la novia o del propio traje.
La tercera y última opción es la de las firmas de novia especializadas en el mercado plus-size, y que cada año aumentan la oferta de trajes pensados para mujeres de talla grande, ampliando el abanico de opciones hasta competir con el de las tallas regulares. Recuerda que si no encuentras el tuyo en ninguna boutique, siempre puedes ampliar miras y buscar entre los vestidos de fiesta en blanco y off-white de temporada: el secreto de un buen traje de novia no es tanto la confección como la confianza de la mujer que lo lleva.
A la hora de accesorizar un vestido de novia plus-size, como con cualquier otro traje de noiva, hay que empezar de dentro hacia afuera, prestando especial atención a la lencería y corsetería que se esconderá bajo el traje, y que puede obrar auténticos milagros, no tanto en volumen como a la hora de redefinir la silueta. No se trata de aspirar a cambiar radicalmente de un día para otro (cada mujer es como es), sino a mantener el vestido perfectamente en su sitio, desde el pecho hasta la cadera.
Es importante, sin embargo, intentar dar con un vestido que nos resulte cómodo sin que tengamos que llevar una prenda de compresión debajo. Intenta evitar el Spanx (o similares) durante la búsqueda y pruebas del vestido -siempre puedes decidir llevarlo en el último momento-, porque el día de la boda es largo y lo último que quieres es llevar algo que te moleste, se clave o te ponga más trabas a la hora de ir al baño. Ten presente que el vestido, también el de talla grande, debería ser capaz de sacar por sí solo lo mejor de ti.
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