Pedro es de Alburquerque, una ciudad mágica en lo alto de una montaña, en plena sierra de San Pedro, rodeada de alcornoques centenarios. Lorena y él han recorrido todos sus rincones y cuando contactaron al fotógrafo artístico de bodas, Jesús Caballero, de WhiteDressPhoto, tenían claro que sus fotos preboda serían en un lugar encantado, muy especial para ellos.
El enclave elegido: el Castillo de Azagala, un castillo abandonado desde el que se domina toda la zona, a orillas de un precioso embalse. Un lugar casi inaccesible, al que novios y fotógrafo tuvieron que subir a pie, cargados con la mayor parte de las cosas: además del indispensable equipo fotográfico, la pareja quería tener consigo todos los recuerdos importantes para ambos. Objetos de la infancia, libros y películas con mucho significado y hasta una pareja de muñecos, representando sus profesiones.
Para la ocasión, además, organizaron un suculento picnic, con empanada incluida. Las imágenes más bellas del reportaje: las que se tiraron desde lo alto de uno de los torreones, donde escribieron divertidos mensajes en pizarras y brindaron con Lambrusco. Una forma maravillosa de ganar complicidad con el fotógrafo, que culminó con unas últimas tomas junto a la orilla del embalse.
El toque sorpresa: el clima, amenanzado tormenta pero sin llegar a abrir en toda la tarde, proporcionó una luz maravillosa, filtrada por las nubes, que dio como resultado un book de preboda prácticamente perfecto, lleno de naturalidad e imágenes tiernas.
Pedro y Lorena, además de demostrar sólo con imágenes que están hechos el uno para el otro, simbolizan a la pareja perfecta, capaz de preparar con toda la ilusión y cariño cada detalle de todos los pasitos que les han llevado hasta el altar.
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