El destino de Felisa y Javier decidió unirlos en la maravillosa playa de Punta Umbría. Aunque ambos eran compañeros de universidad en Madrid, no fue hasta el verano de su último año de carrera, cuando se reencontraron en esa playa y surgió el amor. Un noviazgo que, ocho años más tarde, se convirtió en una preciosa boda retratada por Blanca Geló (B/G fotógrafos).
La boda con la que esta pareja soñaba no era otra cosa que la simple celebración de una fiesta con la familia y los amigos más cercanos, en un ambiente distendido en el que primara la alegría y la diversión. “Lo que queríamos, en definitiva, era vivir un día feliz y celebrar que queríamos seguir estando juntos y formar una familia”, cuenta Felisa
Desde el primer momento los novios tuvieron claro los dos pilares básicos del evento: la iglesia del Salvador y el restaurante Abades Triana de Sevilla. “Siempre había querido celebrarlo allí, desde que Javi me invitó a cenar en un cumpleaños”, recuerda Felisa. “El estilo del restaurante, novedoso, moderno y elegante iba totalmente con el tipo de boda que queríamos”, cuenta Felisa.
Para su vestido de novia, Felisa se decantó por el modelo Occidente de Aire Barcelona. “Me enamoré del vestido en cuanto me lo probé. Es un modelo que tiene luz… Fui feliz en todas y cada una de las pruebas que me hicieron”, recuerda.
Como joyas, Felisa lució su anillo de compromiso, un precioso diseño de oro blanco y diamantes de talla princesa de la joyería Suárez y unos pendientes regalo de Javier de la joyería Swarovski. Unos zapatos- con tanta luz como el vestido- de Pura López y un precioso ramo de de peonías blancas y rosas de la floristería Cártamo completaban el conjunto. “El ramo me lo regaló una de mis mejores amigas, a la que devolví el regalo con otro ramo que le entregué en la boda con el deseo de que ella, que tanto lo buscaba, encontrara también el amor. Ella me dijo: “a ver si me llega algún día… y que no sea muy lejano!”. Yo le respondí: “Llegará antes de lo que esperas, ya verás!” Esa misma noche le presentamos a un amigo de Javi que teníamos pensado presentarle desde hace tiempo y… surgió el amor también entre ellos!”, cuenta la novia.
Para su maquillaje y peluquería, Felisa confió en Luis Ramos & equipo, quién apostó por colores neutros para su rostro y por un recogido bajo para su cabello. El peinado estaba rematado por un espectacular tocado que la diseñadora Ana, de Cherubina había hecho especialmente para ella.
Javier escogió la elegancia clásica para su gran día con un chaqué de O’Kean acompañado de una corbata de Loewe y unos sanfermines de oro como gemelos, regalo de la familia de su padre. Estaba guapísimo a su llegada a la Iglesia del Salvador de Sevilla a la espera de que su futura mujer hiciese su entrada en el templo. Un lugar con un gran valor sentimental para la novia, ya que sus padres también se casaron allí.
En la iglesia se vivió uno de los momentos más especiales cuando la Escolanía Los Palacios cantó una habanera escrita por el abuelo de Felisa sobre el amor. “Era una sorpresa para la familia de mi madre y en especial para ella, que se casó allí hace más de treinta años. En ese momento, mi abuelo bajó del cielo y compartió unos instantes con nosotros, justo después del sí quiero”, cuenta la novia.
Tras la ceremonia y la tradicional lluvia de arroz, para la que los invitados contaron con unos cartuchitos repartidos con los novios, Felisa y Javier se marcharon a hacerse sus primeras fotos como marido y mujer en compañía de los fotógrafos de Blanca Gelo (B/G fotógrafos). “En la Iglesia repartimos unos cartuchos de arroz que eran como unos paquetes de cerillas con unas instrucciones muy divertidas para tirar el arroz. Los paquetitos iban a juego con las invitaciones que habíamos dado, muy originales, y de los colores de la boda, el blanco y el rojo, de Día B”, recuerda Felisa.
Tras las fotos, los novios llegaron al restaurante Abades Triana para la cena tipo cóctel, rompiendo con lo tradicional. “Queríamos estar con quien nos apeteciera, charlando y pasando un buen rato; picotear cositas pequeñas pero especiales”. Como colofón, ,los novios pusieron una mesa de chuches decorada por ellos mismos y como decoración/photo call un corazón enorme de corcho en rojo y blanco con las letras F+J, hecho también por ellos.
El baile de los novios fue la excusa perfecta para empezar con la fiesta que disfrutaron con sus amigos y familiares. ¡La felicidad se palpaba en el ambiente!
Y es que la de Felisa y Javier fue una boda pensada para ellos y sus familiares, sin importar los protocolos ni los tradicionalismos. Solo una expresión del amor de esta pareja que ha decidido unir sus vidas para siempre. Desde Zankyou os damos la enhorabuena y las gracias por compartir con nosotros vuestro gran día.
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