Las 10 ciudades más románticas del mundo: ¿por cuántas te gustaría pasear?
Escoge una de estas mágicas ciudades y pasa unas vacaciones irrepetibles y románticas.
El planeta Tierra es hogar de un sinfín de lugares de ensueño, capaces de robar el corazón a cualquiera de sus visitantes. Su inmensidad es idónea para albergar todo tipo de ambientes y situaciones, paisajes increíbles, construcciones insólitas y la esencia de cada espacio, único por su característica singularidad. El amor es, en ocasiones, la pincelada que llena de magia la maravillosa paleta de colores de algunas de sus ciudades. No dejéis de conocer las ciudades más románticas y disfrutad de vuestro amor en cada rincón. Si estás enamorado/a, buscas estarlo o pretendes avivar vuestra debilitada llama, toma nota de estas ciudades para perderte entre sus calles y caer presa de su poderoso embrujo.
1. París (Francia)
París es la ciudad del amor por excelencia. También es la Ciudad de la Luz, tanto por su imagen metafórica de “luz del mundo” en cuanto a progreso como por ser la primera ciudad en recibir luz eléctrica en las calles. En este sentido, también destaca su fuerza artística, presente durante toda su historia y responsable de la llegada de una buena colección de artistas que acogió en su seno (véase el Louvre, otros museos y salas de exposición).
París debe su carácter romántico a la perfecta confluencia de clase, señorío y tintes bohemios. Esta mezcla ofrece el disfrute por igual de anchas avenidas y de estrechas calles atestadas de encanto y sonido de acordeones; de bellas composiciones históricas (Basílica del Sacre Coeur) y de edificios vanguardistas (Pompidou); de obras sofisticadas en teatros clásicos y de atrevidos espectáculos en el Moulin Rouge y alrededores; y de restaurantes lujosos y un buen puñado de recoletas cafeterías. Sus travesías por el Sena, la Torre Eiffel, los paseos por sus calles (mención especial al Barrio de Montmartre) y las lecturas en los cafés son señas románticas que la convierten en la Ciudad del Amor, con el recuerdo de artistas clásicos y experimentales decorando su pasado, presente y futuro. También la luz como antorcha de su magia clásica y moderna.
2. Brujas (Bélgica)
Hermana de Gante y Amberes en cuanto a encanto y magia, Brujas es una de las joyas de Bélgica y Europa, una pequeña ciudad con rincones de fantasía, viejas historias y belleza de cuento. Allí se gestan maravillosas pedidas de mano, viajes de novios y escapadas románticas. Su conjunto es el germen de cualquier cuento de hadas y, haciendo honor a su nombre original (Bryggia=Brugge=puentes), la ciudad es un conglomerado de puentes de piedra en lugares recónditos, pequeñas calles y grandes espacios. Su componente vegetal, a base de jardines y parques cuidados con verde esmeralda, comulga a la perfección con su material arquitectónico, que despunta en tejados de casas de brujas y el tono rojizo de su ladrillo visto. Un pequeño sueño del que no despertar jamás.
3. Kioto (Japón)
Como el buen vino y las personas con estrella, Kioto es una de las ciudades mejor conservadas de Japón, quizá porque pasó desapercibida en la Segunda Guerra Mundial para los aviones americanos. Hoy, la ciudad mantiene los edificios de finales del XIX que tanto representan la cultura japonesa, conservando a la perfección numerosos espacios míticos y adaptando los nuevos al estilo de entonces. Es una localidad grande que ha mantenido las peculiaridades de las pequeñas y encantadoras ciudades con luz propia. Además, combina su excelente panorama urbanita con la belleza de su paisaje rico en colores otoñales, con los cerezos japoneses en flor decorando los jardines de la ciudad en primavera. Además, sus bellos y místicos templos que forman parte de los Monumentos Históricos de la Antigua Kioto fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
4. Florencia (Italia)
Una gran ciudad convertida en pueblo por su carácter recogido y artístico. Italia es la cuna del arte clásico, con el Renacimiento como bandera bien ondeada en Florencia. Allí se citaron artistas como Leonardo da Vinci, Boticelli y Miguel Ángel, genios y referentes de la pintura, la arquitectura y la escultura. La Galería de los Uffizi es un claro ejemplo de todo el arte que se respira en la ciudad.
Sus calles son obras de arte, cuidadas y conservadas con mimo, y muchas guardan tesoros tan valiosos como el Puente Vecchio, uno de los escenarios más mágicos del continente. Allí se reúnen comerciantes que todavía guardan antigüedades como oro en paño en tiendas con aroma a almizcle. La Catedral de Santa María del Fiore es otro regalo para los ojos, la autentica estrella de la ciudad que alcanza el cielo vestida de un blanco imponente, como una novia centenaria a punto de dar el “sí, quiero”. Su primer vistazo es indescriptible, una emoción inabarcable. Todo este despliegue en la región de la Toscana, una de las más encantadoras de Europa, puramente mediterránea.
5. Granada (España)
La Alhambra es el diamante en bruto que ha colocado Granada como uno de los grandes destinos de España. Pasear por sus palacios, jardines y calles es una verdadera vuelta a la Edad Media, cuando todavía se conocía al territorio nacional como Al-Ándalus. Sin embargo, Granada podría desvincularse de la Alhambra y seguir encandilando a sus visitantes con su incomparable poder seductor, inédito en el país. Allí se pintan las mejores puestas de sol, apreciables desde miradores como el de San Nicolás, y se disfruta de cenas románticas en enclaves de excepcional belleza, como en las terrazas del Campo del Príncipe.
Las calles del Realejo, antiguo barrio judío, se acicalan con el blanco andaluz que reina en su arquitectura, y contrastan con el color que nutre la Alcaicería, un viaje a Marruecos y a su esencia más pura, en recuerdo al pasado de la capital granadina. El Albaicín es uno de los puntos más altos de la ciudad, uno de los barrios que guarda susurros de la época hippie y que culmina en uno de sus deliciosos miradores, con la Alhambra y Sierra Nevada como telón de fondo.
6. Ámsterdam (Países Bajos)
Ámsterdam es mucho más que todo lo que dictan los estereotipos. La capital de Países Bajos es cultura, tolerancia (gran comunidad gay), buen gusto y encanto; un centro artístico que puede recorrerse de cabo a rabo con la bicicleta, uno de los símbolos nacionales del país. La ciudad es conocida como la “Venecia del Norte” por sus innumerables canales, espacios de agua observados por pintorescos puentes que hacen las delicias de sus habitantes y turistas.
Ámsterdam se divide en varios barrios, pero es la zona vieja la que enamora a cualquiera que tenga corazón. Sus casas dieciochescas son sus principales elementos para decorar el paisaje de la ciudad, hileras de viviendas que mezclan colores cálidos y negros y buscan cualquier espacio para sobrevivir. En sus calles, inundadas de esa magia característica de la Europa del siglo XVIII, se mezclan galerías de arte con cafeterías hipster, tiendas de antigüedades con cervecerías. Museumplein es el hogar de sus grandes museos, con el recientemente reformado Rijksmuseum a la cabeza; y el Barrio Rojo, su mayor tesoro, único por todo lo que muestra y esconde. A lo largo de sus calles, las iglesias de tintes medievales se alzan entre la amalgama de viviendas, las plazas más románticas se esconden y reservan para los soñadores (ojo Begijnhof) y muchos secretos esperan para aquellos que sepan buscar.
7. Nueva York (Estados Unidos)
Manhattan es el pulmón de una de las ciudades más importantes del mundo, maestra en contrastes según las zonas que nutren su alargada fisonomía: desde el jaleo del Midtown, con Times Square como referencia del bullicio, hasta el Village con sus inmuebles típicamente neoyorquinos; desde los rascacielos que rodean la Quinta Avenida y el World Trade Center hasta la elegancia del Upper West Side y East Side. El Puente de Brooklyn y Central Park son dos de sus espacios más románticos para pasear y perderse, así como los célebres locales de jazz (Blue Note Jazz Club).
Sin embargo, desde su cúspide hasta su base, el recorrido es maravilloso por la mezcla de ambientes y espacios de cine que surgen en cada esquina, rincones bucólicos como Bryant Park, Madison Square Park o Washington Square. LittleItaly y Chinatown no son lugares románticos per se, pero cualquier visita requiere un vistazo a tan genuinos emplazamientos. ¿Es posible encontrar encanto y romanticismo en una ciudad tan caótica? En Manhattan de Woody Allen está la respuesta, con una exquisita fotografía en blanco y negro, además.
8. Zúrich (Suiza)
Otra ciudad de cuento en la que predomina la pulcritud y la belleza de sus edificios y calles. Los tejados puntiagudos son su seña de identidad, muy representativos de la Europa más bella y auténtica. Como una de las principales ciudades de Suiza, la ciudad hace honor a la filosofía del país: bienestar, belleza y limpieza. Sus paseos a la orilla del río son íntimas y silenciosas celebraciones del amor, donde solo vale sentir. Sus amplios espacios surcados de puentes actúan de contrapunto con las estrechas calles llenas de bares con encanto, escaparates de aire medieval y plazas escondidas. Por la noche, el espectáculo visual de luces y colores es sobrecogedor, un viaje en el tiempo exquisito. En época de lluvias, la ciudad se viste con uno de sus trajes más bucólicos, que resta importancia a las inclemencias climatológicas. Una delicia.
9. Cartagena de Indias (Colombia)
Nombrada en 1985 Patrimonio Histórico, Artístico y Cultural de la Humanidad por la UNESCO, Cartagena de Indias, conocida popularmente como Cartagena La Fantástica, guarda la esencia que le vio nacer, aunque no renuncia al progreso. De esta forma, su variedad cultural y turística, con lugares de estancia y restaurantes de lujo, choca alegremente con la arquitectura colonial de la ciudad, un regalo histórico para sus visitantes. Cartagena adereza sus edificios con una vistosa paleta de colores que otorga una belleza especial a los paseos y calles de la ciudad. Allí también cohabitan grandes monumentos y edificios emblemáticos, con las Murallas de Cartagena, la Plaza de la Aduana y el Palacio de la Inquisición como principales referentes. El breve regreso a la época colonial permite descubrir más de la ciudad, mucho mejor a lomos de sus carruajes de época. ¿Se te ocurre un paseo más romántico?
10. Praga (República Checa)
Otro reducto bohemio con el recuerdo de artistas en busca de inspiración, a la espera de hallar las musas que daban sentido a sus obras. Ideal como escenario de novelas fantásticas, la magia de Praga va mucho más allá de su célebre Reloj Astronómico. La Plaza de la Ciudad Vieja es una maravilla de corte medieval, bella tanto en su forma, por la hilera de casas de época y la mezcla del gótico y el barroco de sus edificios más importantes, como en su fondo, abierto a mercados de comida, espectáculos y la sensación de asistir en cualquier momento a alguna justa medieval. El Puente Carlos es uno de los más románticos del mundo, tanto por las vistas que se dibujan desde su superficie como por el placer que supone pasear sobre el río Moldava. Praga es un sueño que transporta a un pasado repleto de marionetas, pócimas y castillos. También una manera única de celebrar vuestro preciado amor.
Escoge una de estas mágicas ciudades y pasa unas vacaciones irrepetibles y románticas. Si tu idea es disfrutar de una luna de miel muy especial, opta por un lugar que permanezca en tus recuerdos venideros. El mundo es grande y está lleno de posibilidades. ¡Aprovéchalo!
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