Día Internacional de la Mujer: la revolución femenina en las bodas

Este es su día y nadie puede impedirles sentirse especiales. Echa un ojo a los cambios que ha experimentado la mujer a lo largo de los años y, ya de paso, ¡alucina con ellos!

Día Internacional de la Mujer: la revolución femenina en las bodas
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El 8 de marzo es un día muy especial para las mujeres de todo el planeta, aunque también para la sociedad como conjunto. El reconocimiento de los derechos adquiridos por las mujeres a lo largo de los años es una señal de la evolución humana, una rotura de cadenas que, durante mucho tiempo, nos han anclado al pasado. Este paso hacia el futuro influye considerablemente en el matrimonio, tanto en el período de convivencia como en la preparación de la misma boda. En este sentido, la división de tareas para organizar el gran día es fundamental y una genial representación de ese equilibrio que, poco a poco, empieza a instaurarse.

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Todavía quedan muchas batallas por ganar y la guerra, todavía en el horizonte, es la lucha más importante, ese momento en el que no hará falta un día como éste, pues la igualdad será un hecho tan obvio como que el día precede a la noche. Mucho arroz se ha gastado y muchos pétalos se han derramado hasta llegar al tiempo presente en el que las mujeres tienen total libertad de elección en el momento de casarse. Tristemente, antes no era así y te lo contamos en estos puntos…

1. ¿Sabías que en el siglo XIX las mujeres no tenían ni voz ni voto a la hora de casarse? Así es. ¡Era su padre el encargado de buscar el novio a su hija! ¿Casarse por amor? Hoy sí. Hace tiempo resultaba inviable. Triste, pero cierto.

2. Hoy en día, las mujeres pueden dejar a un lado el asunto del matrimonio, decidir no tener hijos y, aun así, ser respetadas por la opinión pública. El tópico de la vieja amargada y rodeada de gatos es una antigualla que ha pasado a la historia. Las mujeres solteras pueden gozar de un excelente prestigio laboral y personal.

3. Aunque tiempo atrás resultaba imposible, hoy en día, cualquier mujer puede dar el “sí, quiero” a otra mujer. ¡Amor libre!

4. Hasta 1960, la mujer no podía trabajar fuera del ámbito doméstico. Una locura, ¿no? Fue gracias a la Ley de Derechos Políticos Profesionales y Laborales de la Mujer y a los cambios socioeconómicos que llegaron en la década de los 60. Hoy, ingenieras, profesoras, cajeras, arquitectas, taxistas, arqueólogas y científicas dan el callo cada día ahí fuera. No obstante, la igualdad de salarios en algunos trabajos es nuestra asignatura pendiente.

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Foto: El Marco Rojo

5. La incorporación de la mujer al mundo laboral y su capacidad para valerse por sí misma le han permitido contribuir a los gastos de la boda y hacer su propia lista de invitados sin depender de sus padres. Parece obvio, pero en su día no lo era.

6. ¿Y qué pasa con el vestido? Se acabaron las limitaciones en la moda, también en el ámbito de las bodas. Escotes, colores atrevidos, hechuras ajustadas, brazos y espalda al aire… ¡Eres totalmente libre a la hora de elegir! Tampoco tendrás que apuntarte al gimnasio en las semanas previas: ¡hay vestidos para todas!

7. El concepto de mujer recatada y tranquila, que no saca los pies del tiesto, también se ha dado de baja en esta sociedad. Las chicas, como los colores, las hay de muchísimos tipos y para todos los gustos, porque cada una es única.

8. La llegada de la democracia a España supuso un cambio sustancial para la mujer, tanto que el feminismo llegó a sus cotas más elevadas (Primeras Jornadas Nacionales para la Liberación de la Mujer). Aprovechamos este apartado para aclarar que el feminismo aboga por la igualdad entre el hombre y la mujer, no por la supremacía de la primera sobre el segundo. ¡Que quede muy claro! 

9. Una de las ventajas que aporta la modernidad es la variedad de bodas: rústicas, clásicas, elegantes, un poco frikis… ¿Por qué no? Estas decisiones dependen de hombres y mujeres. ¡Viva el trabajo en equipo!

10. En la actualidad, todos las parejas jóvenes reflejan su igualdad ante la sociedad con la toma de decisiones conjunta en su matrimonio. No obstante, el pasado ha dejado un poso difícil de borrar que, además de comportamientos machistas por parte de muchos hombres en la sociedad (comentarios, pensamientos), mantiene una fuerte desigualdad en algunos matrimonios. El peor machismo es el que se ejerce sin que uno se de cuenta, pues resulta un comportamiento natural. ¡Aún hay mucho por hacer!

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Foto: Velas Studio

11. La Constitución de 1978 fue un punto de inflexión para los derechos de la mujer. El artículo 14 introdujo apreciaciones legales a favor de la igualdad y trató asuntos tales como el divorcio y el aborto en los que la mujer tiene un papel protagonista.

12. Desde 1961, Europa abraza un adelanto evolutivo que en España no llegó hasta 1978 a causa de la dictadura franquista: la píldora anticonceptiva. Con su llegada, las mujeres podían decidir si querían tener hijos, el número de ellos y, como consecuencia, separar la sexualidad de la procreación. ¡Nuevas perspectivas de placer!

13. La Constitución también implicó el aterrizaje del divorcio y la posibilidad de acabar con un matrimonio infeliz. A partir de entonces, hombres y mujeres tenían total libertad para buscar la felicidad en otra parte.

14. El Régimen de separación de bienes fue otra gran noticia para la mujer, pues podía conservar su patrimonio durante el matrimonio y en caso de que éste no funcionase. En una sociedad en la que las mujeres están tan preparadas como los hombres, este aspecto es clave para preservar la igualdad. Lo dice el artículo 1437 del Código Civil, así que, ojito.

15. La violencia de género es una de los problemas más peliagudos que asola la sociedad. La Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género de 2004 ha servido de mucho a las mujeres que han sufrido este terrible mal, pero aún hay mucho por hacer. Los partidos políticos se están esforzando cada vez más en este ámbito. ¡Ni una menos!

16. ¡La amistad entre hombres y mujeres es posible! Teniendo en cuenta que hasta bien entrado el siglo XX los chicos y chicas no podían estudiar juntos, es un alivio que la sociedad actual haya aceptado este tipo de amistad con la mirada limpia.

17. Vivir juntos antes de casarse no solo es un placer para la pareja, sino un asunto necesario que puede determinar la viabilidad del matrimonio. Antes de dar el gran paso, es mejor hacer una prueba.

El camino hacia la igualdad es duro, una carrera de fondo que lleva años disputándose y que debería haber empezado mucho antes. Este mundo diseñado para los hombres trajo la necesidad de luchar por algo que, racionalmente, nunca debió tener lugar de existir la justicia y la igualdad. No obstante, y teniendo en cuenta lo que nos ha tocado vivir, vamos por el buen camino.

El 8 de marzo es solo para ellas, pero siempre es buen momento para agradecerles su valor y sus extraordinarias formas de ser. Son especiales y tienen derecho a que se lo digan, aunque ellas ya lo sepan.

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