Hay lugares del mundo (la Torre Eiffel, el Coliseo, el Puente de Brooklyn…) que se sitúan entre los más emblemáticos del planeta. No obstante, muchos de ellos pueden sufrir una vuelta de tuerca, mirarse desde otra perspectiva y utilizarse con fines románticos, sin cámaras de por medio. Te sugerimos la organización de grandes citas, similares a las del primer día, en lugares con magia y fantasía renovada. Tanto si están en tu ciudad como si debes desplazarte para llegar hasta ellos (nunca viene mal un viaje), disfruta con el encanto de estos rincones únicos.
Begijnhof, Amsterdam (Países Bajos)
Mágico, íntimo, espiritual… La lista de adjetivos relativos a este templo de calma podría ser interminable. Se halla en pleno centro de Ámsterdam, al borde de Single, uno de sus canales más largos y sinuosos de la ciudad. Su ubicación, por otro lado, es un misterio para los turistas. En la plaza de Spui, al otro lado de una puerta aparentemente normal, se abre un jardín silencioso, forrado con las casas dieciochescas típicas de la ciudad. Resalta el verde intenso de la hierba, los rojos, blancos y negros de las viviendas, la dos iglesias (una de ellas clandestina en el pasado) y el secretismo de una comunidad de mujeres católicas y laicas que se forjó hace siglos.
Taj Mahal, Agra (India)
Majestuoso y conocido por todos, ¿verdad? Lo que quizá no sepas es que este fastuoso palacio fue un regalo de amor. El emperador mogol Sha Jahan dedicó parte de su vida a construir esta espectacular tumba para su difunta esposa, Mumtaz Mahal, cuya muerte le dejó devastado. Para celebrar el amor, no hay mejor lugar en la India en el que demostrar este sentimiento entre la pareja, mientras se admira una de las Las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno, y se pasea por sus incomparables jardines palaciegos.
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Montmartre, París (Francia)
A finales del siglo XIX y principios del XX, Montmartre era un reducto de bohemios, artistas y líderes de los movimientos culturales más importantes de Europa. Hoy, la esencia de ese pasado glorioso se mantiene en sus cafés, callejuelas, escaleras, personajes pintorescos y en el estigma artístico, diseminado en las obras de los pintores callejeros. El paseo culmina en hermosa Basílica del Sacré Coeur, a la que te recomendamos acceder tras subir la larga escalinata, como hiciera Amelie en su película homónima.
Islas Marietas (México)
No hay nada como tirar de romanticismo y aventura al mismo tiempo. En Islas Marietas, os espera un recorrido por el fondo del mar, con los complementos de snorkle a punto y el regocijo de sentirse parte del otro, como los animales acuáticos sintonizan con las corrientes marinas. La experiencia incluye el paseo en barco hasta la zona, un paisaje bello y tranquilo, y la incomparable visión de tortugas marinas, delfines y ballenas. Una travesía romántica y reconfortante, en contacto con la naturaleza, que lleva entre la isla Larga y la isla Redonda y desemboca en la encantadora playa Escondida.
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La Medina de Tánger, Tanger (Marruecos)
En un paisaje surcado por minaretes, disfruta del delicioso contacto con la cultura musulmana, desde sus muchas y variadas calles hasta el olor de las especias de los zocos. Atrapada tras una muralla, la Medina tiene influencias españolas, francesas y portuguesas, reflejadas sobre todo en su Gran Zoco. No obstante, su esencia más auténtica permanece en las gentes, tiendas y paredes que nutren el Zoco Chico. La Plaza del 9 de abril de 1947 es una de sus grandes referencias, y en ella se alza la Mezquita Verde, una imagen sagrada y romántica que pone la guinda a una noche diferente en pareja.
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Parque del Retiro, Madrid (España)
El Retiro es un célebre parque de Madrid que, a simple vista, puede parecer típico. Sin embargo, guarda en su seno un sinfín de ambientes románticos, forjados en rincones que cada pareja suele disfrutar a su manera: un trayecto en barca; una visita al Palacio de Cristal, con el atardecer reflejado en sus cristales; o un simple paseo por sus jardines. En medio de la ciudad, se produce una increíble comunión con la naturaleza, ideal para diseñar citas de ensueño.
Bryant Park, Nueva York (Estados Unidos)
Para una noche especial, en medio de la normalidad, Bryant Park es un lugar fantástico en el que relajarse. Se encuentra en mitad del tumulto, en la Quinta Avenida con la calle 42, pero la calma que despierta es pasmosa, sobre todo al situarse en un lugar de tanto ajetreo. Consiste en un rectángulo de césped iluminado por la vasta iluminación de los rascacielos. A lo bordes del terreno verde, una hilera de mesas y sillas se refugian entre el claroscuro que forman la noche y las débiles luces decorativas. Disfruta de tu pareja y de un buen trozo de tarta, en medio del mundo, pero ajeno a él.
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Ponte Vecchio, Florencia (Italia)
Uno de esos paseos que avivarán vuestro amor lenta, sensual y mágicamente. Si lo recorréis de arriba abajo, viajaréis al Renacimiento en un abrir y cerrar de ojos, asistiendo a un festival de fragancias, objetos nostálgicos, reliquias, almizcle, puestos encantadores y sensaciones llenas de historia, romanticismo y fantasía. Este retazo de la Edad Media contiene dos terrazas para disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad, reflejadas en el río Arno. A pesar de la aglomeración de personas, el trayecto es tan delicioso que os sentiréis solos en vuestra particular burbuja irrompible, con la música de fondo de algunos artistas.
Lago Lemán, Ginebra (Suiza)
Suiza es uno de los países más especiales del mundo. Después de atravesar ríos, verdes hileras de montañas e imbuirse en la fría naturaleza de los Alpes, el pulcro y privilegiado país tiene mucho que contarnos. El lago Lemán, el más grande de Europa occidental, es una de las principales atracciones de Suiza. Su fenomenal extensión y la belleza que le rodea es ideal para diseñar veladas románticas. La superficie atrapa la luz del sol y de la luna, y coloca los cimientos de las montañas que se elevan verdes e imparables a su alrededor. Como bello y medieval guardián, el Castillo de Chillon vigila en la orilla del lago y regala composiciones de cuento de hadas.
Parque del Amor, Lima (Perú)
Un tesoro para las parejas más románticas. Su escultura central, El beso, es solo un ejemplo de todo lo que representa este enclave único del Malecón Cisneros, en Miraflores. La impresionante vista del océano Pacífico, teñida de naranja en sus encantadores atardeceres, es otro de sus grandes alicientes. Las formas irregulares y onduladas de su arquitectura, rematadas con cerámica y azulejos, suponen un claro homenaje a Antoni Gaudí y su excelsa obra artística. La belleza natural, el arte del lugar y el amor conforman un regalo muy especial para los enamorados.
No dejes que los grandes lugares del planeta se conviertan en la rutina de sus maravillosas ciudades; siempre puedes buscar el lado romántico del mundo, digan lo que digan. ¿Has tomado nota?
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