Cómo elegir vestido de novia para una boda en la playa en 5 pasos

¿Estáis pensando en casaros en la playa? Ten en cuenta los tres mejores vestidos de novia que te proponemos a continuación ¡Deslumbrarás!

Cómo elegir vestido de novia para una boda en la playa en 5 pasos
  • Vestidos de novia
  • En la playa

Si ya has decidido que te vas a casar a la playa y tienes todos los permisos para poder llevarla a cabo, puedes empezar con el resto de partidas. Y una de las más importantes es el vestido de novia, que engalane a una de las protagonistas de este gran día. En la playa, el asunto puede cambiar por la especialidad del lugar. Sin embargo, a pesar de todos los consejos que vamos a darte, siempre debes mantener tu personalidad intacta y amoldarte al lugar dentro de tu estilo. Aunque las bodas en la playa inspiran ciertos patrones, no olvides que tú eres la protagonista y que nadie debe sugestionarte, ni siquiera esa maravillosa playa.

1. Tener en cuenta la época del año y la hora

2. Valorar el tipo de boda de playa

3. Elegir la tela óptima

4. Determinar el corte del vestido

5. Escoge los complementos adecuados

1. Tener en cuenta la época del año y la hora

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Cuando pensamos en una boda en la playa, la primera imagen que se nos viene a la cabeza es la del verano, las palmeras, el sol y toda la parafernalia acorde. Sin embargo, olvidamos que la playa está disponible todo el año y que en algunos lugares la temperatura es óptima los 365 días del mismo.

Así, para las bodas celebradas entre abril y octubre, es decir, en primavera-verano, recomendamos vestidos ligeros, sencillos, sin demasiados complementos y con telas frescas. Aprovecha el atardecer para que la temperatura sea más baja y el calor y la humedad no sean tan agobiantes, ya que, en general, por la mañana la playa suele ser una mala opción en esta época del año.

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Vestido: Valerio Luna | Foto: The Journal Wedding

Para celebraciones durante el resto del año, la opción de la playa es interesante por el ambiente bucólico que genera en épocas más frías y por la temperatura tan agradable, más que en algunos momentos del verano. Además, la disponibilidad es mayor, y la oportunidad de elegir entre más vestidos mucho más elevada. En estos casos, no es tan necesario un look de playa como los que te vamos a mostrar a continuación, sino otros con referencias informales (no olvides que estás en la playa) pero que recuerde a estilos más tradicionales. Entre ellos, el corte sirena y el imperio, con escotes pronunciados tanto por delante como por detrás.

En cuanto a la hora, si la boda se celebra en verano, opta por un vestido muy fresco, con escote, manga corta, sin mangas o sin tirantes (el palabra de honor triunfa), y recurre a telas vaporosas como la gasa, abierto a rebajar la temperatura ambiente. Si es por la tarde, incluso en la playa corre una brisa que, dependiendo del lugar, podría frenarse con la manga larga o los tres cuartos y telas un poco más compactas.

En invierno, recurre a vestidos más abrigados y, si de verdad hace un poco de frío, algo bastante factible, opta por chaquetas, abrigos o chales preparados para estas situaciones que no te impidan celebrar tu boda en semejante paraje a pesar de la temperatura.

2. Valorar el tipo de boda de playa

La imagen de las bodas en la playa parecen fáciles de imaginar, pero dentro de este festival “buenrollista” hay muchas opciones que no está de más conocer, ya que cada una de ellas puede determinar el uso de un vestido u otro.

La más idílica es la boda sobre la arena, sin ningún aditamento ni soporte. Es la opción más auténtica, pues el contacto con la naturaleza es total y la sensación de paz y de inmersión con el ambiente una maravilla. En ese sentido, los vestidos largos rozarían la arena, algo que puede quedar bien o estropear el vestido.

En caso de no querer tocar la arena, se puede colocar un camino y un pequeño altar de madera. Los vestidos y zapatos (en caso de llevar) se protegerían mucho más y habría más posibilidades en la vestimenta.

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Vestido: Valerio Luna | Foto: The Journal Wedding

Sobre una tela, el camino es similar al de la arena, pues los pies se hundirían al no contar con suficiente soporte, pero también más seguro ante los roces y manchas.

Algunas playas ofrecen lugares cercanos fuera de la arena que sirven para organizar bodas, ya sean espacios ajardinados o, directamente, las terrazas de hoteles o restaurantes con vistas al mar. En este caso, el vestido podría alejarse del concepto playero, aunque siempre es divertido intentar contribuir al pack costero.

3. Elegir la tela óptima

La playa es un entorno muy especial y los atuendos para una boda han de ser igualmente únicos. Así, destacan los tejidos ligeros y frescos, y a la vez resistentes, pues deben someterse al aire libre de la playa, a la humedad, a la arena, al agua y a la sal. En general, los vestidos que se ven en estas bodas son más sencillos que ornamentados, con menos normal y detalles, bebiendo de la filosofía del mar, por lo que, además, suelen ser más económicos.

La bambula es fantástica para un entorno costero gracias a la ligereza de su tela, que, además, aporta mucho frescor. Esta puede ser de algodón, de seda o sintética, y su aspecto arrugado le da una apariencia de los más hippie.

El charmeuse es una de las telas que te hará parecer más sexy, pues su caída no impide que te resalten todas las curvas. Y, como sorpresa, es reversible, dejando uno de los lados más brillante y parecido al satén, y otro más mate que te hará lucir más discreta. Tú eliges, pero se recomienda tirar de brillante por la tarde-noche y del mate por el día.

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Vestido: Valerio Luna | Foto: The Journal Wedding

El chiffon es perfecto por su sencillez y frescor, y apropiado sobre todo si el vestido tiene capas, ya que caen de manera realmente bella. Está disponible en algodón, rayón, seda o poliéster.

El macramé es uno de los más tradicionales para este tipo de bodas (en Ibiza triunfa) y sirve para apostar por el encaje sin perder un aire de ese espíritu libre que despiertan las bodas playeras.

La gasa es la tela más ligera para un vestido y en la playa triunfa por su extraordinaria ligereza. Su languidez permite que vuele y es el compañero perfecto para faldas voluptuosas, de esas que recuerdan a las bailarinas clásicas.

4. Determinar el corte del vestido

La playa juega un papel muy importante a la hora de elegir el vestido, pues este debe adaptarse al medio sin que acabe desbaratado. Por ello, una buena opción es un vestido de novia playero, más corto que los habituales y alejado del contacto con la arena. Este tipo de piezas son perfectas para añadir frescor al calor del verano y a la sensación de humedad de la costa, y ofrecen el aspecto informal que toda boda playera debe motivar. Por otro lado, este vestido incentiva la libertad de su pareja a la hora de vestir, con un vestido similar siendo mujer, con un traje más veraniego o desenfadado en caso de ser hombre. En este sentido, el vestido ibicenco, elegante a la par que informal, es una opción con más detalles y muy valorada para bodas de este tipo.

Sin embargo, no deben olvidarse los vestidos largos, muy típicos de las bodas más bohemias o hippies y en las que el roce de vestido sobre la arena no es un problema, sino una expresión de libertad mayor. Los vestidos adaptados a la playa suelen ser más económicos, por lo que no requiere tanto cuidado o control.

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Vestido: Valerio Luna | Foto: The Journal Wedding

5. Escoge los complementos adecuados

Los complementos forman parte del vestido y, si sigues una estética muy playera, con el leitmotiv ibicenco y hippie pululando por el lugar, necesitas accesorios acordes. Pero lo importante es no disfrazarse, o al menos no caricaturizar el estilo de la playa cuando apenas tenemos conexión con él habitualmente. Intenta ser fiel a ti misma-

En primer lugar, a la hora de elegir los zapatos, debes tener en cuenta el tipo de boda de playa y la estructura del espacio escogido, sobre todo las superficies. ¿Caminarás directamente sobre la arena o sobre una tela? En este caso, te recomendamos unos zapatos muy sencillos y planos, unas sandalias para caminar más fresca y sentir la arena, o, mejor aún, acudir a la cita completamente descalza. ¿Existe algo más hippie y playero? Cualquiera de estas opciones es válida, aunque en el último caso no está de más tener un zapato de repuesto para moverte por determinados lugares.

En otros casos, se coloca sobre la arena un camino de madera para que los novios estén mucho más cómodos, o incluso se acondiciona la ceremonia cerca de la arena, pero en una zona ajardinada de un hotel o en cualquier lugar con vistas al mar. Aunque es una opción menos auténtica, es perfectamente válida e ideal para las novias que no quieren renunciar a llevar tacones. En este caso, una sandalias siguen siendo la mejor opción, aunque estas limitarán la posibilidad de hacerse fotos sobre la arena o de desatarse con libertad cerca del agua. En este sentido, siempre es positivo estar abierto a renunciar a los tacones durante algunos minutos y disfrutar verdaderamente de una boda en la playa.

En cuanto al resto de complementos, muchas novias buscan llamar más la atención con sus joyas y con el resto de accesorios o, simplemente, generar contraste a través de ellos, por lo que recurren a colores, piedras brillantes y sombreros. Sin embargo, la playa está asociada a la bella sencillez, a las melenas sueltas con sencillos tocados, coronas de flores o diademas en el caso de los detalles de la cabeza. En lo relativo a las joyas, los brazaletes y anillos de inspiración griega o romana, las flores silvestres, las pulseras, las tobilleras y los colgantes largos ganan enteros, siempre teniendo en cuenta el escote del vestido.

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