Mi madre como Celestina: la boda de Amparo y Pablo
Aunque su madre insistía día tras día en presentarlos, ni Amparo ni el compañero de trabajo de su madre, Pablo, podían imaginar que lo suyo acabaría en boda. ¡Descubre su historia!
Siempre hemos dicho que hay muchas cosas por las que tenemos que dar gracias a nuestros padres (de hecho, las resumimos en este post), pero en el caso de Amparo, aún tiene que agradecer una más: haber conocido al hombre de su vida. Y es que fue su madre, compañera de trabajo de Pablo, la que los presentó cuando ambos estaban solteros haciendo posible una bonita historia de amor que acabó en una boda retratada por Cristina Yabiku.
“Mi madre nos conocía a ambos y pensó que haríamos buenas migas, aunque no se imaginaba hasta qué punto”, cuenta. Fue ella la que pidió a Pablo su cuenta de Messenger para dársela a Amparo que, superados los reparos iniciales, decidió escribirle. El flechazo fue instantáneo. “Me enamoró sin verlo solo con las conversaciones del messenger”, recuerda. Tras la primera cita, no volvieron a separarse. Cinco años después se daban el sí quiero.
La pedida de mano también fue muy especial: el día de Reyes, delante de toda su familia, abriendo los regalos, entre los que se encontraba un cachorrito que haría compañía a su perrita Lola, encargada de llevar hasta su dueña la caja con el anillo. ¡Imposible no decir que sí! A partir de ese momento comenzaron los preparativos con la ayuda de Rosa, de Romeos y Julietas. “Me encantaba su trabajo y tenía claro que ella sería mi wedding planner”, recuerda la novia.
Elegir el vestido de novia fue fácil para Amparo, que se decantó por el modelo Delia de Francis Montesinos que compró en Rosalía Bolado vestidos de novia. “La tela es de georgette, con piedras de swarovski blancas y transparentes en la parte de la cintura. Le añadimos cristales de swarovski color amatista, y guipur en lo que parece un chaleco que va encima del vestido. Además, al ser la boda en abril decidimos ponerle manga francesa y lleve un velo de seda natural con las puntas de guipur haciendo juego con el vestido”. El resultado no pudo ser mejor.
Como complementos, Amparo escogió unos pendientes y una gargantilla que le había regalado su abuela y una pulsera y una alianza de Silvior Joyeros (de donde también era el anillo de compromiso) regalo de sus suegros para el gran día. En el pelo, otra verdadera joya, un tocado realizado en Brocal con cristales de swarovski del mismo tono de los que llevaba el vestido. Unos zapatos morados y un ramo en tonos malva, rosa y blanco realizado con fresías completaban su look.
Para el maquillaje y la peluquería, Amparo confió en Sergio Aliaga, quien no dudó en teñir de color chocolate el pelo de la novia para conseguir darle más luminosidad a su estilismo bridal. ¡Estaba guapísima!
Pablo, por su parte, apostó por un chaqué corto de estilo moderno realizado a medida en la sastrería Mallent, con el que sorprendió a todos por su buen gusto a su llegada a la Masía de Aldamar, donde tuvieron lugar la ceremonia y el convite. “Queríamos que todo se celebrase en el mismo escenario ya que hemos ido a muchas bodas y aprendimos que es muy engorroso celebrar la ceremonia en un sitio y a tantos kilómetros el otro. Cuando Rosa, de Romeos y Julietas, nos propuso el lugar supimos que había acertado”, cuenta la novia.
Durante la ceremonia, en la capilla de la masía y dirigida por el hermano del novio que fue dando paso a diferentes familiares que hicieron que fuese única y muy especial, se vivieron algunos de los momentos más emotivos, con miradas y gestos de complicidad entre los novios que Cristina Yabiku captó con su cámara. También se dio una de las anécdotas del día cuando Amparo, que llegó conduciendo un Smart, entró del brazo de su padre y se encontró en el altar también con su suegro: su segundo padrino de boda. Posteriormente, la bodega sirvió de escenario para las primeras fotos de la pareja como marido y mujer.
Y mientras los novios disfrutaban de sus primeros momentos como casados, los invitados descubrían la gran cantidad de detalles que el equipo de Romeos y Julietas había preparado para ellos, con la ayuda de Flores Vendrell para los arreglos florales, presentes también en un original photocall con una cortina de flores. Una decoración que, para que fuera aún más especial, también fue sorpresa para los novios.
“Romeos y Julietas pidió a Lovely Paper los muñecos de la tarta y no solo de Pablo y mío sino también de nuestra perrita Lola, lo que más ilusión nos hizo. La decoración que prepararon Rosa y Marta era sorpresa y tan sorpresa. Eso es lo que me gusta, que tú sabes algo, das tu estilo y ella lo hace y cuando lo ves ese día dices: Woooow… Es genial que ese día te den sorpresas y tu darlas”, señala Amparo.
Tras el convite, servido por el Grupo el Alto, especialista en cocina innovadora basada en la gastronomía española, tuvo lugar el baile de los novios, con el que dieron paso a una fiesta que se prolongó hasta altas horas de la mañana con la música de Fábrica de Senti2.
Y es que cuando unos novios disfrutan tanto de su boda como lo hicieron Pablo y Amparo, cada detalle se convierte en especial y adquiere un significado propio. ¡Ehorabuena a los dos y gracias por compartir con nosotros vuestro gran día!
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