No sé si alguna de vosotras habrá imaginado la boda de Tom Cruise alguna vez. Reconozco que yo sí. Imaginaba que el actor esperaba en el altar de una bonita iglesia, guapísimo con su chaqué. Y la novia que iba a su encuentro…la novia era yo.
Lo imaginé tras ver en 1986, “Top Gun”. Dos años después, en aquella primera fila de un cine de Collado Villalba, lo pensaba de nuevo mientras miraba al talentoso camarero de “Cocktail”. Fantaseaba con ser Elisabeth Shue porque aún creía que los actores eran realmente como los veía en las películas.
El tiempo pasa y las cosas cambian. Con los años ves el cine de otra manera pero un día, en 2001, me invitaron a la premier de “Vanila Sky” y allí estaba él. El actor con el que tantas veces habías soñado de pequeña estaba a punto de pasar a mi lado. Bueno estaba él y su novia española, Penélope Cruz, que también protagonizaba la cinta. Es curioso que las dos trabajamos para unos vídeos de unos grandes almacenes españoles cuando teníamos 15 o 16 años. Después ella se dedicó al cine y yo a la televisión. Quizá ella también imaginaba la boda del actor cuando veía sus películas de pequeña. La realidad es que Penélope entraba al cine cogida del brazo del actor estadounidense como si ambos se dirigiesen al altar. Y yo estaba en la butaca del cine, sentada al lado de Belén Esteban. Puede parece un hecho irrelevante pero no lo es en absoluto. La tertuliana tuvo el atrevimiento de aclamar a Tom Cruise cuando entraba a la sala a oscuras y en silencio, y la pareja de famosos se acercó amablemente a posar con Belén Esteban. ¡Qué vergüenza!- pensé. Pero no podía perder esa oportunidad, así que me levanté y aquí está la instantánea.
Reconozco que no me pareció tan guapo de cerca. Sabía que era bajito y que el cine engrandece a las estrellas y he de decir que la primera impresión tras ver a mi ídolo fue decepcionante. Claro que él ni se percató de mi presencia.
Pero la historia se repite y esta vez, gracias a Amalia Enríquez, he vuelto a asistir a una presentación de una película de Tom Cruise. Misión Imposible 4. Un vez más estoy al lado del actor. Tan cerca. Tan lejos. Y aunque ahora sé que no es como el piloto, ni como el camarero, ni como el agente Ethan Hunt de Misión Imposible, esta vez me fijo en su mirada y confieso que es muy guapo. Su mirada sí es la misma que vemos en las películas. Es más, me ha parecido que en esta ocasión estaba más atractivo que hace unos años. Estoy segura que muchas de las fans que acudieron a los Cines Callao para ver al actor, también sueñan con casarse con él. Yo ya me retiro de esa fantasía porque ya tengo a mi Tom. Y él tiene a su Kate. Tom Cruise ya tuvo su boda y yo la mía.
En cuanto a la película, sólo diré que no os defraudará. Mucha acción, imágenes espectaculares y sólo un beso sin amor. Y mucho amor sin besos.
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