Lis y Eric eran compañeros de trabajo, se conocieron en la empresa en la que Eric comenzó a trabajar por un tiempo definido, pero meses después de que su contrato venciera, el destino hizo de las suyas y volvió a aparecer en la vida de Lis.
La pedida de mano fue totalmente inesperada y exclusiva, en la tienda de Cartier. Sí, ¡como leéis! “Llevábamos tiempo diciendo que queríamos ir a ver alianzas, pero de novios. Nunca olvidaré cuando la vendedora me preguntó si quería ver solitarios también y Eric respondió que sí. Ese fue el momento en que dije: ¡me voy a casar!”, confiesa la novia. Pero los detalles románticos no acabaron ahí, sino que el novio la miró y le dijo: “tengo claro que quiero pasar el resto de mi vida contigo”. ¡Cuánta emoción! Allí mismo se arrodilló y le pidió que me casara con él.
La respuesta, como no podía ser de otra forma, fue afirmativa. La boda se celebró el 19 de julio 2015 y el lugar elegido fue el Palacio de Aldovea, un clásico palacio del siglo XVI con un jardín precioso, perfecto para celebrar una boda de ensueño al aire libre. “Teníamos claro que queríamos algo con carácter y con un toque antiguo. Así que después de ver mil sitios en Madrid y Lisboa, la ciudad donde creció Eric, nos decidimos por este bonito palacio”, explica la novia.
Para el gran día, Lis optó por un vestido de novia de Pronovias, una decisión que le costó tomar ya que no quería emplear mucho dinero en un vestido que nunca más volviera a ponerse, por ello, escogió un modelo sencillo de la famosa firma, un diseño muy femenino. A éste, le sumó un encaje de Rosa Clará, fino y delicado. Éste fue el look que lució en la ceremonia y el banquete, pero en la fiesta quiso rememorar sus raíces chinas y apostó por un modelo asimétrico y vaporoso en color rojo con el que estaba deslumbrante.
Como complementos, llevó el anillo de pedida de Cartier, la alianza de Meiester y unos pendientes muy discretos de Aristocrazy. Los zapatos de novia eran un modelo dorado de Jimmy Choo que rompían con la monotonía del blanco del vestido. El ramo era precioso, de The Flower Power, un conjunto de rosas pitiminí, la variedad de rosas más pequeña.
Para el maquillaje confió en Marta Bellisco, una profesional de Nars que la dejó guapísima, y para el peinado eligió a Natalia Méndez, que le hizo un recogido muy elegante.
La pareja celebró una ceremonia civil en los jardines del Palacio de Aldovea, donde vivieron momentos muy emotivos al son de LMDMB (Los músicos de mi boda), un dueto de cuerda que tocó melodías preciosas.
Con el fotógrafo no tuvieron dudas: “¡por supuesto, Adela Baraja! La conocimos en una feria de bodas y era la que más destacaba, por su simpatía y su algo especial. Nos gustó mucho su fotografía y sobre todo, su estilo. Capta los sentimientos y me encantó el lema fotografía natural. Además tiene una energía y unas ganas de trabajar increíbles. Así que no podríamos haber tenido mejor fotógrafo y estar más contentos”, confiesan los novios.
Como detalle para los invitados, lo tuvieron difícil ya que al ser de distintos países, Lis y Eric tuvieron que buscar la manera de preparar un obsequio para que todos les entendieran. Colocaron finalmente sombrillas chinas, abanicos con ilustraciones asiáticas, cubre tacones para las invitadas y un lienzo pintado con un árbol de huellas.
La decoración floral de la ceremonia estaba compuesta por paniculata y el cóctel estaba repleto de botellas de diferentes tamaños sobre una base de madera, además de flores muy coloridas. En el banquete no faltaron las rosas pitiminí y las fresias en mesas nombradas con ciudades que Lis y Eric habían visitado. Además, en la entrada colocaron un rincón decorado con antiguas maletas, una lupa, una bola del mundo y aletas de buceo de Eric, ¡viajeros al máximo!
Para el baile, optaron por regalar zapatos planos de goma que eran muy cómodos y disfraces relacionados con las distintas nacionalidades: gorros de la antigua China, gorros mexicanos, árabes, etc…
La canción escogida para este momento fue Time after time, de Margaret Whiting, en versión instrumental y violín. La pareja no tuvo dudas: “es una canción que no dudamos en poner desde que la escuchamos, muy romántica y que no había escuchado antes como canción de primer baile”.
Así fue el gran día de esta pareja tan especial. Lis y Eric pusieron todo el amor posible en la organización de su boda y nada pudo salir mejor. Desde Zankyou les deseamos toda la felicidad del mundo, ¡enhorabuena pareja!
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