La de Patricia y Humberto fue una boda divertida y llena de sorpresas que los novios habían preparado con sumo cuidado para sus invitados. Las fotografías de María Prada supieron captar la emoción de cada uno de esos instantes y reflejar así, para siempre, todo lo que dio de sí el día más especial de la vida de esta pareja.
Patricia, como cualquier novia, quiso estar radiante el día de su boda y lo consiguió con un vestido de la colección Atelier de Pronovias elaborado en gasa de seda con mangas bordadas con pedrería en color plata, perlada y nacarada. El cuerpo drapedo del vestido, con escote caja y apertura en el centro, hacía resaltar más la falda de estilo princesa elaborada en gasa con sobrefalda fruncida y abierta en el centro hacia delante. El cinturón de pedrería daba el toque final al vestido que Patricia complementó con unas sandalias de la firma Exé elaboradas en glitter y con altísimo tacón.
Para el maquillaje y la peluquería la novia apostó por Quique Martínez, quien buscó en su look la naturalidad. Así, Patricia llevó su melena con un semirrecogido adornada por una espectacular corona de flores de la floristería Rafia, que daba un aire muy romántico a su look de novia.
Los profesionales de Rafia fueron también los encargados de crear el ramo de la novia, un precioso ramillete de flores Aster en color rosa que daba un toque bucólico al estilismo de Patricia.
La boda tuvo lugar en el Pazo San Damían. Allí llegó Patricia montada en un coche de caballos en el que sería uno de los momentos más emocionantes del día. Humberto, guapísimo vestido de Carlo Pignatelli llegó del brazo de su madre y cuando la novia llegó a su lado, no podía dejar de mirarla sin apenas contener la emoción.
Durante la ceremonia, decorada con un toque rustic chic, no faltó la música de los violines que creó el ambiente ideal para el sí quiero. Los invitados tuvieron además la oportunidad de disfrutar con las miradas de complicidad de los novios que demostraban constantemente la felicidad del gran día.
Tras el sí quiero, Patricia y Humberto pasearon por los jardines del Pazo San Damián en compañía de María Prada que, con su cámara, capturó las primeras imágenes de los recién casados y algunas de las escenas más bucólicas del día cuando Patricia se subió a un columpio, parte de la decoración creada para el enlace.
Al entrar al convite, que también se celebró en exteriores y que fue elaborado por Ruta Xacobea en el Pazo, los invitados pudieron contemplar los muchos detalles que los novios habían creado para la decoración con la ayuda de la Floristería Rafia que se encargó de las flores. Indicadores de madera, seatings inspirados en películas y botes de cristal colgantes llenos de paniculata fueron solo algunos de los detalles creados por la pareja.
Y, cómo no, una vez acabado el convite, llegó el momento del baile y de la fiesta, que se dejó las mejores escenas de los novios con sus invitados. Sin duda un día que ni Humberto ni Patricia olvidarán nunca. ¡Muchas gracias por compartirlo con nosotros!
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