Pese a haber vivido toda la vida en el mismo pueblo, no fue hasta que se reencontraron en la fiestas del municipio en el año 2010 cuando Erika y Ion comenzaron a salir. A partir de entonces, se hicieron inseparables y su historia de amor culminó en una boda que hoy os contamos con la ayuda de las fotos de The A photo studio.
Como sabéis, en Zankyou nos encantan las pedidas de mano, ese momento en el que el futuro de la pareja se decide y que suele estar cargado de romanticismo. En el caso de esta pareja, Erika nos recuerda que fue ella la que dio el paso, aunque el escenario no pudo ser más romántico: el emblemático Empire State de Nueva York.
A partir de ese momento se puso en marcha todo el engranaje de los preparativos de la boda, en el que, cómo no, la elección del vestido de Erika fue uno de los puntos clave. Para su gran día, se decantó por un modelo de Pronovias que rompía con los esquemas de las novias más tradicionales: “Quería algo que fuese más sencillo y con un toque hippie”, recuerda Erika. “Después de probarme una docena de vestidos, di con este. Nada más vestirme, supe que ese era el elegido”. Lo acompañó de un velo estilo pirata que acabó de darle ese toque más desenfadado a su estilismo.
Como complementos, Erika lució unos pendientes que Ion le había regalado, unas sandalias de piel de serpiente de Menbur y un ramo de novia hecho con astilbe, una flor que da un toque romántico y silvestre a cualquier look bridal y que encargó en la floristería Kala Loradenda de Elgoibar.
Para el peinado y el maquillaje, Erika optó por los tonos neutros y por lucir su melena suelta en el gran día con una ligera onda. De conseguirlo se encargaron Noa Estetika (peluquería) e Indarbi Masaje y Estética (maquillaje). El toque diferencial: los labios rojos que le daban un toque muy chic.
Ion, por su parte, no quiso optar por el chaqué, sino que le dio un toque trendy y muy estiloso a su look de novio luciendo traje negro y pajarita a juego. ¡Estaba guapísimo!
La ceremonia se celebró en la parroquia de San Bartolome, en Elgoibar. El Ave María, cantado por una de las amigas de la pareja y, en general, toda la música de la ceremonia, hicieron que esta fuese muy especial. El detalle de la madre de la novia, que pidió que se llenase el pasillo del templo de hojas caídas de árboles no solo encantó a los invitados, sino que creó un ambiente muy especial en el templo.
Tras la ceremonia, los novios se marcharon acompañados por Niko Iturralde de The A photo Studio a hacerse sus primeras fotos como marido y mujer. Antes, sin embargo, se vieron sorprendidos por sus invitados que habían preparado para ellos un aurresku.
Mientras tanto, sus invitados llegaban a la Finca Bauskain, donde se celebró el convite. Maialen de Popelin Happy Weddings fue la encargada de la decoración de la finca. “Supo captar a la perfección lo que queríamos para nuestra boda”, explica la novia.
Y finalmente, tras el convite, llegó ese momento tan especial que todo el mundo espera en las bodas: el del baile de los novios. Erika y Ion, tras muchos ensayos en casa, decidieron comenzar su vida de casados con la canción LOVE de Nat King Cole. “Es una canción que nos emocionaba cada vez que la oíamos y decidimos utilizarla en ese momento tan especial”, recuerda Erika.
Tras el baile, como no podía ser de otra manera, la fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada para disfrute de los novios y sus invitados. Sin duda, un día inolvidable para Erika y Ion que supieron dar su propia personalidad a su boda de ensueño. ¡Enhorabuena a los dos y muchas gracias por compartir vuestro gran día con nosotros!
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