Para todas las parejas, el día de su boda es muy especial, pero si además ese día está lleno de detalles como los que hubo en la boda de Lucía y Samuel, la emoción está a flor de piel y la cita se convierte en algo inolvidable. Tanto el novio como la novia tenían claro que querían una boda de mañana, que pudiese prolongarse hasta altas horas de la noche, para disfrutar al máximo con sus invitados y eso fue precisamente lo que hicieron.
El día elegido fue el 25 de agosto y el lugar la Catedral Nueva de la Asunción de la Virgen de Salamanca, donde 28 años antes se habían casado los padres de Lucía. Los fotógrafos de Momenta bodas fueron los encargados de no perder detalle del enlace. Desde el primer instante, todos los invitados pudieron estar al tanto de las novedades relacionadas con la boda gracias a un blog creado por Lucía titulado “La luna en las copas”.
Para una ocasión tan especial, la novia supo desde el primer momento cuál tenía que ser su vestido. Un precioso diseño de Pronovias de estilo antiguo, que fue el primero que se probó y por el que sintió un flechazo inmediato. Un cinturón joya y una tiara de plata dieron el toque definitivo al conjunto.
Las joyas de una novia siempre son especiales y este caso no fue distinto. Lucía llevaba los pendientes de pedida en oro blanco y brillantes y el solitario con los que Samuel le pidió matrimonio, ambos de la joyería Neuchatel. Además, la novia lució una pulsera de oro blanco prestada por su gemela María y unos pendientes Isabelinos con cristales de Swarovski, regalo de su madre que se puso para la fiesta.
Un bouquet de calas atado con rafia y unas elegantes sandalias de Pura López completaban el conjunto.
El novio, preparado para la ocasión, iba guapísimo con un chaqué de Fuentecapala, chaleco de Hackett, y unos originales gemelos con forma de montera.
Tanto la hermana como la madre de Lucía lucieron espectaculares para la ocasión. María, su gemela, estaba estupenda con un vestido del joven diseñador Diego Estrada, con capa bordada con hilos de oro, zapatos de Louboutin y tocado de Cherubina. La madre de Lucía escogió un vestido hecho a medida por la diseñadora salmantina Fely Campo y pamela beige. Por su parte, la madrina, lució elegantísima con un vestido gris perla y mantilla vintage familiar.
La llegada de la novia con su padre fue mágica. Abriendo el cortejo nupcial iban 6 pajes, con unos bastones con cascabeles que sonaban mientras entraban en la Iglesia, algo de lo que se encargó la novia personalmente.
La misa, oficiada por 3 sacerdotes amigos de los novios que se trasladaron de diferentes partes de España fue emotiva y muy personal. Los invitados pudieron seguir cada momento a través de unos misales con una preciosa lámina de la Catedral Nueva pintada por el propio Samuel y que también presidía las invitaciones diseñadas por Loreto, de Florituras y más.
Acabada la ceremonia los amigos y familiares se trasladaron hasta el Parador de Salamanca, el lugar escogido por los novios para celebrar el convite que ellos mismos se encargaron de decorar, como el resto de los escenarios del enlace, con la ayuda de Beatriz Moreno. Mientras, Lucía y Samuel aprovecharon cada rincón de la ciudad para hacerse su sesión de fotos como recién casados.
Tras las primeras fotos con los invitados llegó el convite, en el que los novios pasearon por las mesas saludando a todos y después uno de los momentos más emotivos: el de la entrega del ramo, dividido en dos partes para la madre de Lucía y la de Samuel.
Y como no, el momento de abrir el baile fue otro de los más bonitos de la noche. Como manda el protocolo, Lucía empezó bailando con su padre la canción “Ojos de gata” de Sabina, una de las favoritas de ambos.
Para la fiesta posterior los novios alquilaron la casa rural El Corralón de Perahuy, a 15 km de Salamanca, con un jardín precioso que permitió a los novios y sus invitados disfrutar de la boda al aire libre y que los novios decoraron con un toque rústico y con sus fotos. Y para la recena, productos salmantinos y extremeños en honor a la tierra de cada uno de los novios.
Pero si hubo un momento que Lucía recordará para siempre como el mejor de su boda fue la sorpresa que le tenía preparada Samuel que le dedicó una canción escrita especialmente para ella y que hizo que todos los presentes nos emocionáramos, y que no podía llamarse de otra forma que “La luna en las copas”.
Y es que si la boda de Lucía y Samuel es un ejemplo de algo, es de que cada pareja puede conseguir con pequeños detalles que su boda sea única tal y como siempre la había soñado.
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Fotos: Momenta Bodas.
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