Ni María ni Alayn eran de esos universitarios que salen los jueves y menos en otoño con el clima donostiarra. Sin embargo, el destino quiso que un jueves en particular ambos rompiesen su costumbre de quedarse en casa y, gracias a amigos comunes, se conociesen. No imaginaban que ese encuentro sería el principio de una bonita historia de amor que acabaría en una boda retratada por The A photo Studio.
Tras una romántica pedida de mano en la Finca de los Arandinos, un precioso hotel bodega de La Rioja, María y Alayn comenzaron a preparar una boda en la que, cómo no, el vestido de la novia iba a ser uno de los secretos mejor guardados.
Para su gran día, María apostó por la elegancia de un diseño de Rosa Clará elaborado en encaje rebrodé, pedrería y gazar que complementó con una chaqueta de encaje chantilly. Como joyas, no podía faltar su anillo de compromiso, las alianzas, de la joyería Irantzu y unos pendientes de brillantes, herencia de su familia. Unos zapatos en tonos crudos y un ramo de peonías en distintos tonos de rosa con rosas de pitiminí completaban el conjunto.
Como cualquier novia, María no descuidó la peluquería ni el maquillaje. Para ambos, confió en Iñaki y su equipo de la peluquería A contrapelo que crearon para ella un recogido con algunos mechones sueltos y un maquillaje en tonos muy naturales.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la Ermita del Colegio de Hijas de San José (San Sebastián) y en ella se vivieron momentos muy emotivos como los protagonizados por la novia, a su entrada, del brazo de su padre y acompañada por la voz de la soprano Iosune Makibar y el organista Felix Choperena.
Tras el sí quiero, María y Alayn se sometieron a la tradicional lluvia de arroz y pétalos, algo que quedó reflejado en sus fotos de boda como un recuerdo más de su gran día.
Tampoco perdieron la ocasión de hacerse sus primeras imágenes como marido y mujer, junto al equipo de The A photo studio que captó estos primeros momentos como casados que los novios nunca olvidarán. “Supieron plasmar exactamente lo que queríamos: unas fotos en las que la espontaneidad y la naturalidad fueran protagonistas”, explica María.
Mientras, sus invitados llegaban hasta el Mirador de Ulía, el restaurante donde tuvo lugar el convite y donde descubrieron los detalles de la decoración que los novios habían preparado para ellos, como los centros de mesa a juego con el ramo de la novia o un córner en el que había una antigua máquina de escribir y alrededor del cual se colocó el sittting plan.
Y como no podía ser de otro modo, antes de que la fiesta se prolongase hasta altas horas de la mañana, los novios tuvieron su momento más especial con su primer baile al son de la balada “Por ti”, recuerdo de la época en la que se conocieron. ¡Enhorabuena a los novios y muchas gracias por compartir vuestra boda con nosotros!
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