Agustín y Ana se conocieron hace cinco años gracias a un amigo en común. Pasado un tiempo sin verse, se reencontraron. Tuvieron dos años de idas y venidas y cuando por fin se decidieron a consolidar su relación a Agustín le ofrecieron trabajo en Dubái. Convencido de lo que estaba sintiendo por Ana, le propuso dejar todo y empezar una nueva vida allí. Ante esta muestra de amor, Ana no se lo pensó dos veces y ahora viven felices en uno de los países más ricos del mundo.
Una vez allí, Agustín dio uno de los pasos más importantes de su vida pidiéndole la mano a Ana. ¿El escenario? Un restaurante a la orilla del mar sólo para ellos. Tras una magnífica cena, ya en el postre, él sacó el anillo y le pidió a Ana que se casaran. Ella emocionada y sin pensárselo dos veces ¡le dijo que sí!
Para el gran día, la novia lució un diseño de Sole Alonso. Un modelo inspirado en el ballet, con la espalda al aire enmarcada con florecitas en tonos crudo, grises y rosas, una capa y un bonito velo que la hacía estar radiante. En los pies llevó unos zapatos trenzados en color dorado de la firma Menbur. Completó el look con el anillo de pedida y la alianza de diamantes de una joyería de Dubái, así como unos pendientes brillantes, regalo de su prima.
Para el peinado Ana optó por un bonito recogido en trenza obra de Javier Cofiño. El maquillaje, elaborado también por la misma persona, le hacía estar muy natural, aportándole frescura. Para el ramo, eligió una composición de olivo, eucalipto y flores blancas de la floristería My Flower Power.
Por su parte, el novio visitó un chaqué en color negro de Trajes Guzmán, acompañado de un chaleco en tono plata, camisa blanca y corbata burdeos. Como complementos, llevó un reloj de la firma Hamilton, regalo de los padres de Ana y unos gemelos de su padre.
La boda tuvo lugar el dos de octubre de 2016. La ceremonia se celebró en la Ermita de La Moraleja, un acogedor lugar rodeado de naturaleza en el que los novios se dieron el “sí, quiero” más importante de sus vidas. Para el banquete y la posterior fiesta, eligieron el Castillo de Viñuelas, cuya decoración, elaborada también por The Flower Power, en tonos blancos y verdes con peceras llenas de agua y piña, convertían a este lugar en el escenario perfecto para realizar un bonito reportaje de boda.
Para guardar cada instante, la pareja contó con GLM Audiovisuales. Su videógrafo, Gustavo Pavlostky fue el encargado de grabar los momentos más emocionantes de la boda. “El resultado del vídeo es sencillamente espectacular”, confiesan los novios. Gracias la profesionalidad de Gustavo, la pareja puede revivir su boda a través de un emotivo vídeo.
En cuanto al convite, Ana y Agustín optaron por los servicios del catering Aldovea. Tanto los novios como los invitados pudieron degustar un delicioso menú compuesto por saquitos de puerros, solomillo a la plancha y tarta Árabe.
La pareja obsequió a los invitados con las tarjetas solidarias de Médicos Sin Fronteras. Un original detalle personalizado con una foto de la preboda, con el que ayudaban a los más necesitados a recibir asistencia médica.
No hubo baile típico de los novios. Tras el banquete y con el inicio de la música, amigos y familiares salieron a la pista de baile para disfrutar de una divertida noche junto a la pareja. ¡Enhorabuena Ana y Agustín!
Lugar de celebración: Castillo de Viñuelas | Vestido de novia: Sole Alonso | Traje del novio: Trajes Guzmán | Floristería y Decoración: The Flower Power | Catering: Palacio Aldovea | Videógrafo: GLM Audiovisuales | Maquillador: Javier Cofiño | Detalle para los invitados: Médicos sin Fronteras
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