Desde 1925, un estilo propio les ha caracterizado. Cuatro generaciones de la familia Abrines, en Sevilla, han ido transmitiendo, de padres a hijos, ilusión y entrega con un claro objetivo: mejorar cada día para ofrecer siempre la máxima calidad.
Acuden a los principales países y mercados, de donde proceden las mejores gemas, y eligen e importan las que sus clientes exigen: solo aquellas que superan los criterios de calidad Abrines.
Tras un exhaustivo estudio de las características de cada gema, desarrollan el diseño que realce y potencie al máximo su explendor. Por ello personalizan sus piezas con el sello Abrines.
Cada pieza Abrines es elaborada con gran esmero por sus artesanos, y la pureza de su metal, contrastada por el laboratorio homologado.