Villa Santa Ana es una finca para celebraciones ubicada a las afueras de Zaragoza, en El Burgo de Ebro. Una casa de recreo con larga tradición, inspirada en la esencia arquitectónica de las bodegas del Pirineo Francés. Un edificio singular y de gran linaje aragonés, que sirve como telón de fondo para cualquier tipo de evento o celebración.
Una de los detalles más destacados de la Villa, es su amplia superficie de césped y arboledas formadas por pinos, magnólios, tilos, cipreses y moreras de más de 80 años, que junto a la nueva estructura multifunción acristalada, hacen de Villa Santa Ana, un lugar versátil y adaptable para cualquier diseño de evento. Un lugar lleno de rincones y secretos que estamos deseando desvelarte.
Es un entorno natural único en Zaragoza, diseñado para acoger cualquier tipo de evento, ya que gracias a su versatilidad, pueden ofrecerte distintos espacios, interiores o exteriores para que puedas hacer una planificación dinámica y especial que sorprenda e impresione a tus invitados. Y todo ello, disfrutando de una experiencia gastronómica que pueden garantizarte, no dejará indiferente.
Cuidado con la misca negra. El día 25 de junio salimos varias invitadas con picaduras importantes.
La finca es perfecta, es espacio es muy acogedor y es totalmente recomendable. Pero la experiencia con el catering Maher en nuestro caso fue muy decepcionante.
Desde que contactamos con ello, tardaron en dar respuesta, no contestaban a los mails... y siempre que visitamos la finca, fue una visita compartida, ya que se había citado a otras parejas a la misma hora. Pensamos que luego el día de la boda todo iría perfecto.
El día del evento hubo muchos detalles que no estuvieron a la altura de lo que nos ofrecieron ni del precio: desde encontrarnos al organizar de nuestra boda enseñando la finca a otros novios mientras llegaban nuestros invitados, a que el novio tuviera que colocar parte de la decoración. Los puestos de showcooking se quedaron vacíos a los 40minutos de comenzar el cóctel y no repusieron nada, los cubos de cerveza tampoco, las bebidas que habíamos llevado estaban sin hielo ni camareros que las sirvieran,... El organizar desapareció temprano y nosotros mismos tuvimos que sentar a la gente en el salón. La única persona que se preocupó e intentó arreglar parte de lo que fue sucediendo fue la jefa de sala.
Son solo algunos ejemplos porque la sensación con la que nos quedamos fue de decepción, un mal sabor de boca para un día tan especial. Nadie se ha puesto en contacto con nosotros. Lo peor es que esto no es una opinión nuestra, los invitados también nos lo han hecho llegar con la consiguiente imagen negativa de la organización y el catering, y también de los anfitriones.