En alguna otra ocasión ya os he mencionado que me encantan las conversaciones de vestuario. Esta sucedió la semana pasada en el gimnasio mientras yo estiraba después de entrenar.
“Chicas es que no me pude resistir. Lo vi y era perfecto y cuando me lo probé supe que era mi vestido. Lleva un abriguito ideal y una cola perfecta. Cuando me dijeron el precio lo tuve claro. ¡¡¡Ya tengo vestido!!!”
Como imagináis yo no me pude resistir ante esas declaraciones. – ¿Te casas Itciar?, le pregunté dándolo por seguro. Y ahora viene lo más divertido. – No, bueno todavía no, contestó ella.
Itciar, la profesora de fitness, se fue a las rebajas y volvió con ¡un vestido de novia!. Un modelo de Pepe Botella que costaba menos de 200 euros. Quizá para algunos es comprensible que no haya dejado pasar una oferta así, pero lo más simpático es que su chollo es un vestido de novia cuando ella aún no está prometida. Podeis imaginar las bromas que la pobre Itciar tuvo que aguantar. Que si su novio ha salido corriendo al verlo, que si no lo utiliza para casarse siempre se puede disfrazar…
Itciar me ha prometido que me dará una foto cuando vaya a la prueba, porque sí, aunque no hay boda aún, habrá una prueba para ajustar el vestido; lo dejarán sólo hilvanado ya que como no hay fecha no se sabe cómo estará ella el día que se vaya a casar.
Y tú, ¿podrías resistirte a una oferta así?
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