10 palabras que tendrán protagonismo en tu boda sin lugar a dudas

Consejos

Tanto buenos como malos y tanto a los novios como a otros asistentes. Los maduritos y ancianos, que parecen haber vivido varias guerras y unos cuantos Apocalipsis, aprovecharán este momento para brindar sus sabios consejos y evitar que los otros cometan sus errores (o les sigan como ejemplo de buena conducta en la vida). Aunque algunos de estos consejos son muy prácticos, la mayoría no tienen ninguna consistencia.

Lágrimas

Empezarán el día que aceptes o propongas casarte con tu pareja y llegarán en diferentes ráfagas hasta el día D, donde se producirá el verdadero cataclismo. Las lágrimas estarán estrechamente ligadas a la emoción, pero en algunos momentos esta tornará en desesperación (!ay, Dios, como llueva el día de la boda me meto a monja!), dudas (¿debería casarme?; ¿tulipanes o peonías?), rabia (¡por qué no me entra este maldito vestido!) e impotencia (¿por qué no puedo tener más dinero y casarme en la playa?).

La emoción, como decimos, será la nota dominante, sobre todo desde el minuto uno del gran día. Además, estas lágrimas se repetirán equitativamente entre la mayoría de las representantes femeninas de la pareja, pero también entre algunos hombres que se han quitado los complejos, sobre todo los padres que “pierden” a sus pequeñas.

Escaso

Por mucho que lo intentes, algo en tu boda o de la boda a la que vayas será escaso. Si no son los aperitivos del cóctel, serán los platos de la cena o la variedad de vinos blancos. También hay quejas por la ausencia de grandes estrellas en la barra libre, o de cualquier licor o mezcla postureosa que te obligue a sacar la frase “la barra libre fue escasa”. El tiempo, por otro lado, también es escaso para muchos, sobre todo si afecta al arte de beber.

Sonrisas

Las hay de todo tipo y también comienzan desde la pedida de mano. Están las sonrisas irreprimibles, que alteran el gesto sin pretenderlo, y vienen acompañadas de algún gimoteo absurdo y encantador. Por otro lado, están esas sonrisas de felicidad plena, es decir, la representación gráfica de estar en una nube, presente durante la boda y en la elección de algunas cosas con potencial emocionante. También hay sonrisas forzadas, sobre todo cuando el vestido de la novia es un disparate, te saluda algún indeseable o pretendes fingir felicidad ante una situación que te da completamente igual.

Guapa

En las bodas heterosexuales, la chica se lleva todos los halagos. “Está/Estaba muy guapa”, se dice entonces y después de un tiempo. El novio… Bueno, no importa… Digamos que existe. La frase se repetirá durante todo el día con un sentimiento compungido, mientras que algunos invitados se limitarán a decirlo por quedar bien. Casi nunca coinciden las opiniones de todos y muchos de ellos debaten sobre el asunto, siempre con el “guapa” de por medio.

Vergüenza 

Muy habitual cuando “mezclas churras con merinas” en una boda, es decir, personas con buen gusto y un puñado de horteras de bolera. Entre los vestidos con clase, elegancia y poca estridencia, hará su aparición el ejército de colores chillones donde se debe evitar posar los ojos por miedo a perderlos. Y las pamelas tamaño nido de águila.

También está el señor que grita de más, el que se pone la corbata en la cabeza, el que pretende cortarle la corbata al novio y, sobre todo, el que bebe vino y cubatas como si fuese un sumidero de piscina olímpica. Todos estos sujetos dan considerable vergüenza ajena, pero sin ellos, las bodas no serían lo mismo.

 

Copas

En plural. Los amigos de los novios van con ilusión a la barra libre porque, ante la ausencia de padres y familiares, pueden beber sin moderación (a otros les da igual si hay padres, primos o hijos). Así pues, la palabra “copas” sale como si fuera el premio, el trofeo, y eso que ya irán hasta arriba de vino. Para otras personas, que normalmente pasan de beber, también es un buen momento para socializarse con una copa en la mano. Además, las personas con peor fama en esos asuntos no fallará esa noche.

Dolor

Si estrenas zapatos, seas hombre, mujer o chihuahua, te dolerán los pies. Recuerda que estarás horas y horas con ellos puestos, así que debes resignarte y sufrir en silencio (no lo harás, por eso utilizarás esta palabra tan reveladora). Además, hay vestidos torturadores que te harán daño de alguna forma o, simplemente, te harán sentir terriblemente incómoda. La incomodidad también duele.

Calor

Aunque se esté desatando una ventisca al otro lado de la carpa, los hombres y mujeres que vayan a una boda tendrán calor. Ellos, que deben mantener la compostura con la chaqueta en buena parte de la velada, quizá lleven la espalda encharcada. Ella sufrirán si llevan vestidos largos; por el fular, que les da cosa quitarse pero que está provocando grandes cantidades de sudor o, cómo no, por culpa de la pamela.

Todas las bodas tienen algún rasgo común. Independientemente del estilo, los contrayentes o la época del año, el panorama no será muy distinto a este. ¿Cuánto te apuestas?

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