En el amor no hay reglas. Para que una relación funcione, no hay normas establecidas. Siempre hay algo, a veces de naturaleza incierta, que puede hacer brillar o arruinar una unión sin que apenas nos demos cuenta. Simplemente, pasa. Sin embargo, la experiencia es, en ocasiones, la primera piedra con la que construir un modus operandi para alcanzar la cima. Atentos, pues, a los consejos de este divorciado anónimo que nos quiere ayudar con sus errores (y consejos para evitarlos) a mantener a flote nuestras relaciones y matrimonios.
Trabaja el amor cada día
Sí, como si quisieras ganarte a tu pareja cada día, como si necesitaras hacerlo. No des por hecho que, una vez enamorado/a, ya está todo hecho: el amor hay que trabajarlo cada día para que no entre en rutina y se desgaste. Por eso hay que hacer planes nuevos, salir, entrar y buscar nuevas experiencias. Eso incluye que te cuides y que estés siempre dispuesto a que tu persona favorita se fije cada día en ti. ¡Corteja y seduce toda la vida!
Positivo > Negativo
Lo positivo de la relación siempre debe comerse con patatas a lo negativo. ¿Para qué centrarse en lo malo? Si hay cosas negativas, lo que hay que hacer es solucionarlas si es posible, pero no “hacer leña del árbol caído” (en este caso, quizá busques huir). Si aprovechas lo bueno de la relación, podrás seguir construyendo un buen proyecto y os miraréis con buenos ojos siempre. Los dramas deberían quedarse en el trastero.
Acepta a tu pareja tal y como es
Si a ti no te gusta que te recuerden tus defectos o errores, ¿por qué le gustaría a tu media naranja? Además, él/ella es una persona que quieres y, por tanto, no viene a cuento que saques sus aspectos negativos. ¿De qué serviría? Si él/ella quiere cambiar, que lo haga porque le sale de dentro, no porque se lo pidas tú. Además, querer y aceptar a alguien con sus defectos es fundamental en el amor.
Sé un apoyo constante
Ser un apoyo no significa sera un pesado/a o tratar de solucionar todos los problemas de tu pareja. Ser un apoyo quiere decir que estés ahí para cuando él o ella te necesite, para soportar las penas juntos y celebrar las alegrías. No te metas en su vida sin pedir permiso ni trates de hacer la guerra por tu cuenta en su batalla. Su vida es suya y esa independencia es vital para que la relación de pareja fructifique.
Haz tonterías
La risa es una de las claves del matrimonio. Si tienes que comportarte como un niño de vez en cuando, siempre y cuando sea con fines humorísticos, no te cortes ni un pelo. Tómate la vida con más calma y valora el poder de la risa. A veces, ser demasiado serio amarga un matrimonio, pues todo está limitado y no hay espacio para la improvisación. Todo debería ser más ligero.
Tienes que estar ahí
Hacer planes y demás está bien, pero cuando te casas, firmas un contrato que debes cumplir porque realmente quieres. No se trata de cubrir una noche o una tarde, sino de estar a disposición de la pareja. ¡No te alarmes! No tienes que estar a todas horas a su lado y es positivo que cada uno tenga sus propios planes aparte, pero intenta que tu chica/o sea tenga preferencia. Qué menos, ¿no?
El sexo es una carretera de doble sentido
En el sexo es muy negativo ser egoísta. De hecho, las personas verdaderamente implicadas en la relación se centrarán siempre en satisfacer a su pareja aunque, en ocasiones, ello implique quedarse sin su parte. Dar y recibir SIEMPRE. Conquistar el placer de la persona que queremos se convierte en un mantra que nos imponemos solo porque nos hace felices.
Independencia
En Zankyou, defendemos con uñas y dientes la importancia de dejar espacio a la pareja. Evidentemente, muchos de vuestros planes los haréis juntos, pero es importante que cada uno conserve sus amigos y que se deje llevar por la improvisación con compañeros de trabajo, amigos de la infancia o nuevas personas que entren en su vida. Con este equilibrio, la relación no se volverá monótona y ganará muchos puntos.
Ábrete
Otro de los consejos que nos ofrece este hombre tiene que ver con los sentimientos. Desenterrar lo que tenemos dentro es vital para conocerse y dar fluidez a la comunicación entre ambos. Con esta forma de actuar, es mucho más fácil tratar los problemas en caso de haberlos. Ello incluye ser transparente, aunque guardes cartas que sirvan para fortalecer la relación. Y, recuerda: seas hombre o mujer, debes abrirte, pues los sentimientos (y mostrarlos) no entiende de géneros.
Alimentaos el uno al otro
No debes perder la personalidad cuando te casas, pero cultivar intereses comunes no es una mala idea para tener muchas cosas que hacer juntos y construir una forma de ser en común mientras se mantienen las que ambos habéis construido por separado.
Quita importancia al dinero
El dinero no da la felicidad y está demostrado. Es cierto que facilita mucho las cosas, pero siempre hay algo imperceptible que solidifica la felicidad y que se aleja mucho de los aspectos económicos. Si crees que prefieres un barco antes que ese sentimiento tan poderoso e inexplicable, quizá nunca lo hayas sentido. Preocupaos por las necesidades básicas y no os atormentéis por las decisiones superfluas, pues quizá estropeen todo lo que habéis construido. Algunas parejas han pasado sus mejores años cuando menos dinero tenían.
A las broncas, soluciones rápidas
Nada de rencor (solo te pudre por dentro), nada de enfados largos, nada de ignorarse. Claro que no. Intentad arreglarlo cuanto antes. Aprende a perdonar con celeridad sin que “se te caigan los anillos”. En una relación no hay que enterrar el orgullo al 100%, pero hay que recurrir a él solo en casos puntuales. En serio, ¿de qué te serviría? ¿Te sentirías mejor? Quizá sí, pero, ¿de verdad te haría feliz a largo plazo? Sabes que NO.
La experiencia es sabia y este divorciado anónimo lo sabe bien. Cuando estamos perdidos, cuando no hay nada que hacer, no está de más escuchar los consejos de alguien con experiencia sin olvidarnos de vivir la nuestra propia.
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