¿Te casas por segunda vez? Las segundas bodas ya no son tan raras como antes. En el pasado, la prohibición del divorcio dificultaba el asunto, al menos en España. Después, las tradiciones impedían que se realizara con total libertad a pesar de desearlo. E, incluso, algunas personas que se quedaban viudas tenían miedo a dar el paso por miedo al “qué dirán”. Hollywood poe su parte, era el principal lugar en el que las personas se casaban dos y hasta tres veces, incluso más (Elizabeth Taylor se casó un total de ocho veces).
Aun así, la gente se casaba por segunda vez y esa tendencia ha crecido cada velozmente. Porque, cuando algunos matrimonios se rompen y el amor vuelve a llamar a la puerta, ¿por qué no dejarle pasar? Si existe una historia tan consolidada como para volver a casarse, ¡no lo pienses dos veces! Pero ten varias cosas en cuenta.
Espera un poco
Echa el freno antes de lanzarte a la nueva aventura del matrimonio. Si tienes la suerte de encontrar el amor pronto, al poco tiempo de tu separación o divorcio, ¿por qué correr? No te dejes llevar por la fiebre del matrimonio, que sin duda existe y es especial, e intenta conocer al completo a tu nueva pareja. Pasado un tiempo, ¡adelante!
También ten en cuenta que tus familiares y amigos pueden entender perfectamente tu nueva relación, pero no tanto si pasas por la vicaría a los meses o al año de tu divorcio. Las cosas claras: una boda es un asunto muy serio y no debe tratarse a la ligera; y para los invitados, además de un descontrol sentimental, supone un gasto que no siempre pueden asumir. ¡Más aún si tu primer matrimonio duró poco! La sensatez es clave en todo esto y los asistentes a tu boda deben apreciarla para tomárselo en serio.
Olvídate del qué dirán
Siempre y cuando respetes un poco los tiempos, es conveniente que, llegado el momento, hagas lo que más desees. Si de verdad crees que esa persona te completa y quieres casarte, ¡hazlo! No te preocupes por los habladurías (que las habrá) y los consejos que muchos amigos sabiondos (la mayoría serán el típico cuñado) te digan sobre la nueva boda. “A palabras necias, oídos sordos”, ya sabes, pero sí te recomendamos un punto de sensatez.
Prepara el papeleo
Ten en cuenta que, si te has divorciado, pero tu primera boda se celebró por la Iglesia y no te concedieron la anulación, tu destino será la unión civil sí o sí (como mucho, puedes realizar una bendición de anillos si quieres un detalle religioso, pero no tiene que ver con el sacramento del matrimonio). Necesitas el certificado literal del matrimonio anterior en donde consta el divorcio o la anulación del mismo y, a partir de ahí, la boda sigue los procedimientos habituales. Así, necesitas la misma documentación que en la primera, es decir, los documentos de identidad de los contrayentes, los certificados literales de nacimiento de ambos, los datos personales de los testigos de la nueva boda y los documentos justificativos del domicilio de los contrayentes (Padrón Municipal).
Corrige los errores del pasado
Cuando organizas una boda, por muy perfecta que haya sido, a ti te parecerá insuficiente. Y no es que no la disfrutes, pero siempre te faltará algo que acabará por surgir cuando todo haya terminado, probablemente durante la noche de bodas.
Con tu segunda boda, tienes la oportunidad de corregir aquello que saliera mal, de organizarte mejor gracias a tu experiencia pasada, de ahorrar trabajo en la búsqueda de proveedores y, en definitiva, de centrarte más en lo que verdaderamente deseas. Además, siendo algo más mayor, seguro que tu economía es más boyante y puedes invertir un poco más para mejorar todas esas partidas que no fueron perfectas en el pasado.
Modifica las invitaciones
Tu segunda boda debe ser diferente a la primera en varios aspectos y uno de ellos es el de las invitaciones de boda. Si ninguno de los novios se ha casado con anterioridad, lo normal, según dicta el protocolo, es que sean los padres de ambos contrayentes los que invitan a la boda. Pero, si se da una segunda boda, el asunto cambia: los padres de la persona que nunca se ha casado son los encargados de invitar a la boda, y si es la segunda celebración para los dos miembros de la pareja, serán los propios novios los que congreguen a sus parroquianos.
Sé más sencilla
Seguro que en la primera boda lo diste todo (normal, creías que iba a ser la única). Pero, después de un tiempo y sabiendo todo lo que ya sabes sobre las bodas, quizá te merezca la pena perfeccionar algunos detalles y no excederte en otros. En resumen: una boda más sencilla, más económica, pero más perfecta. En este sentido, caben las bodas en espacios naturales o incluso en casa, siempre y cuando esta tenga capacidad para albergar dicho evento. ¿Acaso no has visto lo bien que se montan en las comedias románticas? Pues eso.
Boda más íntima
Esto no es una norma ni nada por el estilo, pero es cierto que, después de una primera boda, la segunda suele ser más íntima ya sea por la proximidad de la primera con la segunda, como por la mayor edad de los contrayentes, que buscan algo más simbólico. Menos invitados, menos compromisos y mayor afinidad entre todos los participantes.
Intenta ser original
¿Por qué no olvidar los protocolos? Hay cosas que pueden cambiar, como el acompañamiento de la novia al altar, el maestro de ceremonias, los regalos… Todo ello demuestra que hay experiencia de por medio y que te gusta ser original e improvisar. Seguro que, con esos pequeños cambios, tu boda es la típica que todos recuerdan por sus peculiaridades.
Tus hijos: invitados estrella
Es posible que hayas tenido hijos de tu anterior matrimonio. En ese caso, pueden ser tan protagonistas como tú. Si todo ha quedado bien con la anterior pareja, incluso pueden disfrutar viendo a su madre casarse y siendo felices con su nuevo amor. De hecho, en esas segundas bodas que pasan después de un tiempo, y con la expareja en buenos términos, no es extraño que también asistan y acompañen a sus hijos.
Por otro lado, muchas de las parejas que apuestan por una segunda boda lo hacen después de varios años de relación, convivencia e, incluso, hijos en común. En este último caso, los hijos sí que disfrutarán sin ninguna duda del enlace de sus padres, independientemente de la edad que tengan.
¿Te hemos convencido? Si de verdad tenías alguna duda, piensa en todo lo bueno que está por venir. ¿Por qué no lanzarse a la aventura una vez más? ¡Apuesta por una segunda boda!
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