Si los flechazos existen, no hay duda de que lo de Laura y Pablo fue uno de ellos. Amantes de la salsa, se conocieron en una sala de baile. A partir de entonces coincidieron en varios congresos y salones y, como dice la propia Laura, “las miradas hablaban por sí solas”. Cuando por fin se decidieron a dar el paso, les bastaron dos meses para vivir juntos y solo dos años para que viniese al mundo lo que más quieren: su pequeña Ainhoa. Así, lo único que faltaba para cerrar el círculo era la boda, preciosa, y retratada por Javier Berenguer quien también se encargó del vídeo.
La pedida de mano, muy romántica, tuvo lugar un 14 de febrero (San Valentín). Fue el mismo día que la pareja se enteraba de que pronto serían tres en la familia. Pablo llevó a Laura a cenar a un restaurante y en un momento íntimo cargado de romanticismo, le pidió que se casara con ella. ¡Algo a lo que Laura nunca pensó en contestar cualquier otra cosa que no fuera un rotundo sí!
Con el sí quiero ya en mente, Laura y Pablo comenzaron con los preparativos de su boda, que por supuesto, esperó hasta que la pequeña Ainhoa estuvo con ellos. A partir de entonces, Laura comenzó a buscar su vestido. Eligió un modelo de la colección Atelier de Pronovias con el que estaba guapísima. Era el modelo Kala, un vestido de guipur velado con encaje en todo el cuerpo y falda, escote corazón ligeramente drapeado en el centro con tirantes, y con la espalda al aire. Un detalle, este último, que enamoró a la novia y a sus invitados.
Consciente de la importancia que tienen para una novia los complementos, Laura no dudó en poner en su búsqueda todo el cariño. Como zapatos para su gran día eligió unas sandalias doradas de Guess, elegantes y diferentes; mientras que para el ramo, confió en La Floristería de Valentina. “El ramo era muy especial para mí porque llevaba un camafeo con la foto de mi abuelo para sentirlo cerca. Quise que fuera en tonos nude y muy romántico por lo que elegimos rosas blancas y astilbe, entre otras flores. Todo ello, a juego con el tocado de flores naturales que me puse en el pelo, que era igual al que lucía mi hija y que unos prendidos para las muñecas que regalé a varias amigas”, recuerda Laura.
Para la peluquería y el maquillaje, la novia confió en Paula Selles que creó para ella un precioso recogido con mechones sueltos sobre el rostro y apostó por la naturalidad en el maquillaje para realzar los rasgos de Laura sin que ello significase “disfrazarla”. El resultado no podía ser mejor: Laura brilló más que nunca en su gran día. Y lo mismo pasó con las invitadas a la boda que pudieron retocarse en el puesto de maquillaje que Paula Selles tuvo en el lugar del convite.
Por su parte, Pablo, decidido a no ser menos que su chica, escogió un traje de Pepe Botella para dar el sí quiero. Estaba guapísimo. Mientras se cambiaba, y antes de salir hacia el lugar elegido para la boda, Pablo recibió una gran sorpresa de parte de Laura: un vídeo de con los mejores deseos de parte de su familia, argentina, que no había podido estar presente en la boda. Un detalle que le hizo emocionarse… ¡Imposible no hacerlo!
La ceremonia civil y el convite posterior tuvieron lugar en la Finca El Torrero. La llegada de los novios fue uno de los momentos más emocionantes del día, amenizada por el grupo Pura Sangre.
Los invitados, además, quedaron impresionados con la decoración creada para ese momento, con un altar precioso al que se llegaba por un camino de pétalos de rosa y cintitas que colgaban de los arboles. Tampoco se olvidaron de los emotivos carteles en el pasillo nupcial ni de los ramilletes de astilbe que colgaban de las sillas.
Tras el sí quiero, los novios se marcharon acompañados de Javier Berenguer a hacerse sus primeras fotos como casados. Mientras tanto, los invitados seguían descubriendo los detalles de la decoración, coordinada con los profesionales de la Finca El Torrero y con la que se consiguió sorprender a todos los presentes.
El convite estuvo a cargo de Dalua Catering, quien también participó en la decoración de las mesas y el sitting, y en él se vivieron también momentos muy especiales con los invitados, como los fuegos artificiales mientras los novios cortaban la tarta o la proyección de un vídeo que sus amigos habían preparado para los novios.
Tras ello, llegó la fiesta que comenzó con el baile de los novios. “Como no podía ser otra de otra manera, decidimos abrir el baile con una coreografía que creamos nosotros mismos a base de bachata y salsa combinando los temas Promise de Romeo Santos y Vivir mi vida de Marc Anthony”, cuenta Laura.
Y es que, cuando una pareja está tan enamorada y tiene tantas ganas de disfrutar de su enlace es imposible que el resultado no acompañe. ¡Enhorabuena a los dos y muchas gracias por compartir con nosotros vuestro gran día! ¡Qué seáis muy felices!
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