¿Por qué solo un día de boda si se pueden tres? Acostumbrados a bodas de un solo día, esta influencer de Hong Kong nos ha dejado alucinados con una celebración por todo lo alto, tanto que podría haber montado un candy bar en Saturno. Porque así es Fiping Chang, una it-girl de prestigio que, recién desposada con el importante banquero Lincoln Li, uno de esos maridos que luchan por hacer feliz a sus mujeres con todo lo que ellas pidan, ha decidido tirar la casa por la ventana. ¡Y así ha sido!
Una boda en Italia
Todo empezó con una cena de gala en el restaurante Da Paolino de Capri, un espacio exquisito que reunió a los invitados del evento bajo un techo de limoneros. Así empezaban tres días de altos vuelos, con un regalo para el estómago y otro en forma de cesta para los asistentes. En su interior, todo tipo de obsequios, desde golosinas hasta detalles para disfrutar de los días sucesivos en Capri.
El siguiente día de la boda se disfrutaría en La Conca del Sogno, también en Italia, a escasos kilómetros de la costa de Capri. En este entorno paradisíaco, novios e invitados descansaron para coger fuerzas. El día siguiente, el de la boda oficial, sería intenso, por lo que era más que necesario relajarse en una de esas playas que quitan el hipo.
Para el tercer día, el gran día, el evento se había diseñado acorde a los deseos de Fiping. La isla italiana de Capri siempre fue el sueño de la joven para entonar el “sí, quiero”. “Es un lugar feliz y mágico. Siempre pensé que, si tenía la oportunidad de casarme, lo haría allí”, comentó a Hong Kong Tatler. Dicho y hecho, señorita influencer. Y, si te parece bien, tu marido puede reformar toda una villa para tu uso y disfrute en ese gran día, donde además se pueden hospedar los 150 invitados. Y así ocurrió.
El interior de la villa se cubrió con millones de flores, desde las paredes y los suelos hasta las mesas donde se degustaron los manjares del banquete. Con esa estampa de cuento, Fiping y Lincoln completaron una velada única de tres días, la cual se cerró con el atardecer dibujado en el cielo sobre el mar Tirreno.
El vestido, un asunto aparte
Pero esta boda multimillonaria no tuvo todo su despliegue de medios en el lugar ni en la duración. El vestido necesita una mención aparte y empieza por su célebre diseñador, Giambattista Valli. El modisto se encargó de recargar el vestido y convertirlo en una pieza única, de esas que se recuerdan por los siglos de los siglos. Y, en la creación, un protagonista: el volante. Los volantes de tul se diseminan por todo el vestido, dejando pocos centímetros sin la influencia de ellos. Aunque las obras del diseñador italiano suelen ser voluminosas, con la cantante Rihanna como una de sus mejores valedoras, el vestido de Fiping nos ha dejado sin palabras. De hecho, ni siquiera hemos reparado en la presencia del novio.
Ella, sin embargo, ha optado por recatar el conjunto con unos sencillos pendientes y un moño. Con la intención de no quitar protagonismo a la pieza de Valli, la joven ha tirado de sencillez y el resultado ha sido muy interesante. Sin duda, un atuendo digno de una de las bodas más espectaculares que hemos visto en nuestra larga vida nupcial, donde el exceso no se ha alzado sobre lo bello.
Aunque las bodas normales suelen durar una única jornada, resulta interesante explorar la alternativa de alargar la velada y disfrutar de diferentes ambientes. Es una buena idea para salirse de la norma, aunque el presupuesto de la pareja tiene mucho que decir. ¿Te atreverías?
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