Una boda al lado del mar no es el equivalente de una boda marinera: las rayas son uno de los estampados veraniegos más populares tanto dentro del mundo de la moda como en el de la decoración, y en las bodas de verano no iba a ser menos. Las bodas marineras son, de hecho, una de las tendencias en decoración que se han hecho un hueco entre las deco trends de los últimos años: una ceremonia a orillas del mar (no tiene necesariamente por qué ser así, también puede ser en un muelle o en una piscina), que tiene el agua, los nudos marineros y las estrellas como notas comunes.
Abanico de colores
A la hora de hablar de decoración marinera, el azul es el color estrella en todas sus versiones, aunque triunfan las tonalidades más acuosas, como el marino, el azul Prusia o el turquesa. El azul funciona acompañado de otras paletas sigual de efectivas y sugerentes, como el rojo, el amarillo o el dorado.
El contrapunto por excelencia lo pone el blanco, con concesiones al rosa blush o al menta.
En este sentido entrarían en juego tanto los tejidos y toda suerte de textiles (mantelería, lazos decorativos, banderines de tela o incluso alguna de las prendas del atuendo del novio, como el chaleco, la pajarita o los calcetines de colores), como otras piezas decorativas igual de relevantes, capaz de usar el color como nexo común. Nuestra propuesta: las vajillas de porcelana en blanco y azul tradicional, y los detalles de fotografías antiguas reveladas por cianotipo.
‘Oficial y Caballero‘
Algo que sugiere a las claras que estamos atendiendo a una boda marinera es el atuendo del novio: en las últimas temporadas se ha popularizado el uso del traje marinero entre los chicos que se casan siguiendo este estilo. Un look a lo Oficial y Caballero al que es difícil resistirse (el poder del uniforme, lo llaman), y que funciona en blanco o negro, tanto formal, con saco cruzado y pantalón recto, como de gala, también con saco cerrado al frente.
- Foto: Robb Davidson
Detalles navy
Un detalle que nos ha encantado a la hora de marcar la diferencia con una boda marinera es el de incoporar botellas con mensaje a la ceremonia, ya sea como regalo a los invitados o a modo de mensaje secreto, por ejemplo, situado en el centro de las mesas del convite.
Los centros de mesa se convierten así en el foco de atención sobre la mantelería, aceptando lamparas de aceite o pequeñas velas, para redondear el ambiente una vez caiga la noche. Otros elementos: estrellas de mar, conchas, caracolas, flores de colores y otros detalles específicos de la Marina, como nudos de cuerda o catalejos.
Estos elementos pueden replicarse en otros momentos de la celebración, como a la hora de dcorar el altar o las sillas (especialmente en una ceremonia civil, que admite mayor improviscaión con respoecto a la decoración del espacio), el sitting de los invitados o incluso el bouquet de la novia, que en este caso integraría estrellas de mar y conchas que también se pueden prender del peinado.
La localización
Como ya hemos dicho, aunque idóneo, no es indispensable celebrar una boda marinera a orillas del mar, sobre la arena de la playa, aunque sí que resulta conveniente escoger un lugar cercano a alguna superficie relativamente extensa de agua, como el muelle de un lago, o incluso una piscina. Los más atrevidos: los que se decantan por celebrar el enlace en alta mar a bordo de un barco, con el patrón de la nave haciendo las veces de maestro de ceremonias.
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