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Cómo controlar a los invitados más "problemáticos" en tu boda

Aunque no te lo creas, algunos de los asistentes a tu boda merecen una supervisión especial. ¿Quieres saber quiénes son y cómo "atarlos en corto"?

Cómo controlar a los invitados más "problemáticos" en tu boda
Alvaro Sancha
  • Antes de la boda
  • Consejos

Qué bonitas son las bodas, ¿verdad? La decoración, la emoción y el amor… Todo perfecto. Pero, ¿qué pasa con los invitados? Reconócelo: ¡algunos no son nada normales! Y muchos otros se vuelven locos durante la velada.

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Aunque muchos basan su espectáculo en el humor, otros la lían de otras muchas formas, con fatales resultados en algunos casos. Así, desde Zankyou, poniendo toda la carne en el asador, te ayudamos a capear este temporal de la mejor manera posible.

Cuidado con el alcohol

Este es el motivo número 1 por el que llamar a las autoridades en una boda. El alcohol saca una parte exagerada de la personalidad de las personas, algo que suele acabar regular. Porque los pesados pueden acabar siendo muy pesados, incluso aquellos que en principio no son pesados, y montar un espectáculo tirando de bromas excesivas, numeritos y, en definitiva, situaciones que sobrepasen los límites del ridículo. Lo peor es cuando el alcohol potencia sentimientos callados como tristeza, rabia o decepción, lo cual puede acabar en episodios violentos y escenas de lo más desagradable.

Para evitarlo, no te pedimos vestirte de policía durante tu boda, ni siquiera implantar una ley seca. Hablamos de establecer un control y limitar los chupitos, los hidalgos (beberse la copa de un trago) y demás historias que inviten a los juegos de beber. Coloca también dispensadores de agua para combinar con las copas, controla en número de combinados si es necesario y reparte bocadillos y otros productos de recena para llenar el estómago y reducir el impacto del alcohol.

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Foto: Alejandro Bergado

Entretener a los niños

Hay adultos que son como niños, a los cuales es muy difícil controlar. Sin embargo, los niños de verdad sí pueden caer en nuestras redes para que, en lugar de enloquecer, se porten bien y se diviertan al mismo tiempo. Porque los más pequeños de la casa son adorables, graciosos y suelen alegrar cualquier lugar al que van, incluidas las bodas. Pero, llegado el momento, muchos de ellos pueden convertirse en verdaderos salvajes que corren, rían, jueguen, chillen y lloren a un nivel desproporcionado.

Si no quieres que tu boda se convierta en un jardín de infancia o en la guerra de Vietnam, contrata profesionales para entretenerlos, organiza actividades y dispón servicios de juegos. Los niños estarán presentes, pero no desesperarán a ningún asistente. Además, ¡lo pasarán en grande!

Vetar a los adolescentes traviesos

Hay edades que son realmente complicadas. Mientras se hacen adultos, los chavales suelen llamar la atención, no siempre de la manera más divertida. Así, las travesuras están a la orden del día, especialmente cuando hay público para admirar o cabrearse por sus hazañas. ¿Qué hacer ante este terremoto de hormonas inestables? Ofrecer chucherías, videojuegos, cámaras desechables y, sobre todo, colocar su mesa en un lugar alejado, muy lejos de las abuelas y las mesas con cristalería.

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Foto: Manu Prats

Posibilidades para los mayores

No es que las personas mayores sean rebeldes en sí, pero pueden ponerse problemáticos a la hora de comer o en materia de aguante. Porque no todos ellos están dispuestos a ingerir delicatessen de pescado crudo, mezclas de dulce y salado y productos exóticos. Así, ofrece opciones tanto en el aperitivo como en el banquete para combatir su intolerancia a los nuevos tiempos gastronómicos, siempre y cuando no renuncies a los grandes platos que triunfarán entre el resto de invitados.

Por otro lado, los mayores suelen aguantar mucho menos que los jóvenes, excepto esa tía “bailonga” que quizá ya ostente el mote de “cierrabares”, por encima de la muchachada. Pero, por lo general, no es así, así que dispón asientos por la zona del baile, acondiciona un espacio alternativo aledaño a la fiesta, ofrece servicio de autobuses a varias horas de la madrugada (el primero al poco de empezar la fiesta, pues nadie se puede perder el primer baile de los novios) e intenta que algunos invitados les hagan compañía en algunos momentos clave. Todo ello deberá estar organizado para que en el “día D” ni tu ni tu pareja tengáis que preocuparos tanto (a no ser que quieras, claro).

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Foto: Ernesto Naranjo

Delega el “trabajo sucio” en otros

Pero teniendo en cuenta todos estos imprevistos, tranquila: ¡tú no tienes que encargarte de nada! Ni siquiera tu pareja. Para eso hay otras personas que pueden ocuparse de esas tareas mientras tú te encargas de comer, beber y besar a los invitados. Tu wedding planner debe estar atenta para que todo salga bien y evitar que alguien arme la de San Quintín durante tu gran día. También un representante del espacio de celebración o, incluso, algún familiar al que le hayas encomendado esa difícil misión. Todo por el bien del conjunto, ¡pero tú debes disfrutar!

“Mejor prevenir que curar”, dice el refranero español ante la posibilidad de que un día perfecto se convierta en un patio de colegio. Tranquila, estamos dramatizando, pero nunca está de más vigilar un poco la fiesta para que esta se desarrolle como has planeado. ¡Lo agradecerás!

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