¡Alerta! Se acerca el buen tiempo y con él llega la temida temporada de bodas. Miras tu agenda y ¡ayuda! Tienes cinco bodas seguidas y eso significa cinco días de empacho, festín y descontrol para tu dieta habitual. Te pasas la semana portándote bien, comiendo equilibradamente y haciendo ejercicio para lucir estupenda con el súper vestido que tienes preparado, pero llega el día del evento y todo son tentaciones…
Obviamente, las bodas son para disfrutar y pasárselo bien, probar nuevos platos y darse homenajes excepcionales, pero no se trata de engullir como si no hubiese mañana. Porque sí, lo hay, y además trae otra boda después.
Durante estos meses de boda tras boda, conviene aprender a moderarse y a prevenir al cuerpo de una sobredosis de “amor”. Por eso queremos echarte una mano con estos consejos para evitar excesos y que cada boda no suponga un kilo más.
1. Antes de empezar
Por suerte, las invitaciones de boda suelen llegar con bastante antelación, así que se puede preparar el cuerpo para que el impacto del banquete no tenga consecuencias en la figura. Si se tiene una boda de día, mejor un desayuno saciante y nutritivo que de vitalidad y evite que se llegue a la ceremonia con hambre. Si la boda es de noche, habrá que idear un menú a base de ensaladas y cremas détox que garanticen la depuración del organismo y la sensación de saciedad.
2. Comer con el estómago, no con los ojos
Aperitivo, cóctel, entrantes, primer plato, segundo, postre… Si algo está claro es que en una boda no vas a pasar hambre. Por eso, cuando empiecen a servir la comida recuerda que probablemente esos canapés suculentos son sólo la punta del iceberg. ¡Dosifícate y saborea cada mordisco sin pensar en el siguiente!
3. ¿Buffet libre? Elige sabiamente
Las mesas repletas de comida gratis son para muchos una debilidad, pero no hay que olvidar que no se está en un supermercado y que, seguramente, los novios habrán elegido cada plato con cariño y poniendo mucha atención a cada uno de ellos.
Haz tú lo mismo: observa primero, valora y selecciona aquello que le va a sentar mejor a tu cuerpo. Opta por la opción vegetariana, si la hay, y si no, mariscos, verduras, quesos ligeros, sushi, etc. No está prohibido que pruebes el jamón de Jabugo si está a tu alcance, pero degustar una loncha te cundirá mucho más que prepararte el bocata de la merienda.
4. Disfruta, baila
Una boda no es solo comida, ¡es mucho más! ¿Cuántas veces tienes ocasión de ver reunidos a todos tus amigos y/o familiares? Relaciónate, habla, comenta… No lo harás con la boca llena, ¿verdad? Y cuando llegue el momento, ¡lánzate a la pista de baile! No hay mejor manera de quemar las calorías ingeridas y divertirse al mismo tiempo.
5. Con un sorbito de champán
El peligro de los banquetes de boda no está solo en la comida, la bebida que elegimos puede suponer un aumento de peso y, sobre todo, de la sensación de hinchazón, por no hablar de la resaca del día siguiente.
Brinda todo lo que quieras, pero no bebas alcohol en exceso, ya que te aportará calorías vacías y sin nutrientes. Ten siempre a mano un vaso de agua: ¡te mantendrá hidratada y ayudará a que te sientas satisfecha comiendo menos!
6. Compensa tus excesos
Tanto si has sido capaz de resistirte a las tentaciones como si no, tu cuerpo se merece un descanso tras una jornada de excesos. El día después de una boda es la ocasión perfecta para iniciar una terapia détox a base de licuados de frutas y verduras o bien con una dieta baja en grasas y azúcares que te aportarán el descanso y satisfacción que necesitas.
Por último, si todo esto te ha interesado quizás deberías conocer 6 trucos détox para los días previos al “sí, quiero”.
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