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Cuatro generaciones de mujeres llevan el mismo vestido de novia a lo largo de 80 años

María Teresa Moreno confeccionó el vestido que ha pasado de generación en generación en plenas condiciones como un tesoro familiar.

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Hay familias que mantienen sus propias tradiciones intactas. En esta, el vestido es el protagonista, una pieza hecha a mano en 1932 y que cuatro novias han llevado en el día de su boda. ¡Conoce esta increíble historia!

guardarFoto: John McCoy, Los Angeles Daily News/SCNG
Elena Salinas, Pilar O’Hara Kassoug, Marta Prietto O’Hara y Anita Prietto. Foto: John McCoy, Los Angeles Daily News/SCNG
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María Teresa Moreno puso la primera piedra tradición sin darse cuenta. Lo hizo diseñando y cosiendo su propio vestido, EL VESTIDO, convirtiendo su labor de costurera en la de una pionera y constructora del nuevo capítulo de su familia.

La mujer ya era conocida con el sobrenombre Grande, un apodo que hacía justicia sus dotes y su capacidad para marcar generaciones. En su boda con Manuel Moreno en la ciudad de Los Angeles, el enlace dio lugar a una tradición insólita. El vestido, color crema dorado y de tela suave, fue una recreación personal de la propia María Teresa, que no dudó en copiar un diseño que había visto en un escaparate, tal y como cuenta el  Orange County Register.

María Teresa Moreno

La siguiente mujer que lució el vestido no fue la hija de Grande, sino su nieta, Marta Prietto O’Hara. Anita, hija de Grande, no se casó con el vestido de su madre porque la propia costurera confeccionó uno especial para la ocasión. Así, cuando le llegó la hora del “sí, quiero”a Marta y no pudo contar con el estropeado vestido que su madre llevó en 1957, la joven recurrió al de su abuela, una joya que Anita ya había guardado como si fuera un tesoro.

El paso del tiempo no había incidido sobre el vestido. “Ni siquiera estaba envuelto en seda, sólo en una caja, pero estaba en perfectas condiciones”, asegura Marta. “Incluso antes de ver el modelo, sólo con la tela, dije: ‘Me pondré este vestido si me queda bien’. Me lo probé ese mismo día y supe que me lo pondría”.

Marta Prietto O'Hara

Así, Marta decidió empezar la tradición en 1983, cuando contrajo matrimonio con Kevin O’Hara. En 1997, Elena Salinas, hermana de Marta y también nieta de Grande, dilató aún más esta iniciativa y también se casó con el vestido de su abuela.

Marta Prietto O'Hara

Para terminar la travesía del vestido, y para dejar un poderoso “continuará”, Pilar O’Hara Kassouf, bisnieta de Grande, ha sido la última en portarlo hace apenas dos meses. Pilar quedó rendida cuando vio la delicada obra de su bisabuela: “Siempre había oído hablar de ‘el vestido’, pero fue una noción vaga para mí hasta que me comprometí. Después de comprometerme, me pasé por casa de mi abuela Anita para probármelo. Cuando me miré al espejo, lo supe. Me quedaba como un guante y no necesitaba hacerle arreglos ni nada. Ni se me pasaba por la cabeza ir a una tienda de novias a buscar un vestido que para mí no significaba nada, cuando el vestido de mi familia lo significaba todo para mí. Era cosa del destino”.

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Pilar O’Hara Kassouf y Nick Kassouf. Foto: Michael Jonathan Studios

Anita, que no se casó con el vestido de Grande pero que sí se esforzó en su completa conservación, movió cielo y tierra para encontrar al mejor limpiador en seco que dejara listo el vestido de su madre para su nieta. “Mi madre es supersticiosa”, comenta Marta. “No quería gastar un montón de dinero en limpieza hasta que alguien de verdad quisiera ponérselo, por si acaso se estropeaba. Es superprotectora con este vestido, con la tela y con su cuidado”. Y, cómo no, Pilar se lo merecía.

Marta, madre de la criatura, encuentra increíblemente emocionante este viaje del testigo familiar a través del vestido: “Sentí una conexión impresionante con mi abuela, con quien estaba muy unida”, dice Marta sobre Grande.“Ella también fue mi madrina y vivía a la vuelta de la esquina de mi casa, la veía todo el tiempo. Vivió hasta los 98 años. Así que mis hijos conocieron a su bisabuela”.

Grande murió en 2009 y no pudo disfrutar de este nuevo hito, pero seguro que no dudó en imaginar algo así: “Mi abuela se habría entusiasmado al saber que una de sus bisnietas quería llevar su vestido. Creo que que se habría emocionado mucho. Y a mí me llena el corazón. Me hace tan feliz como a ella”.

guardarMarta Prietto O'Hara
Foto. Marta Prietto O’Hara

El vestido apenas ha sufrido cambios, salvo el acortamiento de la cola, la inclusión y supresión de algunos nimios detalles y un cambio en la espalda. El resto se conserva y se considera una pieza de gran valor, mérito espoleado por el respeto del tiempo. Grande estaría muy orgullosa de ella misma y de su familia. 

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