Diferencias entre el amor adolescente y el amor adulto

No hay un amor mejor o peor, son sencillamente diferentes.

Diferencias entre el amor adolescente y el amor adulto
Foto: Sergio Gisbert
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El amor tiene mil y una formas de manifestarse. No hay un momento perfecto ni un lugar preciso. No entiende de sexos ni de clases sociales… Pero, si hay algo de lo que el amor no tiene ni idea, es de la edad. Da igual que tengamos quince o cuarenta años, si decide entrar en nuestras vidas no lo va a frenar nada ni nadie.

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La vida y la experiencia son directamente proporcionales y éste es el motivo por el que encontramos tantas diferencias entre el amor adolescente y el amor adulto.

El amor adolescente

Durante la adolescencia vivimos un cambio continuo. Sufrimos una metamorfosis progresiva a nivel general que no siempre es fácil de llevar. Estamos conociéndonos, sintiendo, mirando y caminando por terrenos desconocidos. Hemos dejado atrás la edad infantil y hemos saltado a otro universo tan excitante como inseguro. Seguimos teniendo normas y horarios con los que vamos haciendo malabares y todo va bien hasta que aparece ese sentimiento que nos desestabiliza: el amor romántico.

El amor en la adolescencia es difícil de interpretar. Lo novedoso nos crea mil dudas y queremos saberlo TODO y YA. Somos nuevos en esto del amor y queremos que todo sea perfecto, como siempre habíamos imaginado. Los noviazgos en la adolescencia son una aventura pero, al ser principiantes, los altibajos están a la orden del día. Se mezclan las ilusiones con las frustraciones… Si las cosas no van bien, sufrimos de una manera que roza la ficción porque es más lo que imaginamos que lo que vivimos. Si, por el contrario, todo va bien, es un nunca te dejaré hecho promesa, una promesa que no suele cumplirse. A medida que crecemos, vamos encontrando nuestro camino y la otra persona no siempre toma el mismo que nosotros o quizás no anda a la misma velocidad por él; Así que, generalmente, nos separamos, porque crecer es inevitable…

El amor en la adolescencia puede llegar a ser un amor que nunca se borre de nuestro disco duro, precisamente por haber sido el primero. Real o platónico, nadie olvida el primer amor.

Nuestro bagaje amoroso: ¿pro o contra?

El amor, como decíamos al principio, es bastante ignorante (sin acritud). El amor nos llega a cada uno de forma diferente porque cada persona lo vive y lo siente a su manera. Las circunstancias lo son todo y el amor puede verse dañado o beneficiado por ellas. Nuestro ayer conforma nuestro hoy, y si hemos tenido experiencias nefastas, tenderemos a actuar con recelo, inseguridad o desgana. En cambio, si hemos tenido un pasado amoroso positivo estaremos más predispuestos a sentir sin miedos y no pondremos barreras a nuestros sentimientos.

A grandes rasgos, el adulto sabe a dónde quiere llegar y cómo hacerlo; el con quién es ya más complicado. Hemos ido ganando seguridad en nosotros mismos y, es por esto por lo que a veces, aumentando nuestra exigencia, aumenta también la dificultad para encontrar a alguien al que queramos incluir en nuestra vida, que nos merezca realmente la pena.

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Foto: Fabián Luque

Un amor maduro

Llegados a un punto -aunque siempre queden cosas por aprender- sabemos lo que queremos pero sobre todo lo que no queremos. Hemos caído y nos hemos levantado. Hemos sufrido y aprendido. Ahora nuestra mirada no es la de antes, cuando parecíamos llevados por el viento. Ahora reconocemos los caminos y, si nos despistamos, tenemos herramientas más que suficientes para recalcular la ruta. Por eso, el amor adulto es un amor maduro, comprometido, pausado, profundo.

Es paradójico porque el adolescente que fuimos está en nosotros, somos nosotros mismos; la diferencia es que ahora hemos evolucionado y claro, en ocasiones es inevitable comportarnos como tal. Otras veces, rechazamos esa parte de nosotros y nos comportamos como si estuviéramos de vuelta de todo y vamos con pies de plomo por si nos hacen daño. Resulta gracioso que, aunque a estas alturas de la vida tengamos una mochila cargada de cosas buenas y malas, tendremos que ir aumentando su capacidad de carga o liberando espacio cuando el amor entre en nuestra vida. Superaremos miedos, limaremos diferencias y aprenderemos el sentido completo del amor a través de la sinceridad, el respeto y la comunicación.  

Amor, al fin y al cabo

Y no debemos olvidar que todo este aprendizaje empezó hace años, en el momento en el que advertimos que no había reglas; que a amar se aprende amando. ¿Antes o ahora? No hay un amor mejor o peor, son sencillamente diferentes.

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