Llega la Navidad y con ella la ilusión, el alboroto y la fantasía. También las compras, sobre todo en materia decorativa antes del 24 de diciembre. ¿Todavía no tienes puesto el árbol?, ¿tienes ansia de dulces navideños?, ¿buscas desconectar un fin de semana antes de enfrentarte a esta época familiar?, ¿te gustan los paseos entre luces, colores y felicidad?, ¿quieres tener la casa más bonita y mágica del continente? Ante tanta pregunta, quizá necesites visitar uno de estos grandes mercadillos navideños, diseñados para que tu Navidad sea completa y especialmente alegre para todos los sentidos.
Múnich (Alemania)
El mercadillo de Marienplatz no solo es el más antiguo y grande de Alemania, sino que se erige como uno de los más importantes de Europa. Al pie del pintoresco Ayuntamiento, desde cuyo balcón se entonan alegres villancicos diarios, luces y colores chisporrotean en cada una de las casetas de la plaza. Aunque los primeros documentos son de 1642, su origen se remonta al siglo XIV y bebe de la tradición de San Nicolás. Muy invernal, muy navideño y de corte fantástico, con un estrella incondicional: su árbol de Navidad natural de 30 metros y sus 2500 velas que titilan al compás del viento.
Tallin (Estonia)
Tallin es una ciudad de cuento. En Navidad, con su espléndido mercado (Tallinna jõuluturg) junto al antiguo Ayuntamiento y la pálida capa de nieve, constituye un regalo digno de relatos mágicos. Su aspecto medieval motiva las historias de fantasía, los secretos ocultos bajo el encantador abrigo del invierno y el desborde de la imaginación en Navidad. De hecho, a Tallín le pertenece el primer árbol típico de estas fechas y éste sigue siendo el protagonista junto a los 50 puestos que alimentan la plaza. Allí, gastronomía y artesanía de Estonia muestran las mieles del país, y los coros aportan ritmo solemne con sus cánticos a la Navidad.
Montreux (Suiza)
El lago Lemán y los Alpes nevados son los testigos privilegiados de este espectáculo extraído del sentimiento navideño más auténtico. Se le conoce como el Montreux Nöel y se encuentra en la Suiza francófona. Para empezar, Montreux es un lugar de retiro magnífico, el cual han utilizado artistas como Tolstoi, Dostoievsky, Tchaikovsky, Dickens, Hemingway o Freddie Mercury. Este aliciente le convierte en escenario entrañable por excelencia y en un lugar ideal para levantar 120 puestos (casetas de madera encantadoras) en los que encontrar dulces, artesanía, atracciones y adornos navideños tejidos con elegancia y belleza.
Estrasburgo (Francia)
Célebre para algunos, desconocida para otros, esta ciudad francesa colindante con Alemania permanece como un tesoro a medio descubrir. Quizá por ello sea tan especial. El Christkindelsmarik es el mercado navideño que llena de ilusión la localidad francesa desde 1570. Hoy, coloca 300 puestos entre sus 11 centros, todos ellos abastecidos con delicias de la zona, sabores insólitos y experiencias novedosas. El mercado es una antorcha de la Navidad francesa, un compendio de aromas (canela y vino caliente) y un espacio en el que sentirse reconfortado. Los villancicos que resuenan desde las iglesias, las iluminaciones de los hogares y el jolgorio de los pequeños ayudan a mantener el contrato con lo mejor de la Navidad.
Praga (República Checa)
Una ciudad medieval diseñada con el talento de los viejos genios. Entre su belleza arquitectónica y espíritu europeo, hasta cuatro mercadillos navideños se reparten en los principales centros de esta ciudad de cuento de hadas: Plaza de la Ciudad Vieja, Plaza de Wenceslao, Vinohrady y Plaza de la República. Aunque los artículos navideños reinan por su color y alegría, también se ponen a la venta algunas de las “joyas de la corona” del país, como las marionetas. Además, los coros, apoyándose en la encantadora esencia navideña, amenizan cada velada con villancicos.
Nüremberg y Rothemburg (Alemania)
Ambas son localidades de cuento y están a poco más de una hora de distancia. En un mismo viaje, sus mercadillos navideños son dos opciones para visitar y para conectar con lo mejor de esta época. El casco antiguo de Nüremberg acoge una de las grandes joyas navideñas de Alemania, el Mercado del niño Jesús, que conecta con el Mercado de los Niños (Santa Claus, sus renos y sus historias son los protagonistas), y nutre sus calles de luces, ambiente invernal y espíritu navideño.
Asimismo, el mercado de Rothenburg ob der Tauber, uno de los secretos mejor guardados del país, motiva que el resto de la ciudad se empape de la Navidad. Desde el siglo XV, este centro de reunión ofrece vino caliente especiado, bolas de nieve y salchichas a la parrilla a sus visitantes, y les ofrece la llegada del célebre personaje Rothenburger Reiterle, un enviado del más allá.
Copenhague (Dinamarca)
Su localización es un privilegio, pues se ubica en el parque de atracciones de los Jardines del Tivoli. Allí se encuentran varias formas de ocio, pero en Navidad destacan los puestos repletos de regalos y artículos para decorar casas y jardines con motivo de estas fiestas. Incluye pueblos en miniatura y una pista de patinaje, dispuestos en un bosque de luces y encanto típicamente navideño. El cabaret y los fuegos artificiales de Navidad son grandes reclamos del mercado, mucho más especial al combinar el espíritu navideño y la fantasía con una ciudad impregnada de pura esencia europea.
Viena (Austria)
La ciudad austríaca se engalana en Navidad como mandan los cánones, y el mercadillo navideño del Ayuntamiento (Wiener Adventzauber) es uno de sus mejores representantes para estas fiestas. El pan de jengibre, las almendras y la miel conforman el trío de aromas de esta oda a la Navidad, y el Árbol de corazones, el taetro de títeres y el carrusel de Viena se erigen como sus tres grandes atracciones. La ciudad, de tradición bufonesca, confía en su mercado su mejor atractivo para la Navidad, donde tanto niños, que se entusiasman con los títeres, como adultos, felices entre los árboles navideños que adornan los paseos, respiran un espíritu europeo y festivo que ahonda en los pequeños detalles de la vida.
Barcelona
Barcelona actúa como uno de los principales centros de arte, modernidad y estilo en España. Por ello, sus principales apuestas para el ocio tienen un toque especial. El Mercado de Navidad de Santa Lucía aprovecha la excelencia del Barrio Gótico de Barcelona para construir una imagen navideña de cuento. Justo en la Plaza Nova, en frente de la imponente catedral de la ciudad, este mercado es un lugar de reunión para todas las personas que buscan enriquecer sus casas con los mejores adornos, artesanía y dulces típicos de la región. En España, la tradición del belén suscita los puestos o casetas con multitud de accesorios para el mismo (figuritas, edificios, sistemas de iluminación…).
Nueva York (EE.UU)
Al pensar en Navidad, resulta imposible no imaginar el árbol de Navidad y la pista de patinaje del Rockefeller Center, Times Square con más luces de lo normal, el Village con su pulcro atuendo navideño y la Quinta Avenida vestida con la elegancia de la Navidad neoyorquina. También nos vienen a la cabeza todas las películas de Navidad localizadas en tiendas de juguetes y calles caóticas. Y es que Nueva York cuenta con una célebre y encantadora tradición navideña, con muchos mercadillos acordes, pero destacamos dos: el Columbus Circle Holiday Market y el mercadillo de Bryant Park. En el primero, situado a la entrada de Central Park, destacan sus delicatessen gastronómicas y el buen ambiente; en el segundo, la especialidad y la elegancia de Bryant Park le insufla una magia especial, así como los vendedores más originales de la ciudad y la pista de patinaje que acompaña al parque.
Estocolmo (Suecia)
Suecia alberga esta pieza de incalculable valor en su seno, adscrita en el listado de las grandes ciudades europeas. La magia de cuento de hadas circula por las calles de su casco histórico durante todo el año, pero en Navidad adquiere un aroma especial, potenciado por el resplandor de sus luces y la paleta colorista de sus guirnaldas. La Ciudad Vieja emplaza en el Stortorget uno de sus principales valores, el mercadillo navideño con las maravillas suecas artesanas (juguetes, adornos, gastornomía…). Desde 1914, llena de alegría el centro de la ciudad escandinava, una estampa que, junto con la siembra anual de nieve, simboliza la antesala del Polo Norte, hogar de un personaje muy querido en el mundo entero.
Así es el principal atractivo navideño de algunas ciudades del mundo. Sus costumbres y culturas moldean la Navidad y se la muestran al mundo. Si te apetece escaparte durante un fin de semana, todos estos mercadillos ya están en marcha. Y visitarlos es un lujo, un lujo muy reconfortante.
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