Los novios se conocieron cuando Julia viajó a Manila a visitar a una amiga y Matthew era parte de su círculo de amigos allí. Y, como no podía ser de otra forma, surgió el amor entre ambos. La pedida de mano fue durante un viaje sorpresa que el novio preparó a Filipinas en una de sus paradisiacas playas. “Todo fue perfecto”, recuerda la novia. Aunque, la pedida formal fue en la ciudad natal de Julia, en Valladolid, donde se reunieron las familias de ambos.
Los novios
La novia decidió utilizar dos vestidos para el gran día, ambos de Mark Bumgarner. Para la ceremonia lució un vestido de corte clásico con cuello barco y apertura en la espalda que, además, contaba con apliques de abalorios que dibujaban formas vegetales. Sin embargo, para la fiesta se atrevió con un vestido de corte asimétrico con bordados en color rosa cuarzo y abalorios en el corpiño.
En cuanto a los zapatos, Julia apostó por unas bailarinas de punta en color rosa de piel vuelta pintadas a mano por Marian Loves Shoes con flores típicas de Filipinas y España, y la fecha de la boda. Del maquillaje y la peluquería se encargó Virginia Melón, profesional del sector.
Julia escogió para el ramo de novia un bonito conjunto esférico de peonias rosas que encargó a los profesionales de Floristería Palmero. Tanto el anillo de pedida como la alianza, ambos de oro blanco y diamantes, fueron realizados por un joyero especializado en diamantes en Hong Kong. También lució unos elegantes pendientes de diamantes también de Hong Kong, regalo del novio, y cruz de oro y diamantes, una joya de la familia.
Por su parte, el novio lució un reloj Rolex, regalo de la novia. Además, Matthew se decantó por el tradicional traje filipino, el barong, que fue realizado a mano por sastres artesanos de Manila con tela de fibra de piña.
La ceremonia y el banquete
La ceremonia tuvo lugar el 30 de julio de 2016 en la Colegiata de San Cosme y San Damián, en Covarrubias (Burgos) y el banquete en el Hotel Landa. De la decoración floral de la iglesia y del lugar de la celebración se ocupó la Floristería Palmero que también se encargó de los ramos y detalles para las damas de honor y los padrinos. Entre las flores más utilizadas destacaban la peonia, la rosa de pitiminí, la hortensia, el brezo y la paniculata. Los novios recuerdan que tuvieron una decoración perfecta y muy cuidada. Del resto de la decoración se encargó el propio hotel.
Como agradecimiento a sus invitados, los novios encargaron a Da Silva gastronomía una caja de 6 bombones inspirados en Japón. También contaron con unos paipáis traídos de Filipinas hechos con hoja de palmera. Para los más pequeños hubo golosinas y juguetes para que estuvieran entretenidos durante el cóctel. Pero no sólo eso, además contaron con un candy bar y calzado cómodo para que las mujeres pudieran cambiarse durante la fiesta.
Para inmortalizar un día tan importante como el de vuestra boda, Matthew y Julia apostaron por los fotógrafos de Momenta Bodas y ambos consideran que “fue una elección magnífica ya que hicieron un trabajo maravilloso, natural y entrañable“. El resultado final fue perfecto porque “supieron captar la esencia de cada momento” sin tener que forzar posados ni situaciones. Además, recuerdan con cariño que “todos los invitados disfrutaron de su presencia y simpatía”. Por otra parte, del vídeo se encargaron los profesionales de Treehouse Story.
El baile
Para su primer baile de casados y para celebrar su unión, Matthew y Julia bailaron “She’s the one” de Robbie Williams. ¡Un momento único y mágico! Los novios recuerdan que su boda fue “una fusión perfecta de dos mundos”.
Lugar de celebración: Hotel Landa | Vestido de novia: Mark Bumgarner | Maquillaje y Peluquería: Virginia Melón | Complementos: Marian Loves Shoes | Floristería: Floristería Palmero | Fotógrafo: Momenta Bodas | Videógrafo: Treehouse Story | Detalles para invitados: Da Silva Gastronomía
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