Dudas más frecuentes después de comprar mi vestido de novia

Si ya has solucionado ese inquietante aspecto que supone la elección del vestido de novia, habrá quien piense que el tema del vestuario ya está resuelto. Pero tú y yo sabemos que no. ¡Quedan un montón de dudas pendientes de resolver!

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Foto: Pedro Klak Fotografía
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Si ya has solucionado ese inquietante aspecto que supone la elección del vestido de novia, habrá quien piense que el tema del vestuario ya está resuelto. Pero tú y yo sabemos que no. ¡Quedan un montón de dudas pendientes de resolver! ¿Momento pánico? ¡¡Noo!!

Ahí van algunas de las más corrientes y sus respuestas correctas:

1. ¿Qué pasa si engordo o adelgazo?

Tranquilidad absoluta. Claro que sería deseable que mantuvieses tus medidas, pero la realidad es que la mayoría de las novias varían (y bastante) de peso con los nervios. Especialmente con los de última hora.

Los vestidos de novia, si son de una marca medianamente decente –por supuesto esto no
incluye los que se compran por internet en países asiáticos-, están preparados para meterles hasta dos-tres tallas y para sacarles lo mismo. Es decir, tendrías que variar tu peso en unos 10 o 15 kg. para que el asunto no tuviese remedio.

Con todo, en las tiendas a veces se nos dan casos extremos de chicas que han perdido o ganado muchísimo peso, o que se han quedado embarazadas. Si se da el caso, y tu tienda es un lugar con prestigio profesional, no te preocupes. Aunque NO están obligados a ello, te ofrecerán una opción de cambio de modelo o de talla y, con buena voluntad, entre todos encontraréis una solución.

2. ¿Cuántas pruebas me tengo que hacer?

Cuando hagas esta pregunta en tu tienda, no aceptes ninguna respuesta distinta de: ‘Las que tú necesites’. Nadie puede ponerle un número predeterminado a las pruebas que va a necesitar una novia. Algunas en vísperas de la boda van perdiendo peso por semanas, otras lo van ganando. A veces un escote se resiste a quedar perfecto o cualquier otro imprevisto.

Supongamos que te dicen que son tres pruebas. Y si en la tercera prueba no te queda perfecto el vestido, ¿qué ocurre? Que ya no te lo puedes probar más.

Si estás en buenas manos, no te pondrán un número limitado de pruebas.

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Foto: Pedro Klak Fotografía

3. ¿Cuándo me hago la prueba del peinado?

Lo ideal es hacerse la prueba del peinado, entre cuatro y seis semanas antes de la boda. No te agobies con ideas raras sobre peinados ultrasofisticados. Lo mejor es, si sueles llevar el pelo recogido, que te lo recojas también el día de la boda; y si lo sueles llevar suelto, lo lleves del mismo modo. ¡Algo muy natural y que no debe quitarte el sueño!

Sincroniza la prueba del peinado con una prueba del vestido, para que veas como queda en conjunto, y para que las personas que estén asesorándote en tu look nupcial te den su punto de vista. Suele ser muy útil. Del tema del maquillaje hablaré en el próximo post extensamente.

4. ¿Llevo medias o no?

Rotundamente SÍ.

Una no puede ir vestida de princesa y sin medias. Además, aparte de lo protocolario, los zapatos hacen mucho daño cuando se llevan directamente sobre la piel. Eso sí, siempre media de medio muslo. ¡Los pantys pueden ser un auténtico problema vestida de novia! Y si no, imagínate en el momento de ir al aseo…

Como las piernas, poco o mucho, se te van a ver en algún momento -¡afortunadamente!-, existen medias de novia color ‘bronceado’, con su encajito blanco y demás. Te aconsejo que uses estas. Asegúrate también que lleven unos puntitos de silicona en la planta, para que no se te escurran los pies dentro de los zapatos.

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Foto: Pedro Klak Fotografía

5. ¿Qué pasa si se rompe la cremallera el día B?

Esa es una gran pregunta, que merece una explicación detallada.

Las cremalleras son unos inventillos absolutamente imprevisibles. Teniendo en cuenta que, además, en los vestidos de novia, con todas las telas que llevan y lo ajustados que van,
soportan una gran presión, pues… se pueden romper. La buena noticia es que se rompen siempre en el momento de subirlas. ¡¡No temas estar en medio de la ceremonia y que se te desabroche el vestido!! Esas cosas no pasan.

Solución: asegúrate de que tu vestido lleve otro cierre adicional. Suelen llevar botones o bien doble cremallera. Si no lleva, pídelo. Aun así, la cremallera a veces se rompe, y tendrás que coserla. Para ese, o para cualquier otro imprevisto, ten SIEMPRE a mano un kit de emergencia con aguja e hilo, y a alguien que sepa utilizarlos. Una amiga, una tía o quién sea que tenga nociones mínimas de costura podrá darte unas puntadas que luego quedarán tapadas con los botones. Acuérdate de pedirle que los tenga consigo el día de la boda.

Algunas tiendas ofertan la posibilidad de enviarte el día de la boda a una persona de su equipo para que te vista. Si te lo puedes permitir, es una buena idea.

Si os surgen otras dudas sobre estos temas, no dudéis en escribírmelas en los comentarios. Las contestaré encantada. ¡Nos vemos en el próximo post! 😉

 


Autor invitado: María Salas de María Salas Moda Nupcial
María lleva 14 años dedicada profesionalmente a la moda nupcial

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