“Una vida juntos”, así es como Marina y Jordi definen su relación tras 14 años enamorados. Aunque se conocían desde pequeños no fue hasta los 15 años cuando comenzaron a verse como algo más y poco a poco se fueron haciendo inseparables.
Los novios
La pedida de mano tuvo lugar en un viaje de fin de semana que hicieron a Formentera, donde Jordi la sorprendió con un anillo precioso, un rosetón de brillantes muy especial. La fecha elegida para celebrar la boda fue el 20 de junio de 2015 y el lugar, Ibiza.
El vestido de novia que Marina escogió era de la diseñadora Rosa Clará, un sencillo modelo con escote barco y tela de chantilly, que acompañó con un velo con pedrería. “El toque perfecto lo dio el velo. De hecho lo único claro que tenía al ir a elegir vestido, era que quería llevar ese tipo de velo. No sabía si me iba a quedar bien, pero al verme me gustó y elegí un vestido que fuera acorde a ese look”, confiesa la novia que se quedó prendada de ese velo desde que lo vio.
El ramo de novia estaba compuesto por buganvilla, paniculata y rosas de pitiminí, en tonos rosas y fucsia. Además, Marina hizo dos réplicas de su ramo para sus dos mejores amigas que viven lejos de ella con una placa que decía: “no puedo decirte tan a menudo como me gustaría lo que te quiero, así que este es mi pequeño recordatorio”.
El maquillaje fue obra de Vanina Rodríguez, de Make up Studio Ibiza. Perfecto a la vez que natural y duradero, gracias a la técnica del aerógrafo para la base de maquillaje, ¡tuvo un acabado perfecto! Del peinado se encargó el Salón de Belleza Xianna, cuyas profesionales supieron captar la idea que Marina tenía desde el principio.
Jordi, por su parte, escogió un traje de novio de Julián Adrados, original y poco convencional ¡que le quedaba como un guante!
Como joyas, ambos llevaron las alianzas de boda, que guardarán para siempre con mucho cariño. “Las alianzas tienen una historia muy especial para nosotros, de hecho es uno de los detalles más bonitos de la boda bajo nuestro punto de vista”, cuentan los novios. Están hechas con el oro de las alianzas de los abuelos maternos de Marina y de joyas de los abuelos paternos de Jordi. Fue una manera de tenerlos presentes el día de la boda y para siempre en sus manos.
La ceremonia
La ceremonia fue en la iglesia de San Francisco, pequeña pero muy acogedora y situada en un lugar de ensueño, el parque natural de Ses Salines.
Las fotografías de cada momento son espectaculares gracias a Sr y Sra Smith, grandes profesionales que capturaron cada momento especial que vivió la pareja el día de su boda. “Unas imágenes nos valieron más que mil palabras y es que solo con ver sus trabajos, tuvimos un flechazo absoluto. Son unos profesionales que aman lo que hacen y derrochan originalidad. Gracias a ellos tendremos el mejor de los recuerdos y podremos retroceder en el tiempo para revivir cada instante, cada emoción y cada detalle”, cuentan Jordi y Marina.
La decoración fue muy especial, en la iglesia colocaron balas de paja y cestas con paniculata y espigas en tonos blanco y tierra, una pizarra donde se podía leer “hoy dos familias se convierten en una, elige un sitio y no un lado”. ¡Qué bonito!
El banquete
En el banquete, celebrado en Can Guillem, un lugar con esencia ibicenca, la decoración estaba compuesta por centros handmade con puntillas, buganvilla y paniculata. La mayoría de los objetos de decoración eran de la tienda Almacenes Aragón donde se pueden encontrar verdaderos tesoros para decorar.
De la cena se encargó Exclusive Catering, que según cuentan los novios se amoldaron a la perfección a todas sus peticiones y se mantuvieron siempre a su disposición. Como regalo para los invitados prepararon un recordatorio solidario que consistía en enviar en nombre de cada invitado pastillas potabilizadoras de agua a África gracias a Unicef. ¡Los invitados quedaron realmente sorprendidos con la iniciativa!
Además en cada mesa dejaron cartas escritas para cada invitado que vieron al llegar al banquete, ¡fue uno de los momentos más emotivos! Al igual que el regalo que los invitados les hicieron a los novios, ¡un flashmob en el que participaron casi todos!
En la fiesta, como apertura de ella, los novios bailaron la canción Don´t stop me now, de Queen, que a todo el mundo encantó. Y haciendo honor a la canción, no pararon hasta altas horas de la madrugada.
Así fue el gran día de Marina y Jordi y así lo recuerdan los protagonistas: “creemos que lo que lo hizo tremendamente especial es que fue una boda sin compromisos, donde todas las personas que había se alegraban tanto por nuestra felicidad como si de la suya propia se tratara. Ese amor que se respiraba fue mágico, fue precioso y sobre todo lo hizo inolvidable”.
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